Prólogo

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Le digo que se está equivocando. -Grita el pobre pelinegro.

Aquellos dos hombres lo sostienen como si fuera un trapo, arrastrándolo hasta un auto negro.

¡Por favor su majestad! -Uno de los guardias exclama. Aunque se haya cambiado el color de cabello, le reconocemos perfectamente.

¡Exacto Lee, no somos tontos!

Si es que esos dos torpes hombres se dieran cuenta de la tontería que estaban haciendo.

Príncipe Equivocado | BINSANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora