Capítulo 8: Promesa

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— Draco... Draco...

Harry sacudió levemente a Draco para que se despertara, pero solo consiguió un gruñido y que se girara de lado.

— Draco...

— Harry, me dejaste exhausto, déjame descansar...

— Como quieras... pero te perderás la sorpresa que preparé...

Draco ni siquiera pareció haberlo escuchado.

— ...y el muggle de la tienda de al lado se está quitando la camisa...

Harry le tiró una almohada a Draco, cuando se sentó completamente despierto. Draco solo rio e intento besarlo, pero Harry lo esquivó, haciendo un puchero.

— Sabes que me levanté por tu sorpresa... Ningún muggle o mago se compara contigo, Harry

Finalmente, se dejó besar, lentamente.

— Ven conmigo

— Deja me pongo un poco de ropa

Cuando Draco estuvo listo, salieron de la tienda. Harry había hecho los hechizos pertinentes para que los muggles no se pudieran entrometer en todo lo que tenía preparado.

Obscuro — Susurró Harry apenas salieron

Una venda cubrió los ojos de Draco.

— Esto se acaba de poner bueno... — Murmuró

Draco sintió cómo lo guiaba y lo hacía subirse a algo que se notaba inestable.

— Harry...

— Tranquilo, te tengo

Aterrorizado por el repentino movimiento, Draco se sostuvo fuertemente de Harry, sentía como si estuviera en una escoba, pero el suelo se sentía suave, lo sabía porque estaba descalzo.

Finite

Draco podía ver nuevamente. No necesitó mucho tiempo para acostumbrarse a la luz, pues solo había unas cuantas velas y hadas flotando de un lugar a otro, pero incluso con la falta de claridad pudo ver que se encontraba en una especie de hermoso pantano, el agua oscura, pero cubierta de musgo de un hermoso color verde, algunos árboles igual de impresionantes y algunos nenúfares y flores de loto flotando por aquí y por allá. Era como si estuviera en un cráter y se encontrara en el fondo, si miraba arriba lo único que divisaba eran las estrellas.

Era bellísimo. Finalmente miró a Harry que estaba frente a él, hincado en una rodilla y se preguntó si se habría lastimado, pero las preocupaciones por su novio se esfumaron cuando vio que estaba flotando en una jodida alfombra mágica, ¡aquellas que estaban prohibidas en Gran Bretaña!

— Draco...

Pasada la impresión, Draco dirigió la mirada a Harry, que estaba muy serio. Sacó una cajita y la sostuvo frente a Draco.

— Draco Lucius Malfoy Black, desde que me enamoré perdidamente, supe que no habría un futuro sin ti, al menos no mío. Cuando estoy contigo es como si nada pudiera salir mal, me siento invencible, pero cuando te alejas es como si de repente una nube gris ocultara el sol que ilumina mi vida. Tu sonrisa, tu sarcasmo, tu arrogancia, tu elegancia, tu crueldad, amo todo de ti. Siento que me complementas. Es como si desde el día en que te conocí me hubiera sentido incompleto hasta el día en que me besaste; y como mi amortentia eres tú y mi boggart es perderte, quiero pedirte esta noche que... te cases conmigo

A mitad del discurso, los ojos de Draco habían empezado a acumular lágrimas que no se atrevía a dejar correr; pero cuando Harry finalizó y abrió la cajita (mostrando un anillo de oro con un rubí rojo) Draco casi se cae de la alfombra.

— Sí, Harry. Por supuesto que sí

Harry se levantó, con lágrimas brillando en sus ojos e insertó el anillo en el dedo anular de la mano derecha de Draco. Entonces, el rubio se abalanzó sobre él, en un tierno abrazo.

— Te amo, Harry

— Yo te amo más...

Harry extrajo otro anillo de su bolsillo y se lo pasó a su novio, quién lo insertó en su dedo anular. Se lo mostró ya puesto, era un anillo de plata con una esmeralda verde en medio. Cuando regresaron tuvieron graves problemas. Habían empezado una búsqueda por todo el país, porque los creían secuestrados; pero había valido la pena. Decidieron guardar el secreto y esperar el momento oportuno para revelarlo.

ᴄᴀʟᴅᴇʀᴏꜱ ᴀʀᴅɪᴇɴᴛᴇꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora