Capítulo 8: Un castigo para un príncipe

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Odeya odió a Aurora desde el primer momento en que la vio. Pensaba que se creía perfecta y esa altanería que le demostraba a todos era repugnante para ella. El sentimiento era casi mutuo. Solo que para Aurora era más bien una cuestión de respeto. Si oficialmente era la princesa y futura esposa del príncipe debía mostrarle un poco más de decoro. No quería parecer demasiado airada, pero si se mostraba dócil era posible que la vieran como alguien débil sin la capacidad de imponer autoridad. Debía escoger entre una de las dos opciones y seguramente no sería la segunda. No tenía idea de lo que estaban hablando, pero estaba segura de que no hacía falta mencionar su nombre en la conversación para saber que se trataba de ella.

–Sabes perfectamente de lo que hablo– masculló Odeya hablando informalmente, mirándola con altanería–Era evidente lo que buscabas desde un principio, imagino que debes estar satisfecha.

–Señorita Odeya, por favor diríjase a la princesa con formalidad– impuso Armand ya que se consideraba una falta de respeto hablarle así a miembros de la corona. Odeya se mordió los dientes como un reflejo. Aurora seguía sin decir nada. Solo la observaba con seriedad.

–Ya no tengo nada más que decir– Odeya apartó forzosamente la mirada de Aurora– Si me disculpan, debo presentarme a la asamblea del consejo. Mi tío me espera.– dijo y luego se marchó.

Aurora miró a Armand quien parecía algo nervioso.

–¿Qué está sucediendo?– soltó Aurora.

–Mi señora, le aseguro que no tiene nada de qué preocuparse...

–Quiero la verdad– dijo ella y Armand calló– Todos en el palacio han estado hablando a mis espaldas toda la mañana y ahora esto– masculló refiriéndose a la escena de Odeya.

–Odeya es una mujer provocadora, no le gusta quedar en las sombras, mi señora. No le de tanta importancia a sus palabras.

–Pues sus palabras me parecieron un tanto agresivas para tratarse de un tema que no tiene importancia. Sabía muy bien de lo que hablaba– Aurora guardó silencio unos segundos y pensó–Esto tiene que ver con lo qué pasó ayer, ¿no es cierto? Por eso el príncipe no se reunió conmigo.

–Princesa, no puedo comentarle nada– a Armand parecía como si le faltara la respiración. Estaba comenzando a soltar lo que sabía.

–Entonces es cierto– concluyó– Alguien más está recibiendo algún castigo en mi lugar. Por eso todos me miran y hablan a mis espaldas– si Aurora estuviera en el lugar de la servidumbre y miembros del palacio seguramente también pensaría como Odeya. Se vería a sí misma como alguien egoísta y caprichosa– Tomaré responsabilidad, exijo inmediatamente que se me deje ver a esta persona.

–Lo lamento, pero no puedo acceder a su petición, mi señora.

–¿Por qué no? Es mi derecho. No puedo dejar que alguien más pague por mis errores, eso sería cruel y repugnante. Yo jamás decliné ese castigo en primer lugar.

–Mi señora, fue el príncipe quien dio la orden– reveló Armand. Aurora se enfureció y su desprecio por el príncipe creció aún más. Pensaba que estaba demente para terminar casándose con alguien tan cruel. ¿Cómo podía remplazarla con alguien más para recibir un castigo? Era algo totalmente sanguinario. Justo en el momento cuando pensaba qué tal vez podía darle la oportunidad de ver algo diferente en él por el significado de aquella espada, salía con algo tan bajo. Debía detener esto.

–¿Qué clase de persona van a creer que soy cuando todo Ferona se entere de este incidente? Seguramente estaré en la boca de todos por su culpa y no lo pienso permitir. Exijo ver al príncipe en este instante, señor Auguste.

Reino de sombra -Libro 1: Reinos Oscuros (COMPLETADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora