Detrás de cámaras

"51"

La castaña le dedicó una tímida sonrisa a la rubia. Alice se quitó de la puerta para dejarla pasar y soltó un suspiro cuando la ex de su esposo entró.

— Sígueme — fue lo único que dijo y caminó hasta la sala dónde estaba Betty con Juguead y Dylan

Gladys no sabía que era lo que hacía ahí, pero ya no podía irse o tal vez sí, pero Juguead y Dylan se enojarían.

Mientras seguía observaba la casa, era muy diferente a la de ella que tenía puros colores grises y la de Alice era de un color pastel, que le resultaba elegante. Llegó a la sala y vió a sus dos hijos juntos.

Alice se dió cuenta del nervisismo de la castaña al estar con sus dos hijos en la misma habitación y le dió una mirada reconfortante para que les hablara.

— Jug, Dylan — los dos apartaron la mirada del celular. Ella caminó hasta ellos — Los extrañé mucho — fue lo primero que salió de su boca, pues desde que había salido del psiquiátrico los había visto por separado — ¿Los puedo abrazar?

— Por supuesto — habló Juguead y se levantó del sofá para abrazar a su madre, segundos después lo hizo Dylan

La mujer rubia no podía negar que era una imagen bastante linda, aunque extraño que sucediera en su casa. Nunca le pasó por la cabeza que se sentaría a comer con Gladys civilizadamente,que la invitaría a su casa o que sus hijos vivirían con ella.

Gladys se sentía bien, de por fin tener a sus dos hijos en sus brazos. Se arrepentía de haberlos separado cuando nacieron, eran dos gotas de agua, el resultado del amor que ella tenía por FP.

Aún seguía sintiendose mal por no haber podido ser una buena mamá para Dylan y Juguead. No siquiera pudo cuidar a Lucrecia últimamente. Su último bebé lo había perdido y ni hablar de su hija que si alcanzó a nacer, pero murió horas después. Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos y antes de que sus hijos se separaran del abrazo, se limpió las lágrimas cómo pudo.

— ¿Se han portado bien? — les besó la cabeza

— La pregunta me ofende madre — Juguead rió

— He tenido que comportarme — dijo Dylan en medio de una risa

— ¿La escuela qué tal? — se sentó en medio de los dos

— Papá me inscribió a la misma que Forsythe y Elizabeth

— Me dices Elizabeth una vez más y vas a ver Dylan — la joven rubia habló y Alice la cayó

— Ven para acá Elizabeth — le hizo señas

— Acabo de decir que no me gusta que me digan Elizabeth y tú me dices así mamá — se levantó del sofá mientras seguía quejándose por su nombre

— Está hermoso tu nombre Betty — Alice le acarició el cabello

— Ay mamá

— Vamos a buscar a tu hermana, antes de que se nos escape por la ventana y se vaya de fiesta — rió — Para dejarlos hablar y ya luego bajamos a cenar

— Si conoces bien a tu hija, deberías de saber que ya no está — rió

Los gemelos Jones y Gladys no se dieron cuenta que las rubias se habían ido de la sala, pues estaban sumergidos en su conversación.

Betty y Alice subieron las escaleras hasta la habitación de Lucrecia, que la habían obligado a cancelar sus planes para cenar todos juntos. Las dos mujeres entraron en la habitación de Lucrecia y la vieron cepillandose el cabello.

— Hola — las miró a través del espejo

— ¿Qué decías Betty? — se puso las manos en la cintura