𝐂𝐀𝐓𝐎𝐑𝐂𝐄

981 80 84
                                    

《Sentí como mi mundo caía》

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

《Sentí como mi mundo caía》

AMANECI ANIMADA Y ALEGRE, con la sensación de que podía hacer todo lo que quisiera. Mi corazón latía con fuerza al recordar lo de anoche: era la novia de Miya. ¡Su novia! No podía contener la emoción. Saltaba en mi habitación, sintiéndome una tonta, pero una tonta feliz. Una tonta con novio.

— ¡Deja de saltar y baja ya! Llegarás tarde —gritó mi madre desde la puerta.

— S-sí, bajo ahora —respondí rápidamente, intentando ocultar mi emoción.

Después de que cerrara la puerta, me relajé, recogí mis cosas y salí corriendo. Me deslicé por el pasamanos con agilidad y me despedí de todos.

— ¿No vas a desayunar? —preguntó mi madre sorprendida.

— He quedado con alguien —le respondí apresurada, dándole un abrazo a todos—. Os quiero, ¡adiós!

Aún no podía entenderlo. Yo, una chica fría, que nunca había creído en las relaciones... ¿Qué tenía ese chico que me gustaba tanto? Todo de él me atraía.

Caminé unos diez minutos hasta la casa de Miya, sin usar mi skate. Lo esperé un rato, y cuando apareció, me quedé observando cómo le quedaba de bien el uniforme. Nunca me había fijado tanto en esos detalles.

— Buenos días, Miya —dije con una sonrisa.

— Oh, hola —respondió de forma seca, empezando a caminar sin siquiera esperarme.

Me apuré a seguirle el paso, tratando de descifrar en qué pensaba.

— ¿Te encuentras bien?

— Me duele la cabeza —contestó sin mirarme.

— ¿Quieres que te traiga una manzanilla en la cafetería? —pregunté mientras buscaba algo de dinero en mi mochila.

— No quiero perder tiempo. Tenemos que presentar el proyecto. ¿Lo hiciste? —me miró de manera tan seria que sentí un escalofrío.

— E-el proyecto... —tartamudeé—. Hubo un problema...

Miya se detuvo en seco, cubriendo su rostro con las manos. Cuando las apartó, sus ojos estaban enrojecidos, como si hubiera llorado toda la noche. Intenté acercarme para consolarlo, pero apartó mi mano con brusquedad.

— No lo hagas —dijo con un tono frío.

— ¿Hacer qué? ¿Intentar consolarte? Entiendo que fue mi culpa, lo siento mucho. Pero ya está, aún tenemos media hora para buscar una solución —dije con desesperación.

𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃𝐖𝐈𝐃𝐄 || 𝐌𝐈𝐘𝐀 𝐂𝐇𝐈𝐍𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora