Aidan Gallagher, el primer chico del que me enamoré (Aidan y tú) [1]

CAPÍTULO 6

"Polos opuestos"

Había un mantel sobre el suelo, una cesta con comida, había pizza y bebidas del Starbucks.
–¡Te alcancé! -dijo un tanto emocionado-
–¿Qué es esto?  -pregunté con confusión-
–Esto es el lugar de nuestra cita -dijo sonriendo-
–¿Un picnic? Pero dijiste que no tenías nada planeado. -Parecía que tenía todo fríamente calculado o sólo tenía demasiada suerte como para que yo corriera exactamente hasta "el lugar de nuestra cita"-
–No -sabía perfectamente que lo había hecho y por eso sólo río por su mentira- Bueno, una pequeña mentira no hace daño a nadie.
Nos sentamos y Aidan me dió una rebanada de pizza.
–¡Oh, pizza!  -dije con emoción-
–Te gusta, ¿cierto? -rio un poco-
–Sí -le sonreí-
Y también me gustas tú -dije en mi mente-
–Y también hay bebidas de Starbucks, esas fueron gratis
–Me imagino -reímos- Bien, debo confesar que esto es lindo
–No, tú eres linda -dijo y me sonrió-
La pizza de verdad estaba deliciosa, digo, cualquier pizza es deliciosa, pero creo que estaba disfrutándola más por la compañía.
–Ok, entonces, cuéntame de ti  -pidió Aidan-
–Pero si ya me conoces. Mi vida se resume en escuchar música mientras leo, ir a Starbucks y tomar frappé mientras como galletas. Mi única amiga es Daniela, amo los gatos, la química y la literatura, y si no es algo de lo anterior nunca presto atención -reí ligeramente-
–Bueno, apuesto a que hay mucho más de ti y no hace falta que me lo cuentes, yo lo iré descubriendo
–Ok, como tú digas -dije sin interés de contarle más sobre mi vida- En realidad, es cierto, no hay mucho que contar sobre mí, supongo que mi vida es sólo una jodida y aburrida vida más. El punto, -continúe- es que tú sabes mucho sobre mí, y yo de ti no sé prácticamente nada, así que, cuéntame de ti
–Pues, también me gusta leer pero no mientras escucho música porque eso me desconcentra y me distrae, digo, no soy un lector pero sí he leído algunos libros. También amo a los gatos, pero sinceramente prefiero a los perros -dijo mientras sonreía- Empecé a trabajar en Starbucks hace como dos meses, como te dije , mis padres me obligaron a hacerlo, pero me gusta, digo, además de buena paga y a veces propina, pues, ahí te conocí y eso es lindo -nos sonreímos mutuamente-. Amo las matemáticas y de química no sé mucho, sólo sé que entre tú y yo hay demasiado -dijo coqueteando-
–¿Me estás coqueteando? -reí-
–¿No es obvio? -seguía coqueteandome-
–Pues... Espera, ¿Acabas de decir que amas las matemáticas?
–En efecto, ¿por qué?
–Porque yo las odio, de verdad no sé cómo pude aprobar esa materia en los años de primaria y secundaria
–Vamos, las matemáticas no son tan malas  -intentó convencerme-
El resto del picnic hablamos sobre nuestras vidas, Aidan me contó lo que le gusta hacer y lo que no, yo también le hablé sobre mis gustos, etc. La verdad es que no contamos mucho sobre lo que sucedía antes de conocernos, sólo disfrutábamos del presente y de ese momento, olvidamos contar muchas cosas, puedo asegurarlo. Aunque no dijimos mucho, pude darme cuenta de que casi no tenemos nada en común y es aquí donde descubriremos si Faraday tenía razón. (Michael Faraday, físico británico que enunció "la Ley de Faraday", esta ley dice que polos opuestos se atraen y polos iguales se repelen)
Vi la hora en mi celular y ya era algo "tarde", eran las 9:00 en punto
–Creo que es hora de irnos  -dije poniéndome de pie-
–¿Tan rápido?
–¿Te parece poco 3 horas?
–Oh, sí, el tiempo contigo se pasa muy rápido
–¿Y eso es bueno o malo? -pregunté confundida-
–Bueno, algunos dicen que cuando el tiempo se pasa "volando" es porque lo estás disfrutando, y te juro que yo disfruto todo el tiempo que pasamos juntos, pero necesito más
–Te juro que yo también disfruto del tiempo que pasamos juntos -dije sonriendo-
–¡Era de esperarse!
–De verdad señor Gallagher, tiene usted el ego muy alto
–Yo ya dije que me gustas, pero, ¿yo te gusto a ti?
Su pregunta me causó nerviosismo y no sabía qué decir
–Aidan, yo... -hice una pausa-
Aún no tenía claro que era lo que quería decir.
–Yo estoy empezando a conocerte -dije finalmente-
–Lo sé, lo sé, y no quiero que pienses que estoy presionándote a decirme algo que no quieres o no sientes -dijo un poco decepcionado-. Sólo quiero que me digas si al menos tengo una oportunidad contigo
–Umm, creo que aceptar salir contigo hoy, estar nerviosa y ansiosa esperando a que pasaras por mí y sonreír como idiota cada que te hablo debe decirte algo
–Sí te gusto, ¿verdad? -dijo sonriendo-
–Pues sí, me gustas -volví a sonrojarme-
¡Dios!, Aidan de verdad me ponía nerviosa y me hacía sonrojarme , la comparación de mi cara con un tomate sería una nimiedad. De regreso a casa Aidan seguía caminando muy cerca de mí, ¿acaso Nadia no sabía el significado de "espacio vital"? Por fin llegamos a mi casa. ¡A salvo! -pensé- Cuando entre a casa ya no sentiré más nervios, espero.
–Ok, supongo que debo irme
–Supongo lo mismo
–¿Segura que tienes que entrar ya? Porque podríamos quedarnos un rato más aquí, juntos
–Sí, es tarde. Yo también quisiera quedarme un rato más contigo, pero igual, nos vemos mañana. Rayos eso sonó a como si estuviera invitándolo a salir -dije en mi mente-. O sea, te veo mañana en la escuela -corregí y sonreí nerviosa-
–Umm, ¡sí! Te veo mañana
–Bye  -me despedí-
–¿Así nada más?
–¿Ah?  -dije confundida-
Aidan me abrazó y me dio un beso en la mejilla derecha
–Ahora sí, bye! -dijo sonriendo-
Aidan se fue y yo entré a mi casa. Iba a estallar de la emoción. ¡Aidan me abrazó! Y no sólo eso, ¡también me besó! Bueno, en la mejilla, pero me dio un beso ¡Ahhhh! Después de un rato de emoción y de gritos ahogados para que mis padres no notaran mi evidente emoción, decidí ir a dormir, me metí a la cama y cuando pensé que por fin podría quedarme dormida, a mi mente vino Aidan y todo lo que ha pasado con él. Los recuerdos no paraban de llegar y mi mente empezaba a fantasear con él. De la nada empecé a sonreír. Ok, creo que de verdad me gusta Nadia, digo, Aidan. Esa noche dormí pensando en él.