𝐔𝐍𝐎

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《𝐋𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐮𝐞𝐥𝐞𝐧 𝐦𝐚́𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐮𝐧 𝐝𝐢𝐬𝐩𝐚𝐫𝐨》

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《𝐋𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐮𝐞𝐥𝐞𝐧 𝐦𝐚́𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐮𝐧 𝐝𝐢𝐬𝐩𝐚𝐫𝐨》

AL PISAR JAPON por primera vez fue tan gratificante, estaba a miles de kilómetros de mi país, y lo mejor de todo era que no vería a mis padres por un largo tiempo. En el aeropuerto, una señora mayor tenía una gran cartulina, mi nombre y primer apellido:— Emma Whyte.— Salude a la señora con un gran abrazo y me ayudo con las maletas.

Mi profesora de japonés escogió ella misma a mi familia adoptiva en el viaje, tardó un mes, pero lo consiguió. Lo único que sabía era que se apellidaba Chinen, nada más. Al montarnos en su coche entablamos una gran charla muy amistosa, era una mujer muy apuesta y simpática.

— Estoy tan emocionada de tener por fin una niña en casa, te lo pasarás estupendamente. Además te enseñaré todas las costumbres que tenemos aquí.

— Muchísimas gracias por acogerme en su casa Señora Chinen, llevo estudiando cuatro años para este momento, aún no me lo creo.— observé el paisaje desde la ventanilla.— Aprovecharé cada minuto.

— Oh si, cuando empieces a estudiar, mi hijo podría enseñarte la escuela. Así te ubicarías mejor.

Mi hijo.

— P-Perdón, ¿Podría repetir lo último?

Estaba sentada encima de mi maleta, escuchando los gritos del hijo que había nombrado antes la mujer. Supongo que el no sabía nada de mi alojamiento en su casa. Observe algunos cuadros en la pared, y se parecía tanto a la madre.

El chico salió de la sala de estar y me fulminó con la mirada, a lo que yo repetí su acción añadiendo una mueca de asco. Pude analizarlo un poco, se nota que es un chico muy orgulloso y con cara de pocos amigos, y llevaba puesto un uniforme que supongo que será del colegio.

La mujer me mostró mi cuarto, era igual como me lo había imaginado. Era preciosa, si pudiera compararla con algún anime, diría como la de Doraemon pero con paredes blancas y más grande.

— Estoy soñando, la habitación es preciosa.— le sonreí a la señora.— Muchísimas gracias.

— me devolvió la sonrisa.— En media hora estará la comida, por mientras explora la casa.— cerró la puerta lentamente.

Cuando la señora salió, sonreí maliciosamente, crují mis nudillos y salí a buscar al chico de antes. Justo delante de mi habitación había un gran pasillo y al fondo una puerta con un cartel que ponía:—Miya.— Abrí la puerta sin llamar y el chico estaba en el suelo tirado leyendo un manga.

— ¡QUE HACES AQUÍ! ¿En tu país no te enseñaron a llamar?

— Te lo advierto...— le señale con el dedo.— Que ni tu, ni nadie, pero nadie, me estropeará mi intercambio ¿Entendiste? Luché mucho para estar aquí, así que niño caprichoso de mamá, no me hagas la vida imposible.

— Aja.— se levantó del suelo y me empujó fuera de su habitación.— Ahora piérdete, mocosa.

Estuve todo el día hablando con mi profesora, explicándole la situación, no podría soportar a este chico un año entero. Acepto, pero tenía que volver a irme y esperar otro mes más hasta que solicitarán otra casa para estudiantes de intercambio; me tenía que quedar.

Llegó la hora de la cena y el chico y yo salimos de nuestras habitaciones al mismo tiempo, lo que rápidamente se convirtió en una competencia para ver quién llegaba primero al comedor. La comida transcurrió de manera animada y llena de risas, hasta que surgió el tema de los deportes.

— ¿Y hacías algún deporte en tu otro colegio?

— asentí con la cabeza.— Jugaba vóley, era la capitana y la libero del equipo.— me metí una trozo de carne en la boca.— Mi equipo perdió en el último partido.

— Estoy seguro que en la próxima ganareis.— respondió el Señor Chinen.

— Mi hijo, Miya.— un nombre muy curioso.— Hace skate, podría darte practicas.

No gracias, antes muerta.— respondí en ingles.

— ¿Ehm?— preguntó la madre, con una gran sonrisa.— Quisiera aprender inglés pronto.

— Miya entrelazo sus dedos.— Te traduzco, dijo que es muy patosa y no llegaría a mi nivel.—

— me atraganté con la comida.— Disculpe, ¿Puedo ir al baño?— dije con la voz entrecortada.

La señora mando a su Miya a indicarme el baño y cuando menos se lo esperaba, lo agarre de la capucha y lo tire al suelo, dejándolo boquiabierto.

— Te lo advertí.— me puse de cluquillas y lo agarré del cuello de su chaqueta.— Tu no eres nadie para que me humilles así, estoy segura que ni tus amigos te soport...

El chico me empujo con rabia haciendo que ahora fuera yo, quien estaba a sus pies.— Toque el ego del gran Rey.— subió las escaleras hacia su cuarto y se encerró, escuché como lanzaba cosas a la pared. Todo el fin de semana no le vi la cara, creo que me había pasado con mis palabras.

Estaba igual que el, me sentí mal, sentía otra vez esa sensación de estropear todo y pensé que al irme lejos de casa acabaría con mis heridas; pero me equivoque. Pasaba la cuchilla por mi piel y dejaba que la sangre se resbala poco a poco por mi cuerpo.

Cuando llevaba mi cesta de la ropa sucia a la lavandería, su puerta se abrió, haciéndome ver a un Miya agotado y despeinado. Al notar mi presencia, me miró de arriba a abajo, apartó su mirada de la mía y chasqueo la legua, no le agradaba verme ahí.

— No sabía que te afectaría tanto, no puedo controlar mis palabras... Perdón.— baje el tono al decir las últimas palabras.

— se rasco la nuca y ignoro mi disculpa.— Son las tres de la mañana ¿Que haces aún despierta?

Supongo que Miya es así, no tiene orgullo para aceptar mis disculpas. Ignore su pregunta como él hizo con mis disculpas y seguí con mi camino bajando las escaleras con una sonrisa en mis labios. Entre otra vez en mi cuarto y encima de mi cama había un botiquín médico.








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primer fanfic de un anime, estoy muy emocionada, estos últimos entre al mundo del anime y estoy muy agradecida por eso. Y bueno, quise hacer un libro dedicado a SK8 que es mi anime favorito por el momento, así que espero que lo disfruteis tanto como lo hice yo

𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃𝐖𝐈𝐃𝐄 || 𝐌𝐈𝐘𝐀 𝐂𝐇𝐈𝐍𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora