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Tres días después Alice y FP no supieron nada de Lucrecia, pues se había desaparecido de las redes sociales. La pareja le pidió el favor a Juguead y a Verónica que fueran a verla a su departamento.

— ¿Cómo por qué tenemos que venir a verla? Al que deberíamos ir a ver es a Sebastián, él es el que está con el corazón roto

— Juguead, es tu hermana — tocó el timbre

— ¿Y? Ella no me alimenta, Sebastián sí lo hacía

— Ni modo

— Agh — se cruzó de brazos — yo no quería venir

— Comportate — tocó el timbre

La pareja esperó paciente a qué la puerta fuera abierta. Al poco tiempo vieron a Lucrecia con una playera demasiado grande y el cabello recogido en un moño mal hecho.

— Hola — saludó la pelinegra

— Hola ¿Qué hacen aquí? — se talló los ojos

— Tu mamá y mi papá nos mandaron a ver si seguías viva. Es la una de la tarde y mira como andas

— Soy la mayor, no tienes por qué regañarme — se hizo a un lado para dejarlos pasar

El departamento estaba hecho un desastre y vieron que en la mesa del centro había dos cajas de pizza al igual que dos copas, cosa que se les hizo raro, porque solo estaba ella.

— ¿Estás con alguien? — preguntó Juguead

— No

— ¿Y ese cinturón?

— Déjalo ahí — le quitó el cinturón

— Engañaste a tu novio, a mi nadie me engaña y debe de estar en tu cuarto — caminó hasta la habitación de la castaña

— ¿Qué demonios le pasa a tu novio? Controlalo — le dijo a Verónica y se fueron detrás de Juguead — no hay nadie conmigo

— Se pudo ir más temprano

— Juggykins cálmate, estás muy alterado

— Estoy escribiendo, así que sí, si estoy alterado

— Adiós Juguead, fuera de mi habitación — lo empujó fuera y cerró la puerta para después ir a verlos a la sala

— ¿Tienes comida? — preguntó a su hermana

— Para ti no hay nada, estás invadiendo mi privacidad — caminó hasta el refrigerador — Verónica ¿Quieres pastel?

— Dios sí ¿De dónde es?

— De Pop

— Bien — tomó un plato, cuchillo y una cuchara

— Toma

— Gracias, tenía tiempo que quería de este pastel, pero no había tenido tiempo de ir a comprarlo

— Me lo trajeron anoche — sonrió

— ¿Quién?

— Ya cállate Juguead

— Esto sabe tan bien — dijo la pelinegra y todos la voltearon a ver 

La mayor del lugar les explicó lo que había pasado con las fotos que había estado subiendo y todo lo que pasó con Sebastián.

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Juguead y Verónica llegaron a la casa de los Jones. El pelinegro entró y vió a su madrastra en la sala revisando la tarea de Mädchen.

Detrás de cámarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora