Cap 7

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María caminaba.
M: Ya basta! Por Dios! ( Comenzaba a llorar)
F:María! (La jalo de un brazo)
M Que quieres?! Déjame en paz!
F: María, María tu no te mereces esto.
Lo siento
M: ¿Y ahora me lo dices?¿ Después que ya me enamoraste, que nos casamos? Por qué? Por qué no me dijiste antes que, que ..
F: ¿Que te amo? Porque no me animé
M: ¿Que dices? No entiendo...
Federico la tomó con ambas manos en las mejillas y la beso intensamente.

Que te amo María, más de lo que te puedas imaginar

En ese momento no podia pensar. Oyó esas palabras y permaneció inmutable mientras Federico asaltaba su boca para devorarla como si se acabara el mundo. La abrazó y la aferró con fuerzas contra él.
Ella no correspondía porque todo pasó muy rápido.
Cuando cayó en cuenta subió sus brazos y se colgó de su cuello besándolo enérgicamente y haciendo que él perdiera el control.
Sus lenguas se movían con total sincronización, como si se pertenecieran una a la otra. Se besaban de un modo rápido, algo desesperados.
Hasta que María comenzó a lentificar el beso y abrió sus ojos.

M: Espera, espera Federico ...( Separándolo)
F: ¿Por qué? (Aún le seguía besando)
M: No, para... Por favor..
F: ¿Pero que pasa?
M: Que no, que no son así las cosas .. no puedes hacerme a un lado estas semanas, comportandote tan distante conmigo y luego, porque me veas con otro hombre, tus celos te hagan decir... cualquier cosa.
F: ¿Que estás diciendo? Eso no es verdad.
M: Claro que sí, ¿que va a pasar después? Me haces el amor y luego, te alejas de mi. Si ya lo hiciste en la noche de bodas.
Creí que esa vez había sido distinta, te noté cambiado hasta en la forma de mirarme.
Pero no...al otro día, lo mismo de siempre...y desde ahí no cambió en nada la situación.
F: María
M: Necesito ir a la casa
F: María (la tomaba de la barbilla) yo te amo, créeme.
M: Que más quisiera que creerte Federico, si era lo que más anhelaba. Pero tu actitud me hace sospechar muchas cosas...
F: ¿Que cosas?
M: Raquela por ejemplo...
F: ¿Que pasa con ella?
M: Dímelo tú
F: ¿Que te ha dicho?!
M: ¿Debería decirme algo?
F: No no..claro que no María, desde que estoy contigo no ha habido ninguna otra mujer.
M: Mira Federico, mejor llévame a la casa.
F: Ya, María..( la abrazó de atrás y sintió el perfume de su cabello) Créeme por favor. Si no te lo dije antes fue por miedo.
M: ¿Miedo?
F: Si, miedo a la desilusión, a la decepción.

María giro para verlo a los ojos...
M: ¿Decepción? Pero si sabes que yo te amo tanto Federico.
F: Ay mí vida lo sé...

Ese " mí vida" hizo desestabilizarla. Jamás se había dirigido a ella de esa manera
La besó nuevamente pero esta vez fue un beso suave, dulce. Ella correspondió a lo que inevitablemente la situación volvió a ponerse candente..

F: Perdóname María
M: Demuestrame lo que dices entonces.

Federico mientras besaba su cuello comenzó a desvestirla y el también lo hizo.
M: ¿Que haces?... estamos al aire libre.( Sonrio avergonzada)
F: No te preocupes ( siguió besándola dejándola en ropa interior mientras ella se cubría con ambas manos) el agua te va a tapar
M: No Federico ( miraba hacia todas las direcciones)
F: Ven (la tomó de la mano y la llevo al agua)
M: No... ¿que haces? Nos pueden ver

La abrazó y la levantó mientras la besaba.
F: Tranquila, ¿tu crees que yo dejaría que te vieran desnuda? ( Le susurró)
Ambos se sumergieron, no estaban lejos de una caída de agua. Le quitó la braga y el brasier mientras ella intentaba taparse. Se deshinibio cuando él deslizó suavemente uno de sus dedos en su centro e hizo que inclinara su cabeza hacia atrás.
M: Ah, Federico

La llevo contra una roca, le separó las piernas y le rozó su erección antes de empujarse salvajemente.
Un grito salió de su boca que estaba siendo devorada por los labios de ese hombre que la penetraba una y otra vez con vehemencia.
Ella flexiono sus rodillas apoyando sus talones en aquella piedra testigo de aquella mañana. Con una mano María lo abrazaba y con la otra le acariciaba la nuca hundiendo sus dedos.
Un pequeño salto les salpicaba mojandolos a ambos. Las gotas frías no les impedía amarse, ya que sus cuerpos estaban por de más de ardientes.
Federico veía a María sin dejar de admirar lo preciosa que estaba toda empapada con el cabello enmarañado.
Estaban completamente desnudos y descubiertos porque el agua les llegaba a las rodillas.

REMEMBRANZA (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora