Capítulo seis.

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El departamento de Adora podría haber sido considerado amplio si el salón no hubiese estado repleto de cuadros, lienzos, caballetes y
pinturas. También podría haber sido llamado elegante de no haber tenido manchas de todo tipo de pinturas en las paredes.

- Por si no lo notaste antes, mi departamento es también mi
estudio -Resaltó fríamente mientras lanzaba las llaves de su auto a un lado, como si no le interesan, y comenzaba a bajar la cremallera de su hermoso vestido, exponiendo segundo por segundo un poco más de piel
de su tersa espalda... ¿Realmente iba ella a desnudarse frente a
Catra?

- Esta algo... desordenado -Observó. No quería ser descortés,
pero tampoco una mentirosa.

- Lo se. Y realmente no lo lamento -Dijo encogiéndose en
hombros, como si la regla principal en su vida fuese "O te adaptas a mi estilo o te largas".

- Me gusta que no lo hagas- Dijo Catra con una sonrisa, Y era cierto. Adora era Adora, y le
gustaba siendo Adora. No quería que lo lamentara.
Fue entonces cuando Adora dejó a la tela azul caer de su cuerpo...
"¡Por los santos de Mermista!"

Adora estaba completamente desnuda frente a ella... Ni siquiera había
estado usando brasier o bragas, lo cual hizo a Catra sentirse como una idiota por no haberlo notado antes... Y luego se sintió aun más idiota, pues no habría podido saberlo.

De repente hacía mucho calor, y el corazón de Catra palpitaba tan
fuertemente contra su pecho que podría haberse salido de allí.

"Gracias por existir, caja torácica"

No sabía si era la armoniosa forma de su cuerpo, la forma en que sus múltiples curvas la llamaban o el simple hecho de que ella no pareciese tener pudor alguno, pero sentía a su centro palpitar, humedecerse e implorar atención con gritos silenciosos.
Tenía unos pechos firmes y de buen tamaño, una piel que se veía tan delicada como una pluma, y sus piernas la conducían directamente a su
mayor deseo...

-¿Tienes hambre o solo quieres ir a dormir? -Pregunto Adora sacando a Catra de sus sucios pensamientos.
Catra no respondió. Si iba a dormir quería hacerlo sobre ese par de firmes pechos pálidos, y si iba a comer quería...

"¡Catra!" ¿Era esa la voz de Mermista en su cabeza? "¡Concéntrate!"

Pobre Mermista. Era tan pequeña que podía entrar en su cabeza.

- Bien, como pareces bastante entretenida mirando mis pechos,
comeremos algo. Tengo hambre.

La chica seguía desnuda cuando ambas fueron a la cocina.
Catra permanecía sentada en una de las sillas de la moderna y
manchada encimera, mirando fijamente el trasero de la artista, el cual se movía junto a ella mientras preparaba dos simples tazones de cereal.

No podía evitar morderse el labio e imaginarse tocándolo.
A la mierda... Todo era culpa de Bright, su trasero, su falta de pudor y de sus padres por haberla hecho con tanto amor.

Catra la vio sentarse frente a ella y entregarle su tazón de cereales.
Intentó concentrarse solamente en sus ojos, pero le era imposible
teniendo un par más atrayente un poco más abajo, así que su mirada viajaba rápidamente de un lado a otro con indecisión, y el aire de la habitación se hacía segundo a segundo mucho más pesado.
- ¿Quieres que me cubra?

Por supuesto que no lo quería, pero decirle esto habría sido
indecoroso.

- Supongo que si -Contesto sonrojada mirando sus ojos fijamente, lo cual supuso un gran esfuerzo. Casi pudo notar al hermoso y peculiar
color esmeralda perder algo de brillo con estas palabras-. No porque no quiera verte -Resaltó, aunque decir esto no era necesario-, sino porque
quiero comer sin sentir que no puedo mantener los ojos en un punto fijo.

La Tatuadora De LibélulasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora