《¿Como que novia?》
CAMINABA DE VUELTA A CASA por los callejones de la ciudad, buscando una distracción en las pequeñas tiendas que encontraba en el camino. Tenía antojo de algún dulce y decidí entretenerme un rato antes de llegar a casa. Pero justo cuando doblaba una esquina, vi a unos chicos saliendo corriendo de un callejón estrecho. Uno de ellos casi se tropieza con... ¿¡El skate de Reki?! Y sí, ahí estaba el pelirrojo tirado en el suelo.
—¡Reki! ¿Qué te ha pasado? —pregunté preocupada, corriendo hacia él.
—¿____?
—Sí, imbécil, soy yo. —Lo miré con los ojos entrecerrados—. ¿Aquellos chicos te hicieron esto? ¿Quieres que llame a la policía? —saqué mi móvil del bolsillo, lista para marcar—. Dime, ¿qué hago?
—No hagas nada. —respondió con voz apagada—. Se siente bien.
—Tienes las fantasías más raras que he visto —dije, arqueando una ceja mientras me sentaba a su lado—. Siento no haber estado para ti antes, estuve castigada y...
Antes de que pudiera terminar, Reki empezó a sollozar. Cubrió su rostro con las manos, y verlo así me destrozaba el corazón. Pero, ¿qué podía hacer?
—Langa está igual que tú. —confesé suavemente—. Te extraña, Reki. Y sé que te estás sintiendo inferior a él, pero Langa no estaría donde está ahora si no fuera por ti.
Reki levantó la mirada, sus ojos ámbar brillando con una tristeza que me dolía ver. Me regaló una sonrisa débil, casi rota.
—Y si nadie te lo ha dicho antes... —dije, inclinándome hacia él—, gracias por existir.
El tono de llamada de mi móvil interrumpió nuestra conversación. Era Langa. Noté cómo la piel de Reki se erizaba al escuchar su nombre, pero lo que me dijeron por teléfono me dejó helada.
Colgué inmediatamente.
—Shadow está en el hospital.
—¿Qué? —preguntó Reki, su voz temblando.
Llegamos al hospital y nos quedamos en la puerta, ambos paralizados. Ni él ni yo queríamos entrar. Reki no quería ver a Shadow, y yo... yo no quería enfrentarme a Miya después de lo que pasó ayer.
—¿Qué te pasa ahora? —pregunté, rompiendo el silencio incómodo.
—Nada... vamos.
Subimos al ascensor, y el nerviosismo era palpable. La música de fondo solo empeoraba las cosas, y el "tilín" constante de cada piso nos hacía tensarnos más. Cuando finalmente llegamos a la última planta, las puertas se abrieron y vimos a Joe y Langa. Pero antes de que pudiera salir, las puertas se cerraron de golpe.
—¡¿Qué haces, Reki?!
—No quiero verle... no ahora. —dijo, sentándose en el suelo, agotado.
—No puedes cerrar la puerta así.
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𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃𝐖𝐈𝐃𝐄 || 𝐌𝐈𝐘𝐀 𝐂𝐇𝐈𝐍𝐄𝐍
Fanfiction¿Hay algo más doloroso que alejarse de quien te hace sonreír? Al llegar a Japón para un intercambio, nuestra protagonista conoce a Miya Chinen, su compañero de piso. Lo que comienza como una amistad pronto se convierte en algo más profundo, pero la...