Tutora personal

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Las parciales estaban a la vuelta de la esquina para el colegio de Lalisa, quien se encontraba algo preocupada debido a que podría suspender matemáticas; y no por que fuera una alumna floja y no hiciera sus tareas, sino que simplemente su cabecita no daba para los números y operaciones.

Siempre que Lisa intentaba hacer sus deberes terminaba haciendo cualquier otra cosa diferente, se distraía fácilmente, se sentía abrumada frente a los ejercicios matemáticos que combinaban letras y números, ni siquiera sabía cuando los números pasaban a convertirse en letras, todo era muy confuso para ella.

—¡Ahhhg! —se quejó la rubia frotándose las sienes —No entiendo nada —se levantó de la silla y recogió sus cosas para salir de la biblioteca.

Lisa a veces llegaba a sentirse muy triste por ser tan tonta, como decían los profesores, no le gustaba para nada que una estúpida asignatura le comiera el cerebro y tampoco entendía porqué la gente le daba tanta importancia, a final de cuentas ella dedicaría su vida en algo que no tuviese nada que ver directamente con las matemáticas.

La tailandesa se estaba esforzando, en las últimas semanas aprovechaba los recreos para refugiarse en la biblioteca y repasar las lecciones vistas en clase, pero el resultado era siempre el mismo, ella agobiada por no entender una mierda.

Otra mala pasada para Lisa en la hora de matemáticas; habían dejado a la clase una serie de ejercicios que no pudo completar a tiempo y por lo tanto no pudo entregar.

—Señorita Manoban, necesito hablar con usted —el profesor Jackson detuvo a Lisa al final de la clase antes de que esta se retirara del aula.

La rubia suspiró pesadamente y se dio la vuelta sobre sus talones, tenía una idea de a que se debía su retención.

—¿Sí? —se acercó al escritorio del profesor.

Jackson le pidió que tomara asiento en una de las butacas frente a su amplia mesa de trabajo y habló una vez que la rubia siguió su indicación.

—Necesitamos hacer algo contigo Lalisa, estás a nada de reprobar la materia —dijo el joven maestro sin rodeos hojeando la lista de alumnos —Apenas tengo registradas un par de tareas tuyas de todas las que hemos realizado a lo largo de la parcial —alzó la mirada por debajo del cristal de sus gafas.

—Lo sé, pero es que me resulta demasiado complicado —la menor se veía afligida.

El profesor era consciente de ello, varias veces había observado a Lisa batallando con las actividades, él sabía perfectamente que no era una holgazana, simplemente las matemáticas no eran lo suyo, y por eso estaba dispuesto a ayudarla, su esmero en intentar ir al ritmo de la clase lo había conmovido.

—Tengo una propuesta para ti —el profesor se acomodó en su silla adoptando una postura recta y cruzando las piernas.

Lisa lo miró con curiosidad en silencio, no estaba segura de que es lo que aquel sujeto estaba a punto de pedirle.

—No me mires así, no es nada indecente —Lalisa rió nerviosa, la idea no se le había cruzado por la cabeza —Puedo conseguirte un tutor, alguien que te ayude fuera del colegio.

La idea no sonaba del todo mal para Lisa, pese a que tendría que dedicar más tiempo de su día a estudiar, no le veía ningún inconveniente, de hecho creía que le sería de mucha ayuda, ya que si perdía la materia, perdía muchos de los privilegios que sus padres le había otorgado meses atrás luego de su cumpleaños número dieciocho.

—¿Y qué piensas? —preguntó el maestro al ver que Lisa no decía nada.

—Me parece bien, se lo agradecería mucho si lo hiciera —expresó esperanzada. Si alguien podría ayudarle a pasar la materia no veía manera de rechazarlo.

A Little Bit Of Jenlisa - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora