CAPÍTULO 3
Kevin suspira sobre el pulido mostrador, lo repite mientras rocía agua en la planta favorita de mamá.
Lo imito al resoplar, entretanto, observo el reloj de pared, las 9:00 pm.
—Una porquería o vienen en cardumen frikis o no viene ni uno; puff, y falta año luz... —Se burla de mi futura profesión, con una montada sonrisa de diablo en su cara—. Candela, no te molesta si coloco música cósmica.
Molesta arrugo la nariz, no llego a contestar porque enciende el audio, el rock a largo y ancho del local.
Faltando a hora de cierre, todo es un caos y decido no discutir e igualmente para no aburrirme emplearé los minutos en componer el desorden.
Durante el suceso de la tarde no hemos podido respirar, y ni siquiera Kevin ha hecho eso asqueroso que hace con la sustancia viscosa rosa dentro de su boca, no hubo tiempo.
Sin más, estiro la blusa blanca en algodón con el eslogan de Angelo books en pecho, y tomo algunos ejemplares dispersos, también hago malabares con una caja.
—No, no es necesario, eres tan amable. —Nada, nada por su parte—. Tú solo quédate. Iré a arreglar esto antes del cierre, no quiero sermones de mamá por la mañana.
Escucho un bufido y volteo los ojos sin esperar respuestas, avanzo hacia las estanterías del fondo, ahora encima el histérico es él.
Digo improperios, al tanto que tintinea el llamador contra la puerta anunciando la llegada de un cliente.
Río, ya que a mi espalda el platino rezonga por lo bajo; ya no comunica su clásico: "bienvenidos" o "hasta luego, vuelvan pronto a leer en Angelo books".
Más bien su pronunciación es semejante al ladrido de un Bulldog....
Poco a poco voy depositando cada uno de los libros, y media hora más tarde, estando en uno de los últimos estantes, ciño el cejo al cruzarse un pensamiento.
Algo anda mal. No escucho nada más que mi respiración y el pitido suave en oídos.
«Kevin. ¿Será que se ha quedado dormido?»
Gateo por encima del moquete hasta una esquina, y miro hacia el pasillo, ¡la recepción está vacía!
Intento ser sensata, hubo alguien en la entrada.
Vuelvo y compruebo con una buena vista hacia la caja y la puerta.
Esta quietud me asusta, porque el significado de ser silencioso, está vetado en el diccionario del pelo platino. Ello significa que ya no está pegado a su silla; sin embargo, no hallo nada fuera de sitio.
La expectación del ambiente es tal que comienza a darme calambres en el estómago.
—¿Kevin? Maldito infeliz salte de dónde estés. —No recibo ni un insulto de vuelta—. Esto está mal.
Me digo mientras muerdo el labio inferior y retrocedo en cuatro patas hasta cubrirme con el anaquel.
Actúo con sigilo y con un poco de confianza corro un par de libros, obteniendo una buena vista de la registradora.
¿Qué otros motivos tendrían si no es por dinero?
Empiezo a suponer cientos de otros escenarios, en cuanto espero que solo busquen llenar sus bolsillos con algunos dólares.
Antes de regresar a mi cabeza con espectáculos fatalistas en el cual incluyen a modo de víctimas al peliteñido y a mí, decido mantenerme positiva.
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QUASAR (Versión español) Parte 1
Genç KurguARGUMENTO En un vuelco tu espacio personal que tanto aprecias, cuál se está "seguro", suele condicionar. A veces, hasta puede volverte ciego e incluso escéptico. Como a Candela Long, que ve la ciencia tan legítima sin encontrarse hechos casuales en...