El camino hacia el campo había sido en silencio. JungKook abrazaba con fuerza al peli rosa que no había parado de llorar. Quería saber por qué sollozaba, mientras que Jin sentía la culpa torturarlo. Había traicionado la confianza que el agente había depositado sobre él. Pero es que no pertenecía a la policía. Por más que lo intentó, no se sentía a gusto en ese ambiente tan aparentemente correcto.
«Lo único correcto ahí era TaeHyung.» Le dijo su conciencia.
—Cálmate, pequeño. Pronto llegaremos y verás que YoonGi brincará de alegría al verte. Ha estado como loco planeando la forma de traerte de regreso. –Susurró sobre su cabello que empezaba a perder el color. —Debes retocarte el cabello, estás volviéndote rubio. –Bromeó.
—Quizás de rubio me veré más guapo. –Contestó con mejor humor al haber escuchado que su Chi sí lo había estado buscando.
—Dios... Incluso si te lo tiñes de púrpura te verías precioso. –Dijo fingiendo molestia. Jin que tenía su cabeza recostada en el hombro del pelinegro, alzó su vista con los ojos entrecerrados y una sonrisa pícara, le decían al mayor que su idea no era mala. —Ni lo pienses niño. Somos la mafia no un circo.
SeokJin lanzó una auténtica carcajada, su risa característica llenaba la camioneta y todos los demás observaban al extraño siendo mimado por su jefe, ese hombre implacable, era todo muy bizarro, aún desconfiaban de él pero al ver a su jefe tan cómodo, sonriendo ante la vista del peli rosa reír con soltura, hacía dudar a todos.
—Te lo dije. –Reprendió la rubia a un devastado agente. —Yo sabía que ese maldito se fugaría en la más mínima oportunidad.
TaeHyung se sentía herido. Un enorme agujero se abría en su corazón, observaba con furia las pertenencias del peli rosa, su grillete, ese aparato que los llevó a dar con sus cosas en el oeste, lugar totalmente opuesto a donde ellos habían hecho la redada.
— ¿Ahora por fin aceptarás que ese convicto no es más que escoria? –Seguía parloteando la mujer. —Debieron matarlo cuando su sentencia fue dictada, así nos habríamos librado de una mierda como él, imagínate, ahora seremos la burla porque un preso fue más listo que-
— ¡YA CÁLLATE, MALDITA SEA! –Gritó colérico.
La mujer guardó silencio y lo miraba como si le hubiese salido otra cabeza, todos en realidad.
TaeHyung nunca había perdido el control de sus emociones, pero el hecho de haber aceptado que ese niño le gustaba y peor aún, que lo había traicionado, había sido demasiado para su corazón crecientemente enamorado.
—Nuestro trabajo aquí está hecho. –Habló con rudeza. —Regresaremos a Seúl, daremos el informe y... –Suspiró. Y él esperaría pacientemente su castigo. Incluso podría ser acusado de complot. Jin no sabía la tormenta que había desatado. —Vuelvan a sus habitaciones. –Ordenó y él se fue a la propia.
Al entrar y ver aquella cama vacía, no pudo evitar derramar un par de lágrimas, pero eran de pura frustración, quiso creer que el menor recapacitaría, jamás se cruzó por su mente que se fugaría.
"No le gustaría saber lo que pienso" recordó que le dijo en el autobús, ahora entendía por qué. Jin había planeado todo con frialdad, sin importarle nada, sólo escapar. Esa había sido su misión y él, como un completo imbécil, le había dado todas las herramientas para que lograra su cometido.
Luego el beso, aquella dulce caricia que habían compartido, alborotó sus sentimientos y deseó nunca separarse de tan suaves belfos que le respondieron con el mismo deseo. ¿Qué había sido eso?, ¿no sintió nada?
"Lo siento mucho, agente Kim" fue lo último que escuchó de él, ¿por qué lo sentía?, ¿por escapar?, ¿por haberlo tomado por imbécil?, ¿por qué, por qué? Ahora dudaba que sus disculpas fueran sinceras.
—Pero te atraparé, Kim SeokJin. –Dijo en la oscuridad de la habitación, posando sus dedos sobre sus labios, aún sintiendo aquel delicioso sabor. —Y esta vez, me aseguraré que recibas lo que en verdad te mereces.
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↬ʙᴏʏ ᴍᴇᴇᴛꜱ ᴇᴠɪʟ♛ [ᴛᴀᴇᴊɪɴ || ʏᴏᴏɴᴊɪɴ]
Romance❝ Cuando SeokJin era un niño, vivió una bonita infancia junto a sus padres y hermano mayor, hasta el día de su cumpleaños número 10, estaban todos compartiendo un momento en familia hasta que, a causa de unos golpes fuertes a la puerta de su casa, é...