Capitulo escrito por @pyresofvaranasi y editado por @VictorHugoNox
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Helena sudaba frío en su habitación en la torre Ravenclaw, por lo que tuvo que echar agua en su rostro y respirar varias veces, antes de bajar a su castigo.
Había suspendido el TIMOs de pociones, no podía aprobar el año.
Se le complicaba, porque Alexa le había contado que Draco protestó ante Dumbledore, acusando a Helena de haber querido copiarle a él, en el examen.
Dumbledore dio por buena esa versión, pese a que una alumna defendió a Helena declarando que la verdad era la opuesta. Estaba sentada cerca y lo atestiguó.
Con todo en contra y al cabo de pensarlo mucho, Helena se repitió que no podía acusar a Draco por su actitud, sin que se le revirtiera a ella, porque el Slytherin era protegido.
Y al volver a casa, su padre iba a matarla, de seguro ya había sido informado por el director... Jamás había reprobado nada en su vida.
Sus estudios lo eran todo para ella, lo único que la mantenía a salvo; lejos de su mansión.
Lejos de su horrendo padre.
Lejos de aquella casa podrida y llena de dolor.
Si no aprobaba este estúpido examen, sus sueños se reducirían a la nada.
¿Pero, qué podía hacer? Era una insignificante alumna de quinto, pertenecía a la casa de las grandes eminencias, pero ni una sola idea venía a su mente... y es que era Snape.
No podía persuadirlo, él seguramente la echaría y sería peor.
No podía sobornarlo, ella no sabía nada de su vida privada, nada fuera de su terrible carácter y sus increíbles conocimientos.
No podía seducirlo, probablemente le lanzaría un avada.
No quería morir, pero ciertamente tampoco quería perder el año.
Alisó nuevamente la falda de su uniforme, antes de tocar suavemente la puerta del despacho del profesor.
Un suave pase se escuchó desde adentro, entonces ella entró hecha un manojo de nervios e ideas idiotas.
-Buenas tardes, profesor Snape- saludó, retorciendo sus dedos.
-Buenas tardes –gruñó él, que se levantó de su escritorio dejando ver toda su magnitud, era ciertamente muy alto e imponente-. Siéntese –llamó, señalando una silla.
Helena asintió, dejándose caer con lentitud.
-Como comprenderá, su problema está en mis manos, señorita Swan. Soy el único que puede hacer que pase a sexto año –empezó, posando las manos detrás de su espalda, su voz era hipnótica, más esta vez, Helena luchó por concentrarse.
-Lo sé –susurró, mirando sus ojos negros y estremeciéndose.
Snape hizo un silencio, dejándola consumirse de nerviosismo.
-¿Qué está dispuesta a hacer a cambio de un Extraordinario? -él lanzó el anzuelo con una sutileza magistral.
Helena alzó la mirada, atragantándose con su propia saliva.
¿A qué... se refería?
¿Acaso se trataba de una de las opciones que ella misma pensó por la mañana?
El Extraordinario era su derecho sin necesidad de hacer nada, pero dada la forma como había reprobado y las dudas arrojadas sobre ella por Malfoy, ciertamente ese derecho no existía.
No podía regresar a su casa. Sería el fin, verse indefensa por el resto de su vida.
Helena probó el sabor de su propia frase, con sus sugerencias fuera del reglamento:
-¡Lo que sea...! –se rindió, firmando directamente su sentencia de muerte.
-Eso pensé -siseó Snape, observándola como un león observa a una gacela antes de devorarla.
-Profesor Snape, no entiendo... ¿Qué quiere que yo...? -antes que pudiese seguir tartamudeando, el hombre la cortó en seco, acercándose peligrosamente hasta que sus alientos se mezclaron.
-Necesito que realices una tarea peligrosa, pero antes de poder decirla... Necesito que hagamos un Juramento Inquebrantable –siseó, y para aumentar la magnitud del hecho, descubrió su antebrazo, en donde lo cruzaba la Marca Tenebrosa.
Helena se quedó sin aliento. A sus cortos quince años era la segunda vez que veía ese tatuaje asqueroso.
La primera vez fue en el antebrazo de su madre, pocos meses antes de suicidarse, fue allí donde empezó el dolor en su pequeño hogar.
Acababa de descubrir que su profesor de pociones era un mortífago, el cual quería encomendarle una tarea para pasar el año.
Y de paso hacer un Juramento Inquebrantable.
La cabeza de la daba vueltas. Repasó sus opciones, pero...
Era eso o suspender.
Era eso o regresar con su padre.
Prefería morir.
-Lo haré –murmuró, descubriendo su delgado y pálido brazo.
-Muy bien -Snape susurró levantando su varita y apuntandole, Helena se estremeció de pánico cuando cruzaron sus antebrazos desnudos. El único que había tocado su piel había sido su padre, y solo para lastimarla.
-Juras no decir nada de la tarea que te encargaré y cumplirás con tu vida -sentenció Severus, perdido repentinamente en los ojos azules de su alumna.
En su frialdad, se coló una impresión. Nunca había visto unos ojos tan azules, ni los verdes de Lily llegaron nunca a ese nivel de brillo, los ojos de Helena parecían piedras preciosas.
Pero reprimió su reacción.
-Lo juro –murmuró ella, sintiendo como una fuerte energía los envolvía.
La soltó, y cubriéndose el antebrazo con la manga, dijo como si fuera lo más natural:
-Bien. Necesito que llegado el momento... me mates -Helena sintió que el aliento abandonaba su cuerpo, por segunda vez en la tarde.
Matarlo... estaba perdida.
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Corazón Violento
FanfictionCo-autoria que comparto con @ofiuco, espero la disfruten. .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.- La señora Astoryas había tenido una vida trágica. Llena de dolor y rota hasta la médula jamás imagino enamorarse. No es...