Mikhail era grande y pesado. Se desvaneció completamente en los brazos de Aurora en cuestión de segundos. Estaba sumamente cansado y herido físicamente. Por un momento no supo que hacer, estaba confundida. Porqué haría o le diría algo así. No tenía ningún sentido para ella. Desde que llegó la única impresión que tuvo de él es que era un hombre hostil y frío. Pensaba que todo lo que el pueblo decía de él era verdad. Pero luego se puso a pensar más a fondo. ¿Porqué alguien que disfruta del dolor de alguien más se pondría en el lugar de otra persona para que no fuera lastimada? Además, esas chicas...se puso en sus lugares para que no fueran ejecutadas. Era estúpido, pero noble en muchas formas. Aurora lo miró y comenzó a preguntarse si la ignorante que no se daba cuenta de las cosas en realidad era ella.Lo levantó como pudo, casi a arrastras hacia la cama y lo recostó de lado para que las sábanas no tocaran su espalda. Cuando lo soltó aspiró aire de lo cansada que se puso, su cuerpo se había esforzado de sobremanera. Levantar a un hombre de ese tamaño se le haría difícil a cualquiera. Un sentimiento extraño surgió en ella de repente. Quizás era culpa, no estaba segura. Pero lo que sí sabía es que no podía dejarlo sufriendo así. No tenía corazón para eso sabiendo lo que hizo por ella. Era verdad que no entendía muchas cosas sobre el Príncipe y que seguía sintiendo cierto resentimiento al recordar a sus amigas y conocidas más cercanas fallecidas. El pueblo estaba en guerra y él por alguna extraña razón no daba la cara. Todo era un desastre, pero si algo había aprendido bien de su padre es que un favor con otro favor se paga.
Se permitió así misma tocarle la frente, estaba ardiendo en fiebre, si no curaba esas heridas pronto podría infectarse o algo peor. Fue al baño y rápidamente tomó toallas limpias, una vasija con agua tibia y hojas de una pequeña planta de caléndula para hacer un ungüento. Era la única planta que había en toda la habitación por suerte. Primero desplegó algo de la tela en sus heridas para limpiar la sangre, tuvo que volver varias veces para cambiar el agua. La fiebre no cedía así que se centró primero en eso. Luego de limpiar sus heridas y bajarle la fiebre, quería aplicarle el ungüento, pero sería difícil aun con la camisa puesta. En todo ese proceso habían pasado unas cuantas horas, tantas que pudo ver como el sol se ocultaba tras la ventana. Cerró las cortinas y encendió todas las velas para alumbrar la habitación. Se sentó a su lado en la cama y se armó de valor para sacarle la camisa. Se sentía muy extraña. Aún estaba dormido así que quería hacer el menor moviendo brusco posible. Sus mejillas se sonrojaron levemente al ver su perfecto torso que parecía moldeado a la mano de cualquier artista del momento. Mikhail era un hombre sumamente atractivo, quizás el único con el mejor porte que había visto, eso estaba claro. Pero al verlo dormir notó algo más en él. Le resultó un hombre totalmente distinto al que veía siempre. Parecía tranquilo y pacifico. Tal vez no tan cínico y malvado como todo el mundo creía.
Tomó con dos dedos el ungüento y se lo comenzó a poner delicadamente en la espalda. Las heridas se veían bastante mal. Quince latigazos, hasta ella misma se hubiera desmayado del dolor. Aguantó como todo un soldado, tenía que darle eso al menos.
Unos toques en la puerta la sorprendieron, era una de las sirvientas. El cual se sorprendió bastante al ver a Aurora curarle las heridas al Príncipe.
–Princesa, ¿qué hace aquí?– Aurora se levantó poniendo un dedo en sus labios para guardara silencio. La sirvienta cerró la puerta tras de ella.
– Solo intento ayudar, te pido que no digas nada. El consejo no puede saber que estoy aquí, eso sería otro castigo y él...– la sirvienta miró a Mikhail y de inmediato entendió. Soltó una leve sonrisa y asintió.
–No se preocupe, mi señora. Esto quedará entre nosotras– ambas hablaron por lo bajo– ¿Hay algo que pueda hacer por usted?
–Sí. Necesito vendas, agua caliente, toallas limpias, hilo y aguja. ¿Crees que puedas conseguirlo sin que nadie te vea?
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Reino de sombra -Libro 1: Reinos Oscuros (COMPLETADO)
JugendliteraturConvertirse en princesa en el reino de Ferona no es el típico cuento de hadas de cualquier chica. Es una completa pesadilla. Cada año todas las mujeres jóvenes y solteras del reino son seleccionadas al azar para participar en "la vista" donde escoge...