Siempre la jodida misma mierda, estoy harta de esto, necesito dormir.
Hace ya dos semanas que a mi querida vecina del 415 se le da por poner música a todo volumen durante la madrugada.
¿No podría poner sus canciones por la tarde o por la mañana? Pues no, a la señorita le gustaba hacerlo a las dos de la madrugada.
Me cubrí la cara con la almohada, como ya era costumbre, intentaría dormir aunque sabía que la misión era casi imposible; con las paredes retumbando dudaba que lo consiguiera.
Cinco minutos, diez minutos, media hora....
Me rindo.
Me levanté de mala gana y me puse el abrigo encima, era evidente que Lisa no me dejaría descansar por el resto de la noche.
Me vi obligada a dirigirme a su apartamento para tratar de llegar a un acuerdo, no puedo seguir pasando la noche en vela, necesito descansar si no quiero verme como un zombie en el trabajo.
Llamé a la puerta un par de veces, pero nadie respondía.
—¡Lisa, abre la puerta! —joder seguro no me escucha con todo ese ruido.
Giré el pomo y sorprendentemente la puerta estaba abierta. Me asomé un poco dentro del apartamento, todo estaba muy oscuro, pero alcanzaba a ver bolsas de plástico y envases de cerveza rodando por doquier.
Que desastre.
—¿Lisa? —la llamé —Lis... ¡ah! —grité cuando casi me caigo de cara al piso por resbalar con una botella.
A este paso terminaría muerta, era como un campo minado, tenía que andar con sumo cuidado si no quería estamparme la cabeza en el suelo.
En la sala, específicamente en el centro de la misma, se encontraba una rubia tirada despreocupadamente, dormida con una botella de tequila a su lado.
Dios mío, dame paciencia.
Lisa siempre era algo descuidada, pero justo ahora se veía extremadamente deshecha. La conocía un poco, después de todo nuestros apartamentos estaban uno frente al otro, teníamos que convivir de alguna forma u otra.
De vez en cuando entablamos alguna conversación, no tan larga, pero lo hacíamos. Si no recuerdo mal, ella estaba apenas por su segundo año de universidad, tendríamos unos tres o cuatro años de diferencia.
Apagué la música, pronto mis oídos comenzarían a sangrar por el volumen tan exageradamente alto.
—¿Qué pasó? No quiero que pare la fiesta —habló Lisa desde el suelo, levantando su cabeza levemente.
—Creí que estabas dormida —encendí la luz —Además no hay ninguna fiesta, son las tres de la mañana.
—Yo soy la fiesta —dijo más dormida que despierta.
—Pues la fiesta está acabada —alcé las cejas mirándola hacerse bolita en el piso —Deberías ir a la cama, te puedes resfriar aquí.
—No quiero —sonó como una niña pequeña.
—Venga, Lisa, ya eres mayor, no me hagas estos berrinches —intenté levantarla, pero estaba haciendo demasiada fuerza.
—No quiero, no quiero, no quiero —comenzó a repetir una y otra vez alzando el tono de voz.
—¡Ahg! Tú ganas —me alejé.
Condenada mocosa.
No me sentía muy bien del todo haciendo esto, porque sabía que no era mi casa y no debería andar vagando por ahí, pero si la niña no quería ir a la cama, por lo menos me iba a tomar la molestia de buscar una sábana para cubrirla, al menos así no seré responsable de un posible resfriado.
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A Little Bit Of Jenlisa - One Shots
RandomHistorias Jenlisa que me vienen a la cabeza de vez en cuando y me place escribirlas. PD: El segundo libro de one shots ya está disponible en mi perfil. Créditos a quien pertenezca el fanart de la portada.