Capítulo 21: Las hermanas Dobrek

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–Igualmente, su alteza– contestó Val con una reverencia.

–¿Nos acompañas adentro?–preguntó Aurora.

–Por supuesto, las chicas estarán ansiosas de verte. Sobre todo Kersa– comentó Val mirándola solo a ella.

–De acuerdo– asintió, pero antes de que diera un paso más adelantante Mikhail la detuvo. Lo miró confundida y se sorprendió cuando sintió sus manos rodearle la espalda y debajo de las rodillas, cargándola en brazos como si se tratara de una simple pluma–¿Qué pasa?–susurró. Val se quedó de piedra, por un momento pensó que le haría daño.

–Hay lodo en el suelo, no quiero que te ensucies– Aurora lo miró fijamente rodeando su cuello con sus brazos dejando que la llevara.

–¿Ahora me proteges del lodo?

–No– contestó– Es un vestido caro– Aurora se rió. Había sido tan tonta aquella respuesta que no pudo evitar reírse. Con todo lo que habían hablado en el carruaje, esperó algo un poco más romántico.

Mientras se alejaban, Val caminó tras de ellos observándolos en silencio. No podía pensar en cómo Aurora podía reírse y tratar bien a un asesino. Simplemente no le cabía en la cabeza que le mostrara su lado vulnerable. Actuaba como ella misma estando con él. Como si no tuviera nada que temerle. Como si sintiera algo por él. Parecía enamorada. Lo atormentaba más que nada el solo pensar en ellos besándose, tocándose, haciéndose el amor el uno al otro. En un segundo visualizó esa escena y sacudió la cabeza con violencia para alejar aquellos pensamientos de su mente. Así no era como había querido que fueran las cosas y más sabiendo lo que sentía por ella. Ilkana le dijo que debía dejarla ir. El destino de Aurora ya estaba marcado. Pero aún así sentía la necesidad de rescatarla de esa pesadilla que pensaba que estaba viviendo. Tal vez estaba fingiendo para poder sobrevivir, para poder encajar. No estaba seguro. Verla sonreír de aquella manera tan despreocupada era desconcertante. Se veía feliz y no sabía porqué.

Llegaron a la puerta y Mikhail puso a Aurora en el suelo con cuidado. Vio la puerta frente a ella y contuvo el aire un segundo que pareció eterno. Tocó tres veces seguidas hasta que Ilkana le abrió. Abrió los ojos de par en par y se sostuvo del marco para no caerse. Era una chica alta, de cabello oscuro y ojos avellana. Muy delgada y no tenía tantos atributos como Aurora, pero se parecían bastante. Se tapó la boca sin saber qué decir en ese momento.

–¿Ya no abrazas a tu hermana?– dijo Aurora con lástima. Ilkana se le abalanzó encima y la abrazó con fuerza. Sus ojos mostraron mucha conmoción.

–Tonta–repuso– Me tenías preocupada. Ni siquiera escribiste, no supimos de ti durante un mes y medio.

–Lo sé, pero sabes que no podía escribirte. Han pasado demasiadas cosas...–dijo Aurora volteándose a ver a Mikhail. Ilkana levantó la mirada y se sonrojó al ver lo guapo que era. Se puso nerviosa al instante así que dio un paso atrás.

–Por favor, pasen. No se queden ahí– se hizo a un lado.

Ilkana era una chica reservada, bondadosa e incapaz de pensar mal de nadie. Lo cual era un problema para Aurora porque hacía a su hermana pecar de cierta ingenuidad. La responsabilidad de cuidar de la casa, de su padre y sus otras dos hermanas recaía en Ilkana. Ambas eran muy distintas en carácter, pero tenían un fuerte vínculo. La más fuerte de las demás era Erin. A pesar de su corta edad, era la más independiente. Con un hambre de aventura y conocimientos inigualables. Luego estaba Kersa, la menor de las cuatro. Su corazón optimista y noble podía dejar desarmado a cualquiera. Físicamente era la más parecida a Aurora.

Val, siendo el último en entrar cerró la puerta tras de sí y se mantuvo ajeno a la conversación. Con la mirada fija en la ancha espalda de Mikhail como si fuera una amenaza.

Reino de sombra -Libro 1: Reinos Oscuros (COMPLETADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora