Miraculous: Aventura en New York

Vigésimo Séptimo Capítulo

El Wayne Aire Force, aterrizó en el aeropuerto de las afueras de París, el avión era demasiado grande para aterrizar en el aeropuerto principal, luego de eso Bruce fue trasladado en vehículo hasta el Le Grand París, donde se hospedaria y pasaría toda su estadía en la ciudad; por otro lado Tomoe llegaba a la mansión Agreste para recoger a Gabriel, el millonario vestía completamente de negro y emanaba un aura de disconformidad absoluta.

El auto salió del predio de la mansión, y como sucedió más temprano, al salir este, entro el vehículo personal de la mansión, Adrien bajo siendo ayudado por Gorilla, la mujer automáticamente salió desde detrás de la ventana y ayudo también al joven, quien apestaba a alcohol.

─Hola mujer bonita, ¿que hace en mí casa?─ pregunto viendo a su asistente ─Tenga cuidado con Nathalie, ella es la única mujer que está casa puede tener─ le da hipo

La de lentes no podía creer el estado en el que el chico se digno a venir, con muchísima difícultad lo subió a su habitación, entro con el al baño, lo sentó en la ducha y abrió el agua fría, cuando el modelo se empapó por completo y comenzó a sentir frío, regreso al mundo real.

─¡Nathalie!, ¿estás loca?, me puedo resfriar─ bufo, temblando

─Cambiate, y luego tendremos una larga conversación─ sale del baño

Adrien hace caso, se quita la ropa, seca su cuerpo, toma su pijama, se la coloca y sale al exterior, ahí ve como su fiel asistente se encontraba parada mirando por la ventana, admiraba la luna, la cual hoy estaba llena y se veía más preciosa que nunca.

─Dijiste que podía confiar en ti─ se gira ─Tienes suerte de que tu padre no esté o habría sido un escándalo─ el chico cruza la habitación y se sienta en su cama

─Pense que era un juego inocente, pero perdí, y me retaron a beber, me negué pero me empezaron a llamar gallina y no quise quedar como un tonto─ suspira, ella se acerca

─¿Por qué crees que te advertí que tengas cuidado?─ toma el puente de su nariz ─Alguna vez también tuve tu edad Adrien, se lo que significan las fiestas adolescentes, y también se lo que significa ir a una por primera vez

─¿También te emborrachaste?─ replicó ─Me pesa la cabeza. . .

─Es normal─ le hace una seña para que se recueste ─Y si, me emborrache también─ acotó, el joven sonrió

─Me gusta saber sobre ti, ¿dime qué hiciste?, también bailaste sin control y fuiste el hazme reír del lugar.

─Espero no hayan fotos tuyas o estamos en problemas─ el niega ─Y respondiendo, no hice el ridículo, pero si me anime a besar al chico que me gustaba

─¿Te correspondió?.

─Si─ un recuerdo viene a su mente, que la obliga a sonreír

─¿El era especial?.

─Muy, fue mí primer amor.

─¿Que paso con el?.

─Tenia novia─ dice tratando de ser lo más seria que podía

─¿Y aún así lo besaste?.

─No fui yo, fue el alcohol─ alza sus hombros levemente

─¿Entonces uno puede hacer lo que quiere estando borracho?.

─No exactamente, en mí caso fue un beso, que no debió pasar y que al otro dia se podía fingir como que jamás sucedió.

─¿El no volvió a hablar de eso?.

─No─ desvía la mirada

─¿Te sentiste mal por eso?.

─Demasiadas preguntas─ se levanta

─Espera, ayudame a entender─ ella lo mira ─Tambien quise besar a alguien está noche. . .

─¿Y?. . .

─No lo hice, aún tenía control de mi─ desvía su mirada ─Llevo tiempo queriendo hablar contigo, pero no encuentro el momento─ ella se sienta ─¿Cómo sabes que realmente estás enamorado de alguien?

─Solo lo sabes.

─¿Así sin más?.

─Bueno, no soy una experta, pero tu debes saber cuándo esa persona es especial.

─¿Y si hay más de una?.

─Es complicado. . .

─Creo que acabo de darme cuenta que no siento nada por Kagami─ confesó

─¿Y entonces quien te abruma?─ el la mira sin decir nada ─Creo que se quién es, y estoy mejor con ella que con Kagami─ desvía la mirada

─¿Cómo puedes saberlo si ni siquiera dije algo?.

─Adrien soy tu asistente, controlo tu agenda, tus relaciones y tus tiempos, además te conozco.

─¿Por qué no dijiste algo entonces?.

─¿Que pretendes que diga?.

─Algo.

─Adrien, por más que me de cuenta que tienes cierta afinidad con alguien, no puedo guiarte, ya suficiente me entrometo en tu vida como para aún decirte a quien debes querer.

─Pero Kagami no te agrada─ replicó astuto

─No. . .

─¿Y Marinette si?.

─Es alguien curiosa. . .me re cuerda a mí cuando era joven.

─¿Tambien decías incoherencias y eras sumamente torpe?.

─No era torpe y si decía cosas sin sentido, pero debes entender que una chica no dice tonterías enfrente de cualquiera.

─¿Cómo es eso?.

─Adrien, creo que a Marinette le gustas─ sentenció

─¿Cómo podría ser eso posible?, somos buenos amigos y ella está con Luka.

─¿Cómo puedes decir eso después de querer intentar besarla?.

El rubio se quedó estático, su asistente lo puso en jaque, de prontro los colores le subieron a la cabeza y se puso rojo, era tanta la pena que se cubrió entero con las frazadas.

─Te diré un pequeño concejo, no juegues con sus sentimientos, romperas su corazón fácil─ el baja las sábanas ─Si ella está con otro chico como dices lo hace únicamente para olvidarte

─¿Por qué no me lo dijo entonces?.

─No es nada fácil para una chica confesarse al chico que le gusta. . . además─ se levanta y le da la espalda ─Ya intento demostrarte sus sentimientos

─¿Cómo sabes eso?.

─Tal vez me odies si te lo digo.

─No podría hacer eso nunca, dímelo.

La de negro camina hasta un mueble, abre sus puertas y de el saca una prenda, regresa hasta el chico y se la entrega.

─La bufanda no fue un regalo de tu padre. . .e~el olvidó decirme que compre un regalo para ti y no previne que el esperaría que yo compré uno sin que el lo haga, asique cuando ella me dio esto para ti, yo─ su voz se vuelve temblorosa ─Yo en vez de entregarlo en su nombre lo hice a nombre de tu padre

─Yo la use, y Marinette elogió el buen gusto de mí padre, ¿por qué lo hizo si sabía que era su propia bufanda?.

─Por lo que venimos platicando, seguro le importo más verte feliz creyendo que era un regalo de tu padre, que diciendo la verdad.

─Debes disculparte con ella.

─Adrien.

─Sin peros─ la interrumpió ─No estuvo bien, además me lo debes por regalarme bolígrafos todos los años

La mujer estaba entre la espada y la pared, además el chico estaba lo suficientemente serio como para demostrarle que lo que decía lo hacía de verdad.

─Esta bien─ dijo rendida ─Le pediré disculpas, pero no prometo hacerlo pronto

Adrien se cruzó de brazos y la fulminó con la mirada, la mujer cerró la conversación, se levantó, se despidió y salió dejando al rubio solo y con una terrible jaqueca.