–Ella me odia y yo no soy del tipo que le ruega a la gente– masculló Mikhail con orgullo– Por más adecuada que me parezca, no confío en ella. Debo tener cuidado, esa mujer es una navaja de doble filo.–Aún no contestó a mi pregunta, señor– dijo Armand y Mikhail dejó de escribir. Dejó la pluma a un lado y recostó su ancha espalda de su silla. Guardó silencio por unos segundos y luego habló.
–Nunca he tenido la intención de casarme. Después de lo que le pasó a la reina no quise volver a ver la maldita cara de mi padre así que me uní a la armada como sabes. Me he hospedado en muchos pueblos, viajado en barcos por meses y debo admitir que esta chica...es la mujer más bella que he tenido el placer de ver en mi vida. Es fuerte, tiene espíritu....y esa mirada en sus ojos con la que me desafía cada vez que tiene la oportunidad despierta algo extraño en mí. Diciéndome que está presente y que no irá a ninguna parte. Sabe qué decir y cómo decirlo. Es muy distinta a cualquier otra mujer que haya visto. No le tiene miedo a nada, mucho menos a mí.
–¿Y eso no le gusta?
–Me inquieta no saber a quien estoy metiendo a mi cama. No sé cuáles son sus intenciones, no puedo descifrarla. No sabemos si es una espía de otra nación. Está demasiado preparada.
–¿No ha pensado que tal vez ella sea alguien como usted, alguien con ganas de cambiar el estatus de nuestra nación? – sugirió Armand– Sus intenciones no deben estar muy alejadas de las suyas, su majestad. Tenga presente que el padre de la señorita Aurora fue teniente del palacio real. Tiene sentido que haya querido criar a su hija acorde a las circunstancias. Una mujer fuerte con el poder de lidiar con lo que sea. Su padre, el rey Kendrick dejó muchos estragos en Ferona tras su muerte y mucho antes también. Temores de todo tipo han sucumbido nuestras tierras. Usted lo sabe mejor que nadie.
–Entonces, ¿dices que puedo confiar en ella?
–Sólo digo que le dé la oportunidad a la princesa de conocerlo bien. Quizás usted también pueda llevarse alguna sorpresa.
–No– dijo el príncipe con solidez– Es demasiado pronto.
–¿Y qué piensa hacer? Tengo el presentimiento de que le gusta que la princesa lo encare y le de amenazas a menudo. Está encaprichado y usted sabe que no hay tiempo para eso. Ella pasó las pruebas y pronto se hará el anuncio del casamiento a todo el reino. Hay demasiadas cosas por hacer. Necesita vincularse con ella, hablar de lo qué pasará de ahora en adelante.
–Lo tengo consciente– Mikhail volvió a tomar la pluma de metal y se incorporó correctamente en su silla– Hablaré con ella en cuanto tenga la oportunidad. No quiero que le mencionen absolutamente nada respecto a mañana. Es mi asunto ahora, la quiero lejos todo esto. ¿Quedó claro?
–Como ordene, su majestad– Armand hizo una leve reverencia con la cabeza y se levantó.
–Vete y cierra la puerta al salir.
Mikhail sabía que cuando Armand le hablaba de esa manera era porque necesitaba espabilarse de inmediato. "Vincularse". Era una palabra que definitivamente le traía problemas al príncipe. ¿Como se supone que haría tal cosa cuando se consideraba un hombre poco convencional? Era un príncipe, claro estaba. Pero no era un hombre afectivo ni romántico con las mujeres. Jamás se enamoró o tuvo algún compromiso serio con alguna doncella de alta sociedad. Es cierto que aveces buscaba llenar ese hambre sexual con alguna otra, pero no era algo frecuente. Tampoco algo que llenara algo dentro de él. Debía decidir si quería tratar a Aurora como a una reina o como a una esposa. Si hacía lo primero, entonces no había necesidad de "vincularse" tanto con ella, sólo hablarían lo necesario y ella obedecería cada regla y cada ley de Ferona de acuerdo a su puesto. Fingirían ser una pareja dichosa ante el consejo y luego cada uno regresaría a su habitación por separado sin ningún problema. Pero si escogía lo segundo...debía darse las libertad de bajar la guardia completamente ante ella. Dejarla entrar no era algo que estaba dispuesto hacer, pero sus acciones decían lo contrario. No estaba enamorado de ella, apenas habían pasado dos días de su llegada, pero sentía una fascinación fuerte hacia su persona. Le gustaban las mujeres con carácter, quizás demasiado. Y no podía negar que era terriblemente hermosa. Tal vez esa unión con la princesa terminaría arruinándolo por completo.
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Reino de sombra -Libro 1: Reinos Oscuros (COMPLETADO)
Teen FictionConvertirse en princesa en el reino de Ferona no es el típico cuento de hadas de cualquier chica. Es una completa pesadilla. Cada año todas las mujeres jóvenes y solteras del reino son seleccionadas al azar para participar en "la vista" donde escoge...