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La castaña regresó con Alice a la sala. Su mamá no le había dicho que su novio estaba ahí, así que verlo fue una sorpresa.

— Hola — alzó el ramo de rosas que llevaba 

— Ve cariño — dijo Alice

Lucrecia sonrió mientras caminaba hasta su novio que la esperaba con los brazos abiertos para darle un abrazo. Al llegar a él recibió las flores. Miró a donde estaban los tres adultos, la pelinegra y la rubia hablaban, mientras que su papá la miraba a ella pero disimulaba para que Alice no lo regañara. Al notar la mirada de su papá, jaló a Guzmán hasta las escaleras.

— Te extrañé — le dió un beso pero ella lo alejó

— ¿Porqué vienes a mi casa? — su novio se sorprendió por la reacción que estaba teniendo

— ¿Qué te pasa? — la tomó de los brazos sutilmente

— ¿Qué me pasa? ¿En serio? — puso los ojos en blanco — Te desapareciste una semana y me dejaste en visto — se cruzó de brazos esperando una explicación

— Lo siento, no debí haberte dejado en visto — ella arqueó una ceja dándole a entender que eso no era suficiente y que tenía que darle una buena excusa para creerle — Estaba en el rancho de mis abuelos, por eso no pude contestar, sabes que hay pésima señal allá

— ¿Quién me lo puede confirmar?

— Mis papás. Me tomaron por sorpresa de que nos íbamos y no pude avisarte, perdón

— Bien — asintió — estás perdonado — por fin sonrió — ¿Qué te trae por aquí?

— Quería verte — ella lo abrazó — ¿Quieres que salgamos a dar un paseo?

— La verdad no. Tuve una plática hace rato con mi mamá de ti

— ¿Ah si? — la tomó de la cintura — ¿Y qué te dijo mi suegra?

— Me preguntó porque no hacíamos oficial lo nuestro y le tuve que contar. Además no veo necesario hacer público algo que es más que obvio — se puso de puntitas y le dió un beso — ¿Me acompañas a buscar un florero?

— Si — ella lo tomó de la mano y lo llevó hasta la cocina, pasando frente a los adultos

Hermoine y Alice se reían de FP, que no apartó la mirada ni un segundo de Lucrecia y Guzmán. Las dos mujeres se reían, pero debían de entender que después de lo que pasó con su último novio era obvio que le sería difícil confiar en alguien, ya que tenía que le rompieran el corazón a su hija. Cuando su hija hubo su primer novio, sus celos eran muy fuertes, o sea su única hija con novio. No le gustaba esa idea. Después de eso bajó la guardia un poco. Lu tuvo más novios hasta que llegó David y le rompió el corazón. Ver a su hija llorando en su cama hasta altas horas de la noche lo hizo sentirse culpable de no haber cuidado a su hija de ese patán.

— ¿Qué es lo gracioso, señoras? — miró a las dos mujeres

— Nada amor

— Tus celos — lo miró a los ojos

— Vamos — miró al techo — De verdad créanme que la dejaron muy mal. Se me partía el corazón verla así. Con decirles que Juguead fue a buscar a David y lo golpeó. Mi niña se la pasaba encerrada en su habitación viendo tele, comiendo y llorando hasta altas horas de la madrugada

— Me pasó una vez con Verónica  y es horrible, porque quisieras quitarles ese dolor,  pero no puedes y eso te hace sentir impotente, pero bueno, nosotros también pasamos por lo mismo — se encogió de hombros

Detrás de cámarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora