Muerte y dolor

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Dedico este capítulo a mis fieles lectores, GabyReidGubler y josephenriquez100, gracias :D

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La tos que Mike tenía era extremadamente fuerte, tocia tanto que Gertrudis tenía que correr para darle un vaso con agua, su salud se agravaba cada día más, algo andaba muy mal con el pobre Mike y los miedos de Gertrudis eran grandes, casi sentía que su Mike se le iba de este mundo... ¡Eso no!

La condición de Mike era terrible, a Gertrudis el mundo se le venía encima, no parecía ser aquél hombre tan valiente que la saco del horror, era ahora un pobre enfermo que parecían que sus días estaban contados, a Gertrudis solo le quedaba rezar y cuidar de su esposo cómo le correspondía.

Una tarde Mike se comenzó a sentir peor, tenía una fiebre muy alta y Gertrudis llamó a una ambulancia para llevarlo al hospital, pasó tres días difíciles y los doctores no le daban muchas esperanzas ya que tenía tuberculosis, Mike no le había querido decir a Gertrudis lo que tenía para no preocuparla.

-Mike, deberías ir al médico, dijo Gertrudis el día en el que Mike comenzó a sentirse mal.

-No mujer, no es necesario, sólo me tomo esta pastilla.

-Bueno Mike, pero si empeoras promete que si irás.

-Lo prometo.

Mike fue al médico y le diagnosticaron la grave enfermedad, pero no quería preocupar a su esposa, pero ahora no pudo disimular su padecimiento y estaba agonizando en el hospital, haciendo que el temor de Gertrudis a quedarse sola le provocara una terrible angustia y desesperación.

Una fría mañana, Mike abrió los ojos y contempló la imagen de su Gertrudis ahí dormida al lado suyo con la cabeza apoyada en la cama y sentada en un banco. Acercó su mano y le tocó la cabeza, ella despertó y lo miró emocionada.

-Te amo, fueron las últimas palabras de Mike antes de que la máquina que contaba sus latidos hiciera eso característico sonido del tiiiiiiiiiiiiic...

Gertrudis llamó a los doctores desesperada e inútilmente trataron de revivirlo pero fue imposible, Mike se había ido de este mundo dejando a Gertrudis sola con un dolor tan grande que jamás hubiera sido posible describir...

El funeral de Mike estuvo lleno de personas que lo conocieron, personas que lo querían y personas que trabajaron con él, entre ellas estaba Lucas quién no se separó de su madre y esta se sintió mal de que sólo en estos momentos tan difíciles, Lucas tenía la decencia de venir a visitarlos pues hace meses no lo veían.

También estaba su querido hermano Richard, era muy importante tenerlo en esos momentos tan difíciles pero lastimosamente Richard sólo podría acompañarla hasta el entierro porque tenía a su esposa en el hospital muy enferma y Gertrudis lo comprendió perfectamente.

Nada fue más triste que ver a la viuda con su vestido negro de encaje y las lágrimas de adorno, Verónica, su esposo y las niñas no la dejaron sola tampoco, era horrible ver a Gertrudis abrazando el féretro frío de Mike.

Al día siguiente enterraron a Mike y los gritos de dolor de Gertrudis eran inconfundibles en el gran cementerio del pueblo, ahí se iba el amor de su vida y ya nada le quedaba, sólo las niñas y su amiga Verónica, de ahí nada...

Regresar a casa sin Mike fue un golpe horrible para Gertrudis, pero ahí estaba Lucas con ella y no la iba a abandonar en este momento tan duro, los recuerdos de toda una vida con Mike en la casa eran aún más devastadores... Su silla, su ropa, el sofá dónde se sentaba, los retratos con sus fotos, el pasillo por el que caminaba, su lado de la cama, su taza de café, su plato favorito, su cepillo de dientes, su traje de domingo, su aroma, sus historias... Todo...

Tener a Lucas en esos momentos le daban un poco de fuerza, él la ayudaba y trataba de hacerla sentir mejor y claro Verónica tampoco podía faltar, pero Gertrudis no hacía otra cosa más que hablar de Mike y eso la ponía mal, así que aveces era bueno dejarla un rato sola.

Gertrudis no comía, no dormía, no se bañaba, no se quitó su vestido negro, pasaba tendida en la cama todo el día con una foto de Mike que recién se había tomado, lloraba y apretaba la foto cada vez que un recuerdo tan fuerte le saltaba a la mente, como sus besos, sus abrazos, esas noches que pasaron juntos, esos paseos y todo lo lindo que vivió con él, ni toda su fortuna que había heredado podría hacerla feliz...

Lucas nada más se pudo estar una semana y tuvo que regresar dejando a Gertrudis sola con su enorme dolor, ahora era Verónica quien se encargaba de ayudar a la madrina pero para ella era tan difícil poder hacerlo, no tenía palabras de aliento, simplemente no podía entender el dolor de Gertrudis, además suficiente tenía con tener que cuidar a sus dos pequeñas hijas y los quehaceres del hogar, así que dejó a Gertrudis hundiéndose en su dolor y pesar...

Cada mañana era horrible, el lado de la cama de Mike estaba frío y vacío, Gertrudis comenzó a levantarse por lo menos para comer un poco, pero la casa era tan grande y vacía que regresaba a la cama y prefería estar ahí, ahogandose en llanto.

Susi enfermó gravemente y tuvieron que llevarla al hospital, por fortuna sólo fue una infección por la ingesta de una comida mal preparada, así que Verónica tuvo que estar muy ocupada cuidando de su hija enferma y no podía estar atendiendo a Gertrudis, para ella era lamentable pero habían prioridades...

Que soledad más grande la de Gertrudis, ni su buena amiga podía ayudar, de hecho si había alguien... Alguien que jamás la dejaría sola...

Pasaban los días y Gertrudis estaba terrible, su aspecto era aterrador, aquella adorable anciana ahora parecía una bruja horrible y arrugada, una bruja con sus vestidos negros y velos que usaba en la cabeza, estaba pálida y demacrada, para las niñas su madrina comenzó a darles miedo, sobre todo a Julia quién comenzó a verla con desagrado.

Las pocas veces que Gertrudis salía de la casa para comprar la comida, las personas la veían con lástima y terror, era extraño ver a la mujer envuelta de pies y cabeza con sus vestidos largos y negros, los niños le temían y le gritaban bruja, de verdad nadie podría entenderlo, pero Gertrudis estaba muerta en vida...

Una mañana se desespero, corrió hasta el sótano y se aproximó lentamente al cofre que envolvía el cuerpo putrefacto de la vieja Poly, lo abrió y sacó la caja, un olor a carne podrida la hizo tener que salir para poder respirar, tomó aliento y sacó la caja del sótano y la llevó hasta el patio, tomó la manguera y rocío la caja, los cuerpos y esqueletos putrefactos de las ratas se iban con la corriente de agua, eran centenares probablemente le habían hecho un agujero a la caja y se habían metido.

Se asomó para ver el contenido, que increíble fue lo que vio, un cuerpo descompuesto y asqueroso de la que fue la muñeca Poly, la sacó y esto le costó un poco porque se había pegado a la caja, luego de tantos años encerrada aquello no parecía una muñeca, más bien un trapo sucio y podrido sin forma y sin vida.

Exactamente la porcelana se había resquebrajo por la humedad, el algodón estaba podrido, su vestido estaba roto y deshecho, su cabello largo y lindo era un asco y lo único que le sobrevivió fue su cabeza de plástico que había aguantado el paso de los años, Gertrudis lavó lo que quedaba de Poly y la puso a secar.

Corrió hasta la juguetería y compró una muñeca del tamaño de Poly y las mismas características, regresó a casa y le quitó la cabeza a ambas muñecas y puso el nuevo cuerpo a la cabeza de Poly, la limpió tanto como pudo y tuvo que cortar parte de el cabello de la muñeca para poder peinarlo y darle forma. Cosio un nuevo vestido para Poly, un vestido igual al que antes tenía, se lo puso y ante sus ojos de nuevo apareció Poly, esto era increíble y aterrador...

Fue hasta su habitación y tomó el collar que tanto había guardado en una caja especial, se lo puso a Poly y la sentó en la repisa de madera que estaba frente a la cama, era una locura, tantos años guardada, temiendo que regresara y ahora ella misma la había sacado, y todo para no estar sola...

Se acostó luego de eso ya que arreglar a Poly le había llevado todo el día.

Esa y otras noches, Poly nunca cobró vida...

¡Maldita Muñeca! #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora