CAPÍTULO 39

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"Aventura pura"

–Ok señor Gallagher, ya vimos que hoy estoy complaciendo, si no no estaría aquí. Nadia, tú eres extremadamente lindo y especial para mí -dije y le sonreí-
–¡Lo sé! -dijo sonriendo-
Estuvimos practicando Skate un buen tiempo, como 2 horas, creo.
–Oye, ¿y si nos vamos ya? -pregunté mientras me sentaba encima de una rampa-
–¿Ya te aburriste? -preguntó poniéndose frente a mí-
–No, es sólo que llevamos como 2 horas practicando Skate y estoy cansada -confesé-
–Apuesto que una anciana puede practicar Skate más de 2 horas sin cansarse -dijo burlándose-
–JA-JA-JA -hice una risa sarcástica- Ya en serio, ¿nos vamos?
–Sí, pero, ¿a dónde?
–No sé -encogí los hombros- ¿No tienes más ideas? ¿Algún plan?
–T/N, tienes que saber que yo no suelo planear nada, sólo improviso, siempre improviso -confesó-
–Pues dale, improvisa ahora
–Umm, no sé, elije tú. Yo siempre elijo los lugares a los que vamos, ahora hazlo tú
–Ok, entonces ven -dije mientras hacia que me diera su mano para caminar juntos-
Lo llevé hasta la que solía ser la casa de mis abuelos, una casa vieja, descuidada, llena de polvo, nadie había estado ahí desde la muerte de mis abuelos. Llegamos hasta ahí y nos posicionamos frente al pórtico.
–¡Llegamos! -dije y solté su mano-
–¿Y esta casa? -preguntó mientras la observaba-
–Era la casa de mis abuelos
–¿Era?
–Sí, ellos fallecieron
–Uh, lo siento, yo no...
–No te preocupes -lo interrumpí y le dí una sonrisa atenuada- Hay que entrar
–Supongo que tienes llaves
–Pues, no
–¿Algún truco para abrir la puerta?
–Uh, no
–¡Ah, ya sé! Hay una puerta trasera que siempre está abierta y por ahí podemos entrar
–Tampoco
–Entonces, ¿aquí sí hay un pasaje secreto que nos llevará adentro?
–Algo así. Ven, ayúdame
Empezamos a mover unas ramas muy grandes del piso, debajo de estas estaba escondida una escalera.
–¡Por supuesto! Bajo estas ramas hay un túnel secreto y lo usaremos para entrar -dijo Aidan creyendo que esta vez sí había acertado-
–¡Fallaste otra vez! No hay un túnel pero sí algo que nos ayudará a entrar
–¿Qué?
Terminamos de mover las ramas.
–¡Una escalera! -dije con cierta emoción- La colocaremos por ahí, subiremos hasta esa ventana y luego entraremos
–Una ventana, claro. ¿Sólo una ventana? ¿Sin balcón? ¿En serio?
–Uh, pues sí. ¿Te da miedo? -pregunté con tono de burla-
–Uh, no. ¿Al menos está abierta?
–No, pero tengo un truco para abrirla
–¿No sería más fácil tener un truco para abrir la puerta?
Tenía razón, eso sería mucho más fácil pero menos divertido.
–Sí, supongo que disfruto complicarme la vida. Uh, en realidad disfruto todo cuando estoy contigo -dije y le sonreí-
–¡Que linda y cursi! -dijo sonriendo-
–Por favor Nadia, no vuelvas a llamarme cursi -dije tajantemente-
–Cursi -dijo y empezó a molestar pero decidí ignorarlo-
–Ok -suspiré- Sólo subamos
Empezamos a subir la escalera, yo primero y Nadia detrás de mí
–¿Y tú escondiste la escalera bajo esas ramas?
–Sí. ¿Ves ese árbol? -pregunté señalando un árbol gigantesco- Cuando lo podaron dejaron todas esas ramas aquí y yo fui a por la escalera y la escondí bajo las ramas. Yo sabía que nadie se encargaría de llevárselas y que nunca nadie las movería, entonces la escalera estaría segura siempre
–Insisto, ¿de verdad no era más fácil tener un truco para abrir la puerta o sólo conseguir las llaves?
–Supongo que sí, pero eso sería muy simple. ¡Esto es aventura pura! -dije riendo-
–Me imagino, digo, eres una lectora, esto en un libro debe ser muy común, pero en la vida real es toda una aventura -dijo y rió un poco-
–¡Exacto, Nadia!
–Y supongo que como en cualquier historia, ya viene la parte donde estamos a punto de caer pero yo te rescato, o donde ambos caemos, tú caes sobre mí y luego nos besamos
–Supongo lo mismo, pero ruega porque no caigamos, estamos hasta arriba y si caemos 3 metros probablemente moriremos -dije con exageración-
–No vamos a morir. Sólo son 3 metros, probablemente nos lastimemos, pero no moriremos
–Lo sé, a veces me gusta exagerar -confesé- Entremos
–¿Ya abriste la ventana?
–Sí. Vamos, hay que entrar -dije y entramos a la casa-
–Wow, esto está lleno de polvo -dijo Aidan mientras tosía-
–Hace mucho nadie está aquí, es comprensible que haya polvo por todas partes. Si te molesta podemos limpiar -dije bromeando-
–No, no me molesta -fingió para no limpiar-
–Hay que tener cuidado -seguí bromeando-
–¿Por qué?
–Tal vez el espíritu de mis abuelos ronde por aquí. Shh, ¿escuchaste eso?
–No, ¿qué fue? T/N, me estás asustando -confesó-
–¿Miedo? ¿Es en serio, Nadia? -dije riendo-
–¡Ya! Deja de molestarme, mejor dime, ¿qué estamos haciendo aquí? 

Aidan Gallagher, el primer chico del que me enamoré (Aidan y tú) [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora