Una libélula más.

689 87 44
                                    

Cuando el flácido cuerpo de la rubia mujer se aferró al cuerpo de Catra, la chica no dudo ni un segundo en tomarla entre sus brazos, y decirle cuánto la ama

-¿Me quieres contar? –Cuestionó Catra con un hilo de voz. Adora asintió con la cabeza, pero no dijo nada.

-Necesito un trago –Dijo luego de unos minutos la pintora. Catra no se negó, Catra solo quería que aquella mujer de hermosos ojos esmeralda sacara todo el dolor que tenía dentro. Con una copa de vino en su mano izquierda, y ahora, tan solo en ropa interior Adora se sentó en el sofá frente a la cama, y Catra, se sentó en el suelo mirándola de frente, ahora usando una camiseta de una de las bandas favoritas de Adora.-... Cuando era pequeña, creía que mi vida iba a ser hermosa ¿Sabes?, soñé con una hermosa familia, con un lugar lleno de perritos, soñé ser la pintora de la que todos estuvieran orgullosos, soñé tantas cosas. Pero nunca soñé perder a mi madre, a mi abuela, a mi hermano, a mi tío, a mi pequeña sobrina, supongo que a veces las personas nunca piensan en la muerte como un sueño grato, y desgraciadamente, soy una persona –Adora dio el primer y largo sorbo a su copa. Sus ojos se cristalizaron y por enésima vez, Catra escucho su corazón romperse, pero no dijo nada, se limitó a mirarla y escucharla con toda la atención que la hermosa pintora necesitaba. – Cuando te conocí fue uno de los mejores y peores días de mi vida, Camz, estaba tan destrozada, pero no tanto como lo estoy ahora, perderla fue una de las peores cosas de mi vida, y simplemente creí que no podría más, pero... Catra yo jamás considere vivir hasta tener canas en mi cabello, no quería llegar a vivir siendo una anciana, pero por ti podría considerarlo, porque te amo Catra, pero no quiero amarte más de lo que me amo a mí, porque sin ti, podría derrumbarme, ¿Prometes no irte?.

-Amor... No me voy a ir, te lo prometo. Si pudiera sanar con un abrazo cada cosa que hay dentro de ti, lo haría, pero se que el dolor no funciona así, y...-Catra se detuvo y se levantó del suelo para caminar hasta donde estaba Adora, tomo sus manos con delicadeza y las beso.-...Te juro estar contigo siempre, y tal vez esto suene como unos votos matrimoniales, pero voy a estar contigo en tus mejores y peores momentos, porque eres lo más importante en mi vida.

Hablaron sobre todo lo que sentía Adora, le mostró todos sus demonios, y Catra se dedicó a escucharla, escucharla como jamás en su vida había escuchado a nadie. Llegó el momento en el que Adora simplemente se quedó dormida entre los brazos de Catra, la chica acarició con ternura su brazo y beso con dulzura su frente. Catra pensó que, el amor no era todo lo que había leído ya tantas veces en los libros, sino que, el amor duele, no sabemos nada sobre el amor, pero a la vez, lo sabemos todo. Se preguntó adónde va el amor cuando se acaba, la razón por la que muere, se preguntó si muere de repente, o por las pequeñas heridas que este deja. Catra sabia que no podía controlar lo que sentía, porque el amor no te pide invitación para aferrarse en tu pecho. Sabía que el amor no tiene piedad con nadie, ni con una grandiosa pintora, ni con una simple tatuadora. Catra descubrió que si haces las cosas bien, vas a terminar de rodillas, porque el besarse lo es todo cuando te enamoras, las palabras no son la única manera de demostrar el cuanto amas. Cuando te enamoras, sientes que solo son tú y esa persona en el mundo, cada beso, cada toque, cada caricia, se siente como si nadie en el mundo te hubiera hecho sentir algo así, Catra pensó en como a veces solía mirar hacia abajo, y ver como las venas de su corazón buscaban con desespero el corazón de su amada Adora. Catra aprendió tantas cosas sobre el amor aquella noche, aprendió que amar la vida era hermoso, y que quería que Adora también lo hiciera. Así que durante los 7 meses que Adora asistió a terapia, la chica estuvo puntual junto a ella todas y cada una de las citas, Catra le ayudo a comer, y a dejar aquella horrible adicción por el cigarrillo. Catra pensó tanto en lo que Adora soñó, que quiso hacer de su vida, un sueño aún mejor.

Adora no volvió mas a ese departamento. Vivió algún tiempo en casa de sus padres, esperando que el departamento se vendiera. Busco un trabajo que la hiciera feliz, y no solo ganar dinero, fue entonces cuando se enteró que el restaurante se sushi que solía visitar junto a Catra, buscaba un nuevo mesero. Así que decidió que se veía jodidamente sexy con ese delantal verde, que no le molestaría usarlo todos los días.

Adora quería enorgullecer a sus seres queridos, pero también quería sentirse orgullosa de ella. Adora nunca dejó de fumar, pero lo hacía solo algunas veces, no tan seguido como antes, Adora nunca se alejó de su retorcido humor, porque eso sería perder su esencia. Con el tiempo Adora se convenció de que, lo que estaba viviendo era mil veces mejor que lo que había soñado. Aprendió a perdonar, a la perra de Double Truoble, a su tío el cobarde, a su hermano el idiota, pero más importante, se perdonó a ella misma, por no amarse lo suficiente, para luchar por lo que quería.

En algún momento Catra estuvo convencida de que, lo que había vivido con Adora era suficiente para poder mostrarle sus ojos como realmente eran, Adora le dijo que los amaba, que eran hermosos, y que le gustaban tanto como su trasero. Catra no volvió a usar lentes de contacto nunca más.

Cuando su pequeña hija Daisy nació, Adora le compro una pequeña chamarra negra idéntica a la suya.

-Tiene tus ojos amor –Dijo Adora con una sonrisa mientras cargaba a la pequeña. Su cabello era rubio, y sus ojos eran azules como el cielo

-Cariño, ella realmente tiene tus ojos –Dijo Catra mientras reía con ternura.

-Bueno, pero el azul se parece al tuyo –Dijo Adora

-Eres una idiota –Respondió logrando, que aquel insulto sonara como la frase de amor más linda del mundo. –Su libélula será tan dorada como su cabello –Dijo Catra mientras acariciaba la cabecita de su hija.

-Has hecho cada uno de mis sueños realidad, Camz. Te amo, y realmente, ustedes son lo mejor que me paso en la vida. -Catra beso con dulzura sus labios. Estaba enamorada, estaba enamorada como jamás lo había estado y esta vez no estaba dispuesta a perder al amor de su vida, esta vez, iba a luchar contra todo pronóstico para que las cosas salgan bien.

No tuvieron más hijos, puesto a que Daisy fue más que suficiente para ellas, algunas veces la niña usaba ropa negra

-Negra como mi alma –Decía. Otras veces usaba viseras al revés y suéteres hermosos.

Adora murió de Cáncer de pulmón a los 92 años. Catra no volvió a amar después de ella. Algunos años después, también murió. Su ahora, no tan pequeña hija, creo una institución para jóvenes con problemas de ansiedad, depresión, o adicciones, donde ayudo a miles de jóvenes a no rendirse y vivir una buena vida. Adora recibió más de lo que esperaba, y Catra, Catra amo infinitamente a las dos mujeres de su vida, hasta el último de sus días.


Si en algún momento llegas a sentir miedo, ansiedad o sientes alguno de los síntomas que Adora tuvo en esta historia, contactate conmigo y encontraras ayuda profesional totalmente gratis, no estas solx.

Kp.

La Tatuadora De LibélulasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora