Capítulo 4: El gran comedor

1K 94 1
                                    

— ¿Estas bien?

Draco se sentó al lado de Tom, con una expresión que no demostraba sentimiento alguno.

— Largo — Le ordenó a los que estaban en ese compartimento con ellos

Los estudiantes salieron corriendo, sintiendo terror por las represarías que podrían recibir de parte de Riddle si se quedaban.

— ¿Todo bien?

— Sí, seguro.

— Siento que no del todo. Sé que ya no nos odiamos, pero tampoco somos los grandes amigos; así que si estás aquí es porque nadie puede entenderte como yo. Es Potter, ¿verdad?

Draco bufó.

— Siempre tan presumido. Estoy aquí porque... me debes dulces.

— Bien, pero si quieres hablar...

— De nuevo, eres la última persona con la que lo hablaría.

— Okey, ya lo entendí.

No lo presionó más. Le compró dulces y lo entretuvo todo lo que pudo para que no pensara en el idiota de su novio. Tom siempre había estado enamorado de Draco, desde que eran niños. Cuando se dio cuenta de que el rubio estaba prendado de Potter, decidió que alejarse y pretender odiarlo era lo mejor, pero al verlo tan frágil, sabía que volvería a estar ahí para él.

Y así había sido. Había seguido visitandolo. Primero bajo excusas, del tipo "mis padres me pidieron que les trajera esta canasta de fruta" o "mis padres dicen que debo pasar más tiempo contigo". Luego se convirtió en un simple "Estoy aburrido" "No tengo nada mejor que hacer". No habían hecho mucho esas navidades. Solo jugar al quidditch snap explosivo para pasar el tiempo.

En el baile de navidad de los Malfoy ambos se escaparon y se pusieron ebrios tras unos arbustos del jardín. Tom estaba seguro de que se habían besado, pero Draco negaba que aquello hubiera pasado. Para ser honesto, no recordaba casi nada. Nada más que levantarse sobre la tierra ligeramente húmeda del jardín con un martillo golpeando contra su cráneo y una resaca monumental. Pero se había levantado con la sensación de los labios de Draco en los suyos. Había llegado a la conclusión de que lo había imaginado.

— Hey, ¿qué te parece si vamos a Hogmeade el primer fin de semana?

— Mmm, no lo sé. El hecho de que no me desagrade totalmente tu presencia, no...

— ...no significa que seamos amigos. Eso lo sé. Lo que no sabía es que te ibas a comportar tan insoportable. Sino, no te hubiera invitado para empezar.

— ¡Bien! Que dramático que eres.

Tom rió irónicamente.

— Mira quien habla.

꧁꧂

Las semanas siguieron pasando y la conexión entre Tom y Draco se volvió una amistad, mientras que Harry seguía sin acercarse al chico, dándole el espacio que le había pedido, aunque no le agradara verlo tan cerca de Tom y estaba preocupado después de un mes ¿y si Draco estaba planeando terminar con él? Suspiró sabiendo que no podría reprochárselo.

— ¿Estas bien?

— Sí, solo un poco distraído

— ¿Por cierto rubio? – Preguntó Neville con una leve sonrisa

— Sí, tengo miedo Neville, no debí haberlo ignorado como lo hice. Es obvio que me abandonará y se enamorará de Riddle y se casarán y tendrán hijos, dos perritos, un gato, y morirán juntos y serán enterrados en tumbas conjuntas y permanecerán únidos por toda la eternidad...

— Harry, respira – Dijo Neville sonriendo con diversión

Harry suspiró y sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa de disculpa. Desde el otro lado del comedor una mirada de desconfianza se posaba sobre ellos.

— Draco, les vas a abrir un hueco en la cabeza.

Draco pegó un respingo al oír una voz a su izquierda. Tom lo estaba mirando con una sonrisa. 

— ¿De qué estás hablando? – Preguntó fingiendo demencia

— Por favor, tu mirada no se ha despegado de la mesa de Gryffindor...

Draco cerró los ojos, avergonzado por ser atrapado.

— ¿Crees que alguien más lo notó?

— Solo medio Slytherin.

Draco soltó un quejido.

— Es solo que... Nada. Está bien.

— Sigues sin contarme tus cosas misteriosas.

— No es el lugar, ni el momento.

— Bueno, ¿qué sí puedes contarme en este lugar y momento?

— No lo sé... Bueno, ¿recuerdas la poción que estaban haciendo?

— Torpes. Sí.

— Siguen trabajando en ella. Al parecer su recreación era errónea y ahora solo se esfuerzan el doble.

— Como dije, torpes.

— Sí, Harry es un poco torpe. Pero es lindo, ¿sabes?

— No, para mí es torpe y ya está.

— Por supuesto que sí. No esperaba nada diferente de ti.

— Apúrate. Tenemos Encantamientos después de almuerzo. — Dijo Tom desordenando su cabello

Draco inhaló y exhaló profundamente antes de hablar.

— No vuelvas a hacer eso si tienes deseos de vivir.

— Bien, bien. — Cedió, riendo.

꧁꧂

— ¡Draco!

Harry regresaba de su entrenamiento de quidditch cuando encontró al rubio completamente dormido en su cama. Cubrió su boca con su mano en el momento en que se dio cuenta de que había hablado fuerte. ¿Cómo había entrado ahí?

Afortunadamente, el chico no se levantó. Harry lo observó. Fue lo único que hizo por largos minutos. Draco, dormido, en su cama. No, no era real. Debía ser un sueño. Harry sonrió. Definitivamente era un sueño. Sé sentó junto a la cama, sin molestarse en cambiarse el uniforme. Era un sueño, no importaba.

¿Le molestaría a Draco que lo observara dormir un poco más? Debería levantarlo. Intentó hacerlo, pero su cuerpo no se movió. Siguió observándolo. Al final no tuvo la voluntad para hacerlo. Draco se levantó por su cuenta, parpadeando lentamente.

— Harry, ¿dónde estoy?

Miró a su alrededor con cuidado.

— En un sueño. Estás en mi sueño.

— Mmm, ya veo. ¿Me invocaste?

Harry negó con la cabeza suavemente.

— Ya estabas aquí cuando entré.

— Ya veo.

Draco se sentó en la cama y lo observó críticamente de arriba para abajo.

— No, definitivamente no.

Harry sintió sus ropas deshacerse cómo si estuvieran hechas de agua. Cuando miró hacia abajo, tenía otras completamente diferentes. Estaba vistiendo un pijama azul con estrellas por todos lados.

— Mejor.

— ¿Esto significa que yo también puedo hacerle modificaciones a tu ropa? — Preguntó con una ceja alzada.

— No.

— ¿No?

— No.

— Bien.

— Bien.

ᴄᴀʟᴅᴇʀᴏꜱ ᴀʀᴅɪᴇɴᴛᴇꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora