Capítulo 25: Una noche en el burdel

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–Si me llevas ahí adentro, te juro...

–Podríamos pasarla bien esta noche. Escuchar algunos gemidos de tu parte antes de dormir no estaría nada mal.

–Eres un...un...– murmuró ella sonrojándose– Un bruto– Mikhail soltó una carcajada.

–¿Un bruto? Eso es nuevo. Me han dicho cosas peores, pero aprecio el intento.

–Ah..¡ya bájame!

Luego de posarla en el suelo, Mikhail tomó a Aurora del codo y la arrastró adentro. De inmediato el ambiente cambió. El calor de la chimenea, el olor a comida y sudor los envolvió. Habían prostitutas por todas partes intentando engatusar a todo hombre que veían en frente. La música de una flauta y guitarra sonaban por todo lo alto, como si hubieran estado celebrando por semanas.

–No vamos a quedarnos aquí– respondió ella de mala manera.

–No hay nada más aquí, la decisión es tuya. ¿Frío, hambre y perros horcos o calor, comida y una cama?– preguntó él y Aurora bufó.–Pero si vas a quedarte cúbrete el cabello, en este punto ya todo el mundo debe saber quiénes somos y te aseguro que no seremos bien recibidos.

En una mesa, un grupo de hombres jugaban a las cartas apostando con dinero. Otros bebían y fumaban. Y a la izquierda tres mujeres se juntaron a mirar al príncipe con los rostros enrojecidos y sedientas por alguna caricia de su parte. Los hombres que visitaban ese tipo de lugares usualmente no eran atractivos. Era como el juguete nuevo para ellas. Una novedad.

–Bien– respondió Aurora a regañadientes. Miró a su derecha y tomó una bufanda roja de un perchero. A nadie le importaría, estaban demasiado ocupados. Se la puso en el cabello y Mikhail la tomó de la muñeca.

–Bienvenido, amable señor. ¿Está interesado en alguna de las chicas?– preguntó una mujer con una sonrisa. Parecía de unos cuarenta años, no era delgada pero se conservaba bien.

–Si, de echo– respondió él y Aurora lo miró entre confundida y sorprendida– Me gustaría pasar la noche con esta mujer– señaló Aurora y ella abrió los ojos– Me dijeron que era de las mejores.

–Estas demente– le susurró Aurora y Mikhail apretó su muñeca con algo de fuerza para que no hablara.

La señora observó a Aurora de pies a cabeza y de inmediato dudó.

–Lo siento, pero creo que le han dado la información incorrecta. Jamas he visto a esta mujer, soy la dueña de este local– se cruzó de brazos–Y conozco a todas mis chicas.

–Estoy seguro de que llegaremos a un acuerdo– Mikhail sacó una pequeña bolsa y se la tendió. La mujer la abrió y levantó las cejas al ver los diamantes en ella–Quisiera su mejor habitación, solo por esta noche.

–De acuerdo, síganme– respondió maliciosamente y se dio la vuelta dirigiéndose a las escaleras del segundo piso. Tomó unas llaves colgadas de la pared y abrió una puerta– Esta es la habitación estrella para nuestros clientes exclusivos. Está equipada con todo lo que necesitan. El baño ya está preparado, teníamos a alguien pero canceló a último minuto–los miró a ambos de pies a cabeza–Que pasen buenas noches.

–Gracias– contestó Aurora con una sonrisa agria y cerró la puerta. Soltó un suspiro cansado y vio a Mikhail sentarse en la cama. También parecía cansado. Ella no se movió, de repente la situación se tornó incómoda. Nunca habían pasado la noche juntos.

Mikhail se quitó el cinturón y recostó la espada de la pared, Justo al lado de la cama. Se levantó y caminó hacia ella.

–Iré a buscar comida. Si pasa algo, grita– ella asintió con la cabeza– Deberías bañarte, te resfriarás.

Reino de sombra -Libro 1: Reinos Oscuros (COMPLETADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora