ꜱᴇɪꜱ.

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Despertó en una fría y oscura celda, estaba solo, le dolía hasta el alma, poco a poco su cerebro registró todo lo sucedido, ¿cuántas horas había pasado inconsciente? Lo desconocía, sólo anhelaba que sus compañeros y sobre todo, su líder, estuvieran bien, ya que para su pesar, un par de chicos que los cuidaban murieron en el enfrentamiento, algo que le dolió, pues él no quería perder a nadie.

Veo que estás despierto. –Dijo una voz grave, aunque no le importó, siguió acostado en esa cama de cemento, tratando de saber cómo saldría de ahí.

Escuchó que la celda fue abierta, pronto tenía a un muchacho apuesto frente a él, examinándolo, sabía que debía verse del asco, pues sentía su cara hinchada, además de los múltiples golpes que sentía en el resto de su cuerpo.

Lamento eso, pero de no ser así, te hubieses escapado. –Volvió a decir y el menor sólo cerró los ojos, no quería saber nada, se sentía en soledad de nuevo.

El azabache lo observaba, le daba pena ver el hermoso rostro del chico tan estropeado, pero sabía que con el tiempo se recuperaría, eso, si es que la sentencia no era de muerte, aunque lo que escuchó, no era muy alentador.

Suspiró, había logrado su objetivo, atrapar al chico, obtuvo el reconocimiento por ello, pero por alguna razón no se sentía satisfecho, realmente no quería que lo lastimaran, pero las cosas se salieron de control y el pez gordo huyó sin dejar rastros, por más que buscaban, no daban con el lugar donde se esconde el tipo, así que el muchachito había quedado desamparado y en prisión, no sabía que sería de él.



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Volvió a despertar varias horas después, su cuerpo se sentía pesado pero pudo sentarse, todo estaba en silencio, quizás ya era de noche, no lo sabía puesto a que no habían ventanas, estaba bajo una completa oscuridad, cosa que lo llenó de temor y las lágrimas se escapaban de sus ojitos, ¿qué haría ahora?, esa era la duda que lo carcomía, seguramente lo dejarán en prisión de por vida, maldecía su suerte, pero si no hubiese hecho lo que hizo, es seguro que ahora los dos estarían muertos, él no podía permitir aquello, no con la persona que lo sacó del hoyo en el que estaba.

YoonGi...

Susurró con dolor, sus sollozos eran callados por sus manos, no quería que escucharan su sufrimiento, sin embargo, un azabache que lo vigilaba, vio al niño llorar desconsolado, de ser una persona sin sentimientos por supuesto que no estaría así de herido, emocionalmente hablando, aunque eso no quitaba lo que es, un asesino.

¿Cómo apelar por él si tenía todo en su contra?




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La sentencia fue dictada: Pena de muerte para el convicto Kim SeokJin de 21 años de edad.

Así que a eso se reducía su vida, tan efímera como el viento...

Recordó a sus padres, su hermano, el día que su vida cambió, la sonrisa que YoonGi le regaló cuando le pidió unirse a él, cuando pisó esa mansión por primera vez y empezó a vivir bajo la protección de su rubio, recordó su cumpleaños número 15, el día que se dio cuenta que estaba enamorado del mayor, y desde entonces ha vivido para ser cada día más digno de él y de las exigencias de su trabajo.

Aunque si ha de vivir en soledad, prefiere estar muerto.



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¡No pueden matarlo! –Gritó el oficial enfurecido.

Estaban en una reunión donde se puso a discusión el destino del muchacho con cabello rosa.

Kim. –Lo llamó su jefe. —El chico es peligroso.

Lo era. –Corrigió. —Ahora que está solo no es capaz de lastimar a nadie.

¿Cómo estás seguro? Ese niño es un asesino experto, si te descuidas, acabará contigo y tu aquí como estúpido defendiéndolo. –Habló uno de sus compañeros.

Él no es así, fácilmente se ve eso en sus ojos. –Recordó la mirada perdida del muchacho estando en el juicio.

Kim, tú eres del departamento de investigación de Élite, no eres psicólogo, así que deja de especular. –Expresó HoSeok, cansado de la terquedad de su compañero.

Les propongo algo, en lugar de matarlo, utilicemos sus capacidades a nuestro favor, estoy seguro que será de ayuda, hasta hoy, no he conocido agente con la habilidad que tiene ese niño con las armas, según su historial.

El equipo pareció pensarlo, sonaba absurdo pero a la vez podría ser provechoso para el departamento de policías, además de que era muy joven, aún investigaban su vida pasada y cómo terminó en la mafia.

Hablaré con el juez de sentencia. –Comunicó el jefe de brigada. —Le mostraré la propuesta y los beneficios que puede traernos, será decisión de él si revoca la sentencia o no.

Con eso dio por finalizada la reunión y un atisbo de esperanza llenó el corazón del agente Kim, aún era posible salvar a su Gacelita.

↬ʙᴏʏ ᴍᴇᴇᴛꜱ ᴇᴠɪʟ♛ [ᴛᴀᴇᴊɪɴ || ʏᴏᴏɴᴊɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora