Octavo Capítulo

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Esta tarde pasa olvidar los conflictos de desayuno, la familia Sancoeur entera, fue al cine para disfrutar de la película más reciente en cartelera, está era una de comedia, y por primera vez, un ser humano pudo escuchar la risa de alegría de Nathalie, nadie había tenido esa oportunidad antes, eso quería decir que la mujer lo estaba pasando muy bien.

─Disculpe, si se va a reír tanto no debió venir a un cine─ bufo una voz desde la butaca trasera, Nathalie al instante cambio sus facciones alegres por unas serías y molestas

─Usted si se va a quejar no debió venir a un cine─ se gira viendo a un sonriente Bruce Wayne ─¿Que le parece tan gracioso?─ su enojo era más grande ahora que sabía de quién se trataba

─Señor Wayne─ intervino Patrick, su hermana lo fulmina con la mirada ─No juegue con fuego

─No veo fuego por ningún lado─ le lanza una mirada pícara a la fémina

─¿Estephania me permitirías?─ pidió la de lentes, su cuñada accede y le entrega un objeto ─Ahora lo ve─ Nathalie enciende el encendedor que Esteph le dio, mostrándole una delicada llama al magnate

Todos fueron hechados de la sala por culpa de Nathalie, incluso Bruce, no estaba permitido usar encendedores dentro del cine, la mayoría estaba enojado, pero Nathalie se sentía satisfecha, nadie la molesta sin consecuencias por ello.

─Le dije que no jugara─ suspiro Patrick melancólico por no saber el final de la película

─No creí que su hermana fuera tan decisiva─ la mira, está se cruza de brazos y desvía la mirada

─Ya que no podemos volver al cine, ¿vamos a merendar?─ sugirió Timmy

─Me parece una gran idea, y como en parte es mí culpa, yo invitó─ acotó Bruce sonriendo cariñosamente

Sin reproches todos fueron a la mejor cafetería que tenía la ciudad, cada quien podía pedir lo que le plazca, Estephania y Patrick solo pidieron un simple café, al igual que el billonario, por su parte los niños ordenaron una malteada de chocolate, con varios dulces, y finalmente estaba Nathalie, quien se ordenó una tarta de arándanos con un gran copete de crema batida, dos cubcakes también de arándanos, un budín, si obviamente de arándanos y un capuchino.

La ejecutiva comía alegremente, mientras era observada por su hermano y su jefe, ninguno de los dos esperaba que la teñida fuera tan amante de lo dulce y los arándanos.

─Fue mala idea decirle que podía pedir lo que quería─ susurro el Sancoeur

─No hay problema─ contesto su jefe ─Se la ve feliz. . .

El celular de Nathalie sonó en medio de su festín, la mujer sin percatarse que tenía su cara embarrada de la crema batida, contesto la video llamada que su jefe le estaba haciendo.

¿Nathalie tienes idea donde puedo encontrar las tijeras para cortar ceda?─ la fría voz de Gabriel Agreste entro en los tímpanos de todos, llamando la atención de los niños quienes sintieron la necesidad de conocer a quien sea que fuera el que llamaba a su tía

─Estan en el segundo cajón del lado derecho de mí escritorio─ respondió tranquila, pero al mismo tiempo con un tono de voz tan animado, que obligó a Gabriel a verla, ya que no prestaba atención a la llamada, ver a su asistente con sus mejillas manchadas de alimento, fue una escena que jamas pensó ver y que nunca se imagino que le causaría ternura

¿Interrumpí algo?─ pregunto sereno, eso trajo a la ejecutiva al mundo fuera de su fantasia de azúcar y se percató que no estaba presentable, acto seguido tomo una servilleta y limpio sus manchas

─No señor, solo merendaba─ detrás de ella dos cabecitas se asomaron para curiosear la llamada, que aunque parecía privada, se desarrollaba en medio de una cafetería

─¡¡¡Hola señor!!!─ grito Timmy alertando a la de lentes

─¿Es usted el novio de mí tía?─ pregunto Clara, eso sorprendió al diseñador

─Clara, comportarte─ la reto la nivea, la risa de Gabriel pronto penetró los tímpanos de todos, como una dulce melodía

No jovencita, mí nombre es Gabriel, y soy el jefe de Nathalie. . .lamentó haber molestado, fue un placer haberlos conocido, gracias por tu ayuda─ cuelga nervioso

─No vuelvan a hacer eso─ guarda su teléfono

Lo sentimos─ se disculparon ambos regresando a sus lugares

─Me agrada ese señor, ¡quiero que sea mí tío!─ exclamó Clara, Nathalie escupió el sorbo de capuchino que en ese momento tomaba, bañando a Bruce con el contenido quien estaba sentado frente a ella

─Por dios, basta─ toma unas servilletas, de fondo su hermano junto con su esposa ríen ─Lo siento señor Wayne, me sorprendí, no fue mí intención─ seca su abdomen con las servilletas, pero fue en vano, la camisa blanca de Bruce ya estaba de color marrón

─Tranquila, ya necesitaba cambiarla─ bromeo ─Debes controlar tus emociones, no puedes reaccionar así cada que la dulce Clara diga algo─ le sonríe a la niña

─Tiene razón, pero me toman tan de sorpresa que no puedo contenerme─ se cruza de brazos, su celular vuelve a sonar, un gran pánico la inunda, con miedo lo revisa y ve que era un mensaje de Adrien, ante eso suspira aliviada

─Tiene razón, pero me toman tan de sorpresa que no puedo contenerme─ se cruza de brazos, su celular vuelve a sonar, un gran pánico la inunda, con miedo lo revisa y ve que era un mensaje de Adrien, ante eso suspira aliviada

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─¿Se molestó?─ pregunto Patrick con algo de temor, la cara de su hermana lucía aterrada

─No~No.

─¿Entonces?─ cuestionó

─No es nada que te interese─ contesta afirmativamente y guarda el celular ─Permitame reponer su camisa─ continua su charla con Bruce

─Nathalie fue un accidente─ dijo tranquilo, restándole importancia a la prenda

─Por favor, solo debo hacer una llamada, dispongo de unidades de prendas 'Gabriel' ilimitadas.

─Si de verdad quieres compensarme, mejor que darme una camisa nueva de la marca de tu jefe, preferiría invitarte a cenar y que aceptes─ soltó galán

─Pe~Pero.

─Sin peros, esa es mí oferta.

─Acepta tia─ intervino Clara ─El señor Wayne también me agrada

─¿Tu de que lado estas?─ cuestionó Timmy

─Estoy del lado de mí tía, quiero que la hagan feliz, mírala, parece una princesa, merece su príncipe.

Las mejillas de la ejecutiva se tornaron rojas ante ese comentario, luego desvió la mirada y pensó en la propuesta, que podía perder diciendo que si, después de todo estaba de vacaciones y podía hacer lo que le plazca.

─Esta bien, aceptó─ soltó sin verlo

─Bueno─ se levanta ─Pasare por ti mañana a las ocho, ¿estás de acuerdo?

─Si.

─Los veo luego entonces, iré a despejar mí agenda─ le hace un gesto a la mesera y se retira

Los Sancoeur se quedaron unos minutos más en la cafetería y luego regresaron al penthouse, durante todo el trayecto Nathalie estuvo en silenció, ya se arrepentía de haber aceptado.

Miraculous: Aventura en New YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora