quince

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𝙉𝘼𝘿𝙄𝘼

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𝙉𝘼𝘿𝙄𝘼

Sakura estaba pelando manzanitas sentada a un lado de Sasuke.
La cara de este me daba pena, se notaba tan angustiado que me provocaba ganas de irme de la pieza así no me contagiaba la depresión.
—Sasuke-kun ¿quieres manzana? — la rosita sonrió. Me acerqué porque yo sí quería, me estaba muriendo de hambre.
Una lástima que el Uchiha le tirara el plato de un manotazo.
¡Sasuke por Dios! ¡No desperdiciés la comida amigo! — las alcé, las limpié y me las comí, acá no se tiraba nada.
No dijo nada, se quedó quieto de nuevo con los ojos igual de vacíos.

Poco después Naruto apareció por la puerta y la mirada del emo se oscureció.
Ay no.
Bueno, le pidió que se cagaran a piñas ahí nomás así que los dejé ser y me fui, ni ganas de aguantar cómo se pelean, perdón Sasuke te amo.
Pasé por la habitación del cejitas, me daba pena la situación en la que estaba pobre tipo el Gaara ese se lo había culiado.

Salí afuera, había solcito y el día estaba lindo para hacer nada.
Caminé por atrás del edificio hasta que me empezó a caer agua encima.
Pero la concha de mi hermana ¡hoy no me tocaba bañarme!miré para arriba, al parecer eran Naruto y Sasuke. Qué pendejos del culo amigo.
Me fui enojada otra vez, estaba toda mojada ni Kakashi me había dejado así la otra vez, una bronca.

La gente me miraba raro, ysi. Encima faltaba una banda para llegar al departamento me quise pegar un tiro.
En una esquinita vi a Sasuke sentado encima de un árbol, me estaba por acercar a gritarle que me cagó el día de no bañarme hasta que aparecieron unos cables o algo así y lo dejaron atado al árbol. Iba a ir pero vi que solamente era Kakashi.
Me escondí ahí cerquita para chusmear.
—Sasuke... deja de buscar venganza. Si sigues así... ya he visto cómo de malos se pueden volver niños como tu. Al final, los que saborean la venganza no están satisfechos. — tenía el tono aburrido de siempre en la voz, pero se notaba que estaba preocupado por el emo, igual que yo.
Se me apretó el corazón cuando Kakashi volvió a decir que no tenía a nadie importante, todavía seguía pensando en lo que había pasado el otro día.

Para entrar en contexto, seguíamos igual pero ahora por lo menos me hablaba. Según yo, el peliplata todavía pensaba que si me quedaba cerca suyo me iba a cagar muriendo, así que intentaba hacerle ver que si me llegaba a morir no iba a ser por su culpa.
Mi nene solamente tenía miedo.

Me fui en medio de su conversación porque no me daba la cara para seguir escuchándolos.
Caminé un trecho más hasta que vi al peliplata agachado encima de una rama mirándome fijo.
—¿Por qué estás mojada?
Te vi a lo lejos y bueno... — Kakashi soltó una risita y saltó del árbol para caminar conmigo.
—Umm.. ¿cómo estás? — rascó su mentón con nerviosismo.
Bien ahora que estás acá conmigo, cuchurrimin. — lo escuché suspirar y bajó la cabeza. —¿Todavía tas triste por eso? Ya te dije que tampoco es para que nos casemos a algo así, te voy a chamuyar todo el tiempo para mostrarte que te quiero posta y no me va a pasar nada, acostumbrate.

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