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FP vió al joven una y otra vez, era imposible que fuera su hijo. Nunca tuvo otro hijo.

— FP ¿Qué está pasando?

— No lo sé Alice — miró a la castaña — Gladys, quiero me digas en este momento ¿Qué significa todo esto?

Necesitaba una explicación a la de ya y su ex se la daría quiera o no. Estaba desconcertado y frustrado al mismo tiempo, que levantó la voz cuando se dirigió a la mujer morena, asustando a Mädchen que comenzó a llorar al instante.

— Tranquila bebé, es papá — trató de calmar a su hija

— Perdóname mi vida — le dió un beso en su pequeña cabecita

Gladys se sintió incómoda ante la imágen de FP y su hija, pues le hizo recordar al bebé que perdió. Ya no sabía lo que estaba haciendo y tal vez, después de ese día FP terminaría odiandola mas de lo que ya lo hacía.

— FP necesito hablar contigo — interrumpió

— Si, solo espérame — le dió otro beso a su hija

— Me la voy a llevar adentro para darle de comer — miró a Gladys y a Juguead o Dylan, quién sea que fuera y le dió un beso a FP

— Si — acarició la espalda de su hija

— Estaremos aquí

— Te amo — le susurró

— Vamos, sentemenos, creo que será mejor — le indicó a Gladys y al joven que decía llamarse Dylan una banca que se encontraba en el jardín principal de la casa de la rubia

— Siéntate Dylan — dijo la castaña, pero él ya estaba sentado

— Tú también Gladys

— No, siéntate tú

— Dime una explicación que sea lógica — se llevó las manos mala cara en señal de frustración

— Tú estabas de viaje cunado di a luz a Juguead. Estaba sola no tenía ni idea de que no solo iba a ser un niño, si no dos. Son gemelos

— ¿Porqué rayos Nome lo dijiste?

— Estaba asustada y mi mamá me dijo que se llevaría a uno y que ella podría criarlo — las lágrimas invadieron sus ojos — Mi mamá tuvo a Dylan todo este tiempo y desde que murió hace 5 años yo me he encargado de él. Lo iba a ver siempre que podía, le llevaba dinero, lo indispensable

— ¿Porqué no me dijiste nada?

— Estaba asustada aún, no sabía cómo para empezar. Ya no puedo seguir haciéndome cargo de él FP, lo siento mucho, quiero que te quedes con él — se acercó al castaño — Perdóname, pero...

— Vas a abondonar a tu hijo otra vez

— Los quiero a los dos por igual, pero no soy una buena madre y mentalmente no estoy bien. Empezaré a buscar ayuda, pero no quiero que Dylan se quede solo

— ¿Y Juguead no te importa?

— Aunque me duela decirlo, Juguead te tiene a ti, Lucrecia, Veronica, Alice y la bebé, al igual que la niña rubia, pero Dylan no tiene a nadie más que a mí

— Claro... Y ahora yo vivo con la familia feliz de mi papá — rió sarcásticamente

— Dylan, tienes que quedarte con ellos

— Me tuviste solo con mi abuela y cuando murió se te hizo fácil mandarme a un internado a otro país para que nadie se enterara de que tienes otro hijo, que es demasiado problemático

Detrás de cámarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora