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"Yo no borro nada en mi vida... cada cosa, cada mínima cosa, me hizo lo que soy ahora. Las cosas buenas me han enseñado a amar la vida. Las cosas malas a saber vivir."


***


LENI 


Son casi las tres de la mañana, mi instinto me dice que es una buena hora para irme, ya he subido todas las bolsas a la camioneta y empiezo mi camino a una velocidad muy lenta, las calles están desiertas, cuando me acerco a el lugar, bajo el brillo de las luces, el camino ahora esta lleno de tierra y piedras.

Escucho que algunos perros ladran a lo lejos y poco a poco se van acercando. No sé porque me siento nerviosa pero a la vez feliz por la poca ayuda que les traje.

Subo las luces ya que no hay faros en las calles pero freno de golpe en cuanto veo a un hombre ponerse en mi camino. Tiene la cara cubierta con un pañuelo, solo tiene puesto un short rojo desgastado y no lleva zapatos. Lo miro fijamente y mi mirada va hasta su mano en donde sostiene un machete.

—¡Baje del carro con las manos en el aire, ahora!— 

Con manos temblorosas, hago lo que me pide, abro la puerta de la camioneta y bajo lentamente, pongo las manos en el aire. Él se acerca con pasos lentos, me mira detenidamente y yo hago lo mismo. Su piel es color canela, sus ojos grises y su cabello muy rizado, mide al menos 1.90, mi cabeza no llega ni a su hombro.

— ¿Qué esta haciendo aquí? ¿Qué quiere?— su voz es fuerte e intimidante. 

—Yo-o— balbuceo —vengo a ver a Esperanza—

—¿Esperanza?— repite. 

—Si, la pequeña de ojos azules, vive por esa calle— señalo hacia mi izquierda. 

Él mira el lugar que he señalado por varios segundos y después vuelve a mirarme, luce un poquito más relajado.

—¿Por qué viene a esta hora? ¿De donde conoce a Esperanza?— 

—La conocí hace unas horas— respondo con seguridad —le he traído algunos obsequios— 

—Déjeme verlos— camino hasta la parte trasera de la camioneta y levanto el plástico con el que cubrí todas las bolsas, saco mi celular para alumbrar con la lampara. En la pantalla puedo ver que tengo varios mensajes pero los ignoro.

—Es ropa, agua, comida, cosas básicas—lo miro, luce asombrado, puedo ver como pasa saliva, no puedo evitar ver sus labios. Están resecos, con un pequeño tono blanco y agrietados, me pongo de puntitas y tomo una botella de agua —ten— me mira, tiene los ojos muy abiertos. 

Duda un poco en tomarla pero finalmente lo hace, la lleva cerca de su oído y la abre lentamente, enseguida entiendo que quiere asegurarse de que la botella no ha sido abierta antes. Me mira y sin esperar más bebe el agua completa en un par de segundos. 

—¿Quién es usted?— 

—Leni, ¿y tu?— le sonrío. 

—Dion, la acompañaré con Esperanza, no puedo dejar que entre sola— asiento y subo a la camioneta. —¿subes?—

—No, iré caminando—

Suspiro, en verdad me ha dado miedo al principio pero entiendo que solo esta tratando de proteger a su comunidad. 

tenerte eternamente (NEUM II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora