ᴅɪᴇᴄɪꜱÉɪꜱ.

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Llegaron al amanecer, Jin jamás había estado en el campo y ver como el sol salía radiante tras unas montañas, fue una clase de bálsamo para su confundido corazón.

Caminaron por una pequeña parte de una pradera, todo era tan pacífico, olía a tierra húmeda, la frescura del lugar era incomparable.

Aquí vivían los abuelos de YoonGi. Cuando fallecieron, se la dejaron como herencia, pero por obvias razones él no podía venir, así que siempre mandaba a alguien a que le diera mantenimiento y cuidara de los animales. –Informó el pelinegro.

Jin no sabía esa parte de la historia, de hecho, habían muchas cosas que no sabía del hombre aún.

Hemos llegado desde hace una semana, estaremos aquí temporalmente. Con tu fuga, la policía moverá cielo y tierra hasta encontrarnos, ahora debemos irnos del país. –Seguía diciendo el mayor con duda.

Lamento causar tantos problemas. –Dijo arrepentido.

Pequeño, tenías que hacerlo, tú no perteneces a ellos. –Abrazó al peli rosa con cariño. —Estoy muy feliz que estés con nosotros de nuevo.

Jin sonrió devolviendo el abrazo y sintiendo su pecho llenarse de calidez, él también estaba feliz de regresar pero inconscientemente seguía pensando en el agente y lo que su huida causaría en su carrera, volvió a sentirse culpable.

Al entrar a la enorme casa, todo estaba en silencio pero algunos hombres se paseaban por la misma. Al ver a Jin, varios de ellos fueron a su encuentro y felices lo abrazaron, agradeciendo que el menor se encontrara bien.

Subió al segundo piso y en una de las habitaciones al fondo del pasillo, Kook le había dicho que se encontraba su rubio.

Ya no soportaba más así que corrió a su encuentro, sin tocar abrió la puerta y lo que vio lo dejó anonadado.

Si pensaba que el agente Kim tenía un cuerpo caliente, pues YoonGi era un digno rival.

Había salido de la ducha y se encontraba con el cuerpo deliciosamente mojado. Gotitas caían de su cabellera de oro pasando por sus pectorales y abdomen marcado hasta perderse en la toalla aferrada a su cadera.

Jin tragó, no sabía qué había hecho para poder disfrutar de semejante vista gracias a dos hombres que se habían colado en su mente.

Jin... -Susurró el de ojos marrones, incrédulo.

He vuelto. –Dijo el menor mientras entraba y se quedaba a unas cuantas pulgadas de distancia.

YoonGi lo miraba y con sus manos temblorosas acunó aquel rostro dulce, acariciando las mejillas llenitas y sonrojadas.

¿En verdad eres tú? –Preguntó al borde del llanto.

Sí... Soy yo, YoonGi-chi.

Jin no pudo más y se lanzó a abrazar al hombre con fuerza, seguía húmedo pero eso era lo de menos, sobre todo cuando aquellos brazos que conocía tan bien lo arrullaron en un abrazo de oso.

YoonGi temía que su lindo tesoro escapara de sus manos, lo abrazó tan fuerte que no podía controlarse, había tenido tanto miedo de perderlo. Lloró. Ocultó su rostro en el cuello del menor y lloró de felicidad. Diciendo entre sollozos que lo había extrañado muchísimo.

Entonces Jin supo que a pesar de haber lastimado al agente, había hecho lo correcto en escapar y volver a los brazos de su YoonGi.

↬ʙᴏʏ ᴍᴇᴇᴛꜱ ᴇᴠɪʟ♛ [ᴛᴀᴇᴊɪɴ || ʏᴏᴏɴᴊɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora