Capitulo ocho.

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Se reencontraron en el restaurante de sushi en el cual habían tenido su primera cita, en la misma mesa, y Adora, de nuevo, pidió por ella.

Aun así, a pesar de que la situación era parecida, Adora lucia casi incómoda en aquel lugar donde todos ponían su atención en ella, y Catra podía notarlo debido a su mirada baja y los brazos cruzados sobre su pecho, además de su pierna moviéndose nerviosamente de un lado a otro.

- Podemos cambiar de lugar si quieres.

- Me gusta este lugar, Camz.

Y al contrario de las otras veces en las que la había llamado de esta forma, en ese momento Catra realmente pudo apreciarlo.

- Me gusta que me llames así. 

- Lo se -Afirmó con una sonrisa. Y era una sonrisa real, como la de un niño al que su madre acaba de decirle que su dibujo es hermoso-. También se que te gusta Harry Styles, y la película de Bajo la Misma Estrella. Y te gustan mis ojos... Y mis pechos... Pero eso es otro tema.

Catra se sonrojo de inmediato y rió nerviosamente.

Adora tenía razón. Le encantaba todo eso, y tal vez mucho más.

Le gustaba la forma en la que sus labios pintados con labial oscuro formaban hermosas sonrisas. Le gustaban sus palabras. Le gustaba la manera en la que apreciaba el cielo nocturno, y la devoción con la que comía todo tipo de alimentos.

Le gustaba Adora Bright. 

El mesero de la vez anterior llevo las bandejas de sushi a las chicas y se retiró antes de que Adora pudiera decirle algo.

Catra la miró. En realidad no había parecido querer decirle nada a aquel joven.

- Perdón por no responder tus mensajes -Se disculpo, aunque no tenía que hacerlo-. La muerte de Katherine me ha deprimido bastante... En realidad solo he salido de la cama hoy porque sabía que serías tu quien me tatuaría, y de alguna forma tu siempre logras subirme el ánimo.

No le gustaba verla así. No le gustaba verla tan rota.

Tampoco le gustaba saber que ella le subía el ánimo... No quería que Adora necesitara que le subieran el animo.

Lamento lo de Katherine -Murmuró extendiendo su mano sobre la mesa para acariciar la de Adora, quien miro aquel gesto de la misma forma en la que había admirado sus caricias durante la noche de la fiesta de Doble Trouble.

Al contrario de esa vez, Adora no se alejó... Al menos, no de inmediato.

- Yo también...

Silencio.

¿Como te sientes, Adora? -Pregunto con preocupación.

Necesitaba escuchar la respuesta. Necesitaba comprobar que estaba bien... o al menos, lo más cercano a la palabra "bien" que se puede estar luego de haber perdido una abuela, un hermano y una sobrina.

- Contigo acá, estoy de maravilla -Contesto con una sonrisa. Y no mentía-... Así que no te extrañes si comienzo a visitarte todos los días. Me gusta esto de sentirme maravillosamente viva.

Catra simplemente sonrió con cierta timidez y bajo la mirada hacia sus manos unidas.

Ahora podía entender por qué Adora las miraba con tanta adoración.

Sus manos encajaban a la perfección... Y que lo hicieran la hacían sentir de maravilla.

-¿Quieres que hablemos de algo? -Quería escucharla hablar. Le encantaba. Incluso podría haber escuchado el reporte del clima salir de sus labios y no se habría aburrido ni un solo segundo.

La Tatuadora De LibélulasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora