Escapar.

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-¿aun sigues creyendo en los cuentos de hadas?, entramos al departamento.

-¿y tú aun sigues leyendo comics?, ella sonrió.

-Bueno, aun lo hago

-yo aún creo, un poco

Su departamento era grande, al inicio estaban unos sillones y una pantalla plasma, dos consolas de videojuegos, si entrabas más al fondo estaba una cocina espaciosa, dos recamaras y Un baño.

-veo que has estado viviendo bien, me senté en un sillón.

-así es, se encogió de hombros.

-eso me alegra amber….

-cuéntame, sonrió caminando hacia la cocina.

-¿Qué debería de contarte?, pregunte admirando su departamento.

-Como te fue después de que…, la interrumpí.

-¿después de que te fuiste?, asintió, -O bueno…-, me encogí de hombros.

-¿todo bien?

-Mis padres están en proceso de divorcio, mi hermana se ha ido de la casa y Bueno…yo sigo luchando por sacar buenas calificaciones en el instituto, ¿Cómo te ha ido a ti?

-Lamento lo de tus padres, musito, -también lo de tu hermana-

-No lamentes, no es tu culpa

-Bueno, después de que me fui…viví con sulli un tiempo, sonrió con tristeza, -Pero todo termino mal-

-No pediré que me cuentes si no quieres hacerlo Amber, vi un poco de tristeza en sus ojos.

-Gracias, musito.

-¿Qué tal los estudios?

-Todo bien, sonrió.

-Me alegro también por eso…

Platicamos un buen rato y cuando la noche cayo por completo me despedí de ella sin querer hacerlo en verdad, llegue a casa donde mis padres no estaban e hice lo mismo que hacia los demás días.

Pasaron 3 semanas con esta rutina, escuela, trabajo en el teatro, pasa un rato en la casa de Amber y regresar a casa. Estábamos a mitad de verano, camine como los demás días a casa, las luces estaba prendidas, eso solo significaba una cosa. Papa y mama estaban.

Entre sonriente a la casa y cuando estuve a punto de saludar con ánimos escuche un grito en la cocina, corrí para ver qué era lo que sucedía, Papa estaba golpeando a mama con dureza.

“Mi pequeño reino de en sueño se estaba destruyendo”.

Papa alzo la mano y corrí para detenerlo, lo único que obtuve fue que me aventara al suelo y me pateara como una cosa cualquiera, cada golpe que me daba, me hacía recordar cuando me llamaba “su pequeña reina” a mis 5 años de edad.

¿Qué es lo que se necesita para sentir que la vida no vale nada?, ¿te lo has preguntado alguna vez?, Si pensaste que era la pérdida del amor estas equivocado, es la pérdida del amor familiar.

En el instituto trataron de consolarme, pero nada serbia, Mi labio reventado era admirado por todos y cuando llegue al “Trabajo”, el director se puso histérico.

-¡Espero que sanes rápido!, me advirtió enfadado. Amber me miro preocupada.

-¿Qué sucedió?, pregunto.

-Mi padre, susurre.

Ni siquiera pude decir mis líneas bien, entonces fue cuando nuestro jefe estallo y me regaño. Afortunadamente Amber lo detuvo.

Mi Príncipe es una Chica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora