Corazón Violento

CAPÍTULO VI: BESOS A CAMBIO DE MUERTE.

Capitulo escrito por @VictorHugoNox y editado por @pyresofvaranasi

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CAPÍTULO VI: BESOS A CAMBIO DE MUERTE.

Severus no esperaba esa declaración. Estaba tan en control del chantaje a Helena y tan claro en su propósito de hacerla eficaz asesina, que creía manejar también sus emociones. Las dudas de la Ravenclaw eran naturales, si bien lo exasperaban. Nada que no se resolviera presionándola. Llantos y esas cosas eran situaciones inútiles que se superaban tarde o temprano.

Y, ¿era tan difícil? Snape creía que torturar a tipos que merecían morir podía ser una buena razón para hacerlo, incluso para alguien pacífico como la chica. Cualquier duda o emoción serían sobre la forma como Swan iba a cumplir.

Pero nada personal. O si lo había, servía al propósito. Severus consideraba que al final, la chica lo mataría para deshacerse de él. No estaría mal si lo disfrutaba. Así era seguro que la meta se cumpliría.

El profesor no se daba cuenta de su retorcimiento. Para él, ser amable era no burlarse del miedo de la alumna al torturar, no más. Pero, esto...

- ¿Qué quiere decir con "gustar"? –preguntó él, con emociones mezcladas.

-No me parece posible que el "profesor" Snape no sepa qué significa esa palabra –a Helena todavía le molestaba la corrección de hace días.

Snape ya se había percatado que Helena era esplendorosa, aun, o especialmente por, esta mezcla del dolor, el pesar y la rebeldía: El brillo de sus ojos, sus líneas curvas bien dibujadas; su color de desplegarse el mar; la viveza de su mirada reflejando cada emoción. Cuando sus ojos mostraban temor o asombro. Cuando se llenaban de lágrimas.

Helena lo traspasaba con su mirada azul, alcanzado lejanías de Snape. Éste notaba que la firmeza o insolencia de Helena titubeaba al declararle que le atraía. Se volvía vulnerable, pero no le daba miedo mostrarse así. Aunque le doliera, era sincera. Era muy diferente a él en ese sentido

-Tengo una respuesta –admitió Severus-. Pero tenemos esta práctica, la de atacarme, pendiente. Debemos concluirla.

Helena se negó, con aire dócil, pero cierta.

-Ya le dije que no lo atacaré, no hoy, luego de lo que he hecho –insistió-. Y no puede obligarme... Yo, yo...

Snape se mostró grave.

-No puede, porque dice que yo le gusto, ¿verdad?

Ella se cubrió una sien, cerrando los párpados, de los que corrieron dos lágrimas.

-No quiero que muera.... Eso es lo que pasa...

Sus lágrimas, de dolor y melancolía, parecieron llenar la vieja casa.

- ¿Por qué, Helena? –Severus susurró, como ante algo incomprensible- ¿Por qué dice que yo le gusto? ¿Cómo puede ser? Me conoce, como profesor, y ahora con lo que la obligo a hacer.

-Es contradictorio –ella se secó los ojos con una manga-. No me queda duda que lo es. Me ocurre que creo que usted no es tal como lo vemos o como quiere que lo veamos. No me pida los detalles. No es una declaración sentimental.

Severus volteó a una ventana.

-El problema, porque es un problema –afirmó-, es que yo no puedo, ni quiero tener sentimientos hacia nadie, que me aten a esta vida.