ALIOTH
Por fin culmina el día de una tarde calurosa en Los Ángeles, y luego de tanto tiempo había coordinado un espacio para mis hermanos. Aquello de no hacer espontáneo lo que me apetecía, era lo que en los últimos años me absorbía, y lo risible de la fama.
Aquel día fui muy feliz, allí en las calles donde todo comenzó. Esa tarde estábamos en Angelo Books, donde acostumbraba a tocar sin presiones, sin prisas y sin contratos de por medio.
Sin estar al tanto que ese día todo quedaría lejos y sumido en oscuridad para mí. Ya no más shows, giras o grupo o familia.
Mi vida se detuvo.
O es lo que pensé, hasta que noté la morena de aquel día que emergió como una inmensa ola del mar, arrasó y demandó entre tanto curioso público. Ella tomó y atrajo por entero cada centímetro de mi atención.
Cuando puso su mirada en la mía, mi mundo cayó. Esa misma tarde me contuve de largar la guitarra y olvidar en que estaba actuando, casi lo vi sencillo de hacer; sin embargo, mi hermana Maia se las arregló para interrumpir mi fuga.
No pude hacer algo más, sino en reparar como Cande se alejaba cerrando la puerta tras de sí.
El día en que nos observamos fue el primero de muchas otras veces, y aún no consigo comprender del porqué la vida se empeña en reunirnos. Quizás es inevitable después de todo.
Insulto sin contenerme, ante el desliz de no mantener las distancias. Ella me vuelve un imprudente. Le rozo por impulso y a continuación su piel se eriza.
Se siente tan cálida, tan viva. Ello me pone colérico, tan solo porque no sé si algún día podré volver a concebir la tibieza en el cuerpo.
Aunque desde el comienzo la chica me da más de lo que puedo imaginar, o que transmite la dicha sensación de paz, y me digo a mí mismo que no me gusta. E incluso he intentado alejarme, sé que está lejos de ser sano.
Pues lo confirma el hecho de ahora, me abate verla tan diferente del humor que nos demuestra siempre.
Me desconsuela advertir en su persona, de una tan fuerte, desmoronarse así de fácil. Y únicamente hoy entiendo del porqué, continúa diciendo no creer verme a su alrededor o el aceptar ayudarme.
Candela no abandona su duelo y no por qué no quiera, aunque suene crudo, no se lo permite su propia madre.
Fue una pequeña tras la muerte de su padre e inconveniente Laura tras sus memorias la está dañando. Un daño de profundas cicatrices.
Sofoco un gruñido, últimamente es habitual en mí este sonido de irritación.
Al verla con Marlow todo empeoró, se prendió una llama que aún me acosa sin extinguirse.
Jamás tuve celoso, ni con las chicas que solía frecuentar o aquellas que fueron más formales. Ninguna me brindó estas nuevas sensaciones; con Cande las permito, y no sé a ciencia cierta que es, o si poner está bien ponerle un nombre, o llevarlo más allá de lo que ahora obtenemos entre uno y otro.
Nunca me he sentido así de abrumado ni con mi hermana Maia. E inclusive tampoco ante los chicos que se acercaron (incluyéndome) y aún asedian a Crux, pese a que ella es alguien muy importante para mí. Siendo hoy una amiga incondicional, junto con los demás miembros de Quasar.
Sin embargo, esta mujer de ojos tan perspicaces voltea el mundo desde el día que entonó tan mal él en vivo en la calle.
Sonrío apenas recordarle, (fue pésima); pues no necesitó más que solo dirigir su mirada y una fuerte, la que hoy no posee.
ESTÁS LEYENDO
QUASAR (Versión español) Parte 1
Novela JuvenilARGUMENTO En un vuelco tu espacio personal que tanto aprecias, cuál se está "seguro", suele condicionar. A veces, hasta puede volverte ciego e incluso escéptico. Como a Candela Long, que ve la ciencia tan legítima sin encontrarse hechos casuales en...