Cuadragesimo Segundo Capítulo

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Nathalie despertó temprano cómo es su costumbre, extrañaba el peso a su lado en la gigantesca cama king side, con desgano se levantó, fue al cuarto de baño, tomo una ducha rápida, salió, se adentró en el vestidor, miro la ropa que su novio había dejado, en ese momento maldecía haberle enseñado como preparar una maleta de forma rápida y ordenada, si no hubiera compartido su secreto el la habría despertado y se podrían haber despedido, después de pensar eso, tomo una blusa color roja, unos pantalones negros y unos zapatos de taco alto, si, también rojos, regresando a la cama, extendió las sábanas, con sus manos borro las arrugas, tomo sus lentes y salió al exterior para comenzar con su día.

Cómo todas las mañanas desde hace seis años, la mujer tenía como rutina primordial ir hasta la habitación del menor de la casa y despertarlo, hoy, no sabe porque, antes de golpear, entro directamente sin avisar, encontrándose del otro lado a Adrien durmiendo muy abrazado con Marinette la cual descansaba sobre su pecho, para su suerte, ambos estaban vestidos.

─¡Pero que es todo esto!─ grito con fuerza, ambos saltaron de la cama viéndola parada en la entrada

─Nathalie puedo explicarlo─ hablo el chico muy nervioso

─No me vas a explicar nada─ bufo ─Y tu vuelve antes de que tus padres se enteren y les de un ataque─ la chica se transformó y salió con mucha velocidad por la ventana, el rubio fue hasta ella, la cerro y se quedó de espaldas a la mujer

─Tu y papá son novios y duermen juntos, ¿que hay de malo?─ se quejo sin mirarla

─Nosotros somos adultos y responsables─ replicó ruborizada ─Ustes son jóvenes, no hay necesidad de que adelanten pasos. . .

─Solo dormiamos─ se gira

─A espaldas de todos nosotros─ se quejo ─Tu padre y yo sabemos de sus poderes, ¿pero que hay de los padres de Marinette, si se levantan y no la encuentran crees que lo tomarán bien?

─Si ustedes no fueran tan duros podríamos hacer todo como corresponde─ se sienta en la cama ─¿Tan difícil es entender que no queremos separarnos?

─Te entiendo─ se sienta a su lado ─Creeme. . .pero tu debes entender que ambos son adolescentes y que cada quien se tiene que quedar en su casa

─No es justo.

─Si lo es, cuando sean más adultos, podrán vivir juntos, formar su familia y nadie se interpondrá─ se levanta ─Mientras tanto, hay que ir a la escuela y comportarse como un adolescente

─Bien─ se levanta y se encamina al baño

─En doce a desayunar o llegaremos tarde.

─Si capitana─ bufo desde el baño

La mujer salió decidiendo ignorar eso último, cuando se trataba de Marinette el chico se volvía insufrible, y muy malhumorado, y ella no tenía ganas de discutir hoy, por alguna extraña razón se sentía extremadamente cansada, de seguro hoy sería otro día caluroso.

Mientras tanto del otro lado del país, Gabriel dibujaba en un cuaderno sentado de bajo de un árbol, tomaba whisky y de vez en cuando supervisaba como los trabajadores instalaban el servicio de banda ancha en toda la casa.

─¿Limonada?─ musitó la castaña sentándose en el sillón que estaba a un lado de Gabriel

─Odio la limonada─ replicó sin mirarla ─¿Ya lo olvidaste?

─Tantos años que debo admitir que si─ deja los vasos sobre la mesa

Los dos se quedan en silencio, Gabriel continúa con su trabajo, las horas pasaron rápido, a media mañana Brisa se acercó a comentar que los trabajadores terminaron, y que el almuerzo estaba listo.

Miraculous: Aventura en New YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora