El origen de Kelly.

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Todo comenzó hace ya muchos años, eran esos tiempos en los que aún no había revolucionado la tecnología, en donde tener una cámara era un lujo, en donde las personas trabajaban arduamente y la moral y los valores eran primero, ahí en un pueblo muy pintoresco es Ohio, vivía una familia de clase media, una madre, un padre y su pequeña hija llamada Kelly Hamilton de apenas 8 años, ella siempre quiso una hermana pero tras una operación mal realizada después del parto su madre quedó imposibilitada para tener más hijos.

El padre se llamaba Arturo Hamilton, era un hombre muy atractivo, vestía de saco y chaleco con sus pantalones hasta arriba de la cintura, usaba una barba espesa y el cabello corto, su cabello era castaño y le quedaba bien con sus ojos verdes, adoraba a su pequeña y a su esposa, trabajaba en una mina, era temporada de excavar y buscar oro, a sus 48 años se mantenía fuerte y varonil, pasaba trabajando todo el día y llegaba tan cansado que lo que único que tenía para brindarle a su hija era una sonrisa y un beso de las buenas noches.

Su esposa era Martha Hamilton, una hermosa mujer de cabellera negra y ojos azules, los mismos que había heredado a su hija, ella trabajaba en una tienda de ropa que ella misma había abierto junto con su hermana, ambas hacían la ropa y no les iba tan mal, Martha era una mujer fuerte pero no tan dedicada a su hogar, pasaba trabajando y por lo tanto no podía cuidar de su hija, para eso estaba Lupe, la nana, una señora un poco mayor de unos 56 años, ella era mexicana y tenía un hijo por el cual trabajaba duramente, Lupe era bajita con su cabello corto y piel canela, amaba mucho a Kelly y era una cocinera experta, era muy ordenada y le gustaba limpiar, ella había cuidado de Kelly prácticamente desde que nació, para Kelly ella era muy importante en su vida.

Kelly era una niña hermosa, tenía el cabello rubio y rizado, unos ojos azules preciosos y era muy inteligente para su edad, le gustaban las muñecas y le gustaba jugar en su mesa de té, amaba a sus padres pero no le gustaba que trabajarán todo el tiempo, al menos tenía a Lupe a quien quería mucho y siempre le dab buenos consejos.

Era una hermosa familia muy religiosa por cierto, todos los domingos iban a la Iglesia y rezaban mucho, su casa estaba llena de cuadros y estatuas religiosas, Kelly disfrutaba mucho de eso, le aburría un poco, a ella sólo le gustaba jugar.

Esta parecía ser una familia normal, pero todo comenzó ese día.

Arturo se levantó más temprano para irse a las minas, eran cientos de trabajadores los que llegaban y siempre se le pagaba al que más oro y piedras preciosas encontraba, corría el rumor de que ese lugar estaba maldito, decían que era un lugar en donde practicaban Santeria y magia negra, era un lugar en el bosque un poco apartado de la ciudad, estaba cerca de un río, a veces excavaban en el río o en el bosque, los rumores fueron infundados porque siempre encontraban animales muertos, símbolos extraños en los árboles o dibujados en el suelo, decían que era un grupo de personas que venían de las afueras del pueblo a realizar estos ritos, hasta decían que invocaban demonios y cosas así. A Arturo nada de esto le importaba, él sólo quería trabajar duro y ganar dinero, no tenía estudios superiores así que se ganaba la vida trabajando prácticamente de lo que fuera.

Llegó al oscurecer, el sol apenas empezaba a salir, habían pocos trabajadores que ya habían empezado a buscar oro, los más ambiciosos se quedaban a dormir ahir, hacían campamentos y si era posible hasta buscaban oro todas las noches, obviamente eso dio lugar a muchos robos y los despidos siempre estaban a la orden del día.

Arturo tomó su pequeño contenedor de aluminio y comenzó a escavar, mientras lo hacía escuchaba a sus compañeros hablar puras exageraciones.

-Anoche escuchamos como si alguien gritaba, eran gritos desesperados, fuimos a ver quién era y no había nadie.

¡Maldita Muñeca! #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora