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FP estacionó en la casa de Alice, apagó el motor y miró por el espejo retrovisor, encontrándose a una Betty dormida en las piernas de su madre y a una Alice con lágrimas en las mejillas.

Alice seguía llorando mientras pasaba su mano por el cabello rubio de Betty, que no se dió cuenta que FP la estaba mirando por el espejo.

— Al, amor — estiró su mano para tocar su pierna — ¿Te ayudo a despertar a Betty? — no sabía que decir o hacer, pues ver a las dos rubias así de frágiles le partía el alma

— Descuidé a mi hija FP — alzó la mirada — y la dejé vivir con el monstruo de Hal

— No es tu culpa Alice, tú no sabías que era lo que pasaba

— No sé que hacer FP

— La vamos a ayudar, te lo prometo — bajó del auto y abrió la puerta del lado donde iba la rubia

— Betty, cariño — empezó a despertar a su hija menor — Betty, ya no tienes cinco o tres años para bajarte cargando, recuerda que no puedo hacer fuerzas

— No quiero mamá — dijo aún dormida

— ¿Puedo? — preguntó a su novia, haciendo énfasis de que el podía bajar a Betty, ella asintió y bajó del auto

— Betty, ya llegamos — habló suave para no asustarla. La rubia al ya no sentir el calor corporal de su madre despertó, puesto que también había escuchado la voz de FP

— Señor Jones — lo miró — perdón por lo que pasó

— No tienes que disculparte Betty — le dedicó una cálida sonrisa — ¿Te ayudo a bajar?

— No, así está bien — buscó sus cosas en el asiento

— Yo las bajo, no te preocupes — ofreció y ella le sonrió tímidamente

La rubia bajó y miró la casa de su madre con añoranza, después de todo aunque su mamá no estaba, había sido más feliz ahí que con Hal. Caminó hasta donde estaba Alice y la miró.

— Perdóname mamá, nunca quise que te sintieras mal por mi culpa — Alice la abrazó y FP contemplaba la escena — Que tú tuvieras una pareja era algo nuevo para mí y jamás pensé que fuera el papá de mi hermana y lo de tu embarazo fue demasido rápido, lo siento — lágrimas caían por sus mejillas

— Betty — la tomó del mentón le levantó la cara para que la mirara — no tienes que pedirme perdón de nada. Eres mi hija y debí de hablar contigo cuando empecé a salir con FP, pero tenía la cabeza en otro lado y sé que lo del bebé también fue sorpresivo pero yo lo quiero

— ¿Quieres más a Lu y al bebé por ser hijos del amor de tu vida? — su madre se quedó se perpleja — No me enojaré si me dices que si, porque no he sido la mejor hija

— Cariño — la voz le tamblaba ¿Cómo su hija podía pensar eso? — eres mi hija, mi bebé — le limpió las lágrimas — No quiero que pienses eso munca, yo quiero a Lu, al bebé — puso una mano en su vientre — y a ti por igual, jamás haría una diferencia entre mis hijos. No importa quién sea tu papá. A Juguead lo quiero a pesar de ser hijo de Gladys — soltó una risita y puso los ojos en blanco — Te amo, Elizabeth — la abrazó

Betty ya no supo que decir solo siguió llorando y siguió abrazada pro su mamá, no pasó mucho tiempo y se limpió las lágrimas. Alice caminó con su hija aún abrazada, no quería soltarla, sentía que si lo hacía podía perderla.

Dentro de la casa Lucrecia corría con el celular de Juguead y este trataba de quitárselo, pues su hermana estaba leyendo su conversación con Verónica.

Detrás de cámarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora