uno

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𝙉𝘼𝘿𝙄𝘼

La luz del sol me estaba rompiendo los huevos, era domingo quien poronga se levanta temprano un domingo.

Me di la vuelta haciendo que el calor recayera sobre mi pelo.
—La concha de la loraaaaa. — me levanté cuando el dolor del sol fue insoportable, me daba dolor de cabeza.
Miré mis manos, las uñas largas pintadas de un negro brillante las adornaban y resaltaban con la piel blanca, faltaban pedazos de esmalte y me hacían ver más crota de lo normal.

Después capté que no estaba en mi pieza.

— ¡AH! — me levanté de golpe sobre la cama, observando la pieza con una re inquietud. Estaba parada encima de una cama normal con sábanas azul marino, una mesita de luz al lado y un ropero en frente.
Nada más.

Escuché pasos apresurados venir desde lo que parecía un pasillo fuera de la pieza, agarré lo primero que tenía a mano que era casualmente, un velador.
La puerta corrediza se abrió estruendosamente y por ella se asomó un chico, bueno, un hombre adulto no muy adulto de pelo plateado en punta y una máscara que cubría la mitad su cara.

— ¡¿Qué demonios haces en mi habitación?! — preguntó en un tono de voz elevado que no sabría si considerarlo grito o no.
— ¡Qué sé yo, gil! — le tiré la lámpara que esquivo con demasiada facilidad. — Eh bancá, hablaste japonés ¿no? — él asintió, confundido quizás por el acento. — ¿Cómo mierda me entendés y yo te entiendo?

 — ¿Cómo mierda me entendés y yo te entiendo?

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—Entonces... — el viejo al frente mío me miraba dudoso con la pipa en la boca. —¿No eres de aquí?
Y no, de donde vengo se llama Argentina papá, ya sabes, mates, choris y macri gato. — el humo salió de su boca y todavía seguía con esa mirada de no entender una verga. — y bueno, ¿sabes qué hago acá o..? el viejucho negó, detrás mío escuché el suspiro del peliplata llamado Kakashi.

Kikishi.

— Te daré un departamento cerca del centro, aparentas 20 años, puedes buscar trabajo o intentar ser ninja y ganar tu dinero mediante misiones.
Dale, re piola ser ninja. — me levanté y estiré un poco las piernas, se me habían medio acalambrado tanto estar sentada.
— Kakashi, llévala a su nuevo hogar. — el ninja refunfuñó pero terminó aceptando. Antes de salir de la habitación el hombre con título de «Hokage» me llamó.
— ¿Cuál es tu nombre? — me di la vuelta y le sonreí, era un viejo agradable y de cierta forma me recordaba a mi ya difunto abuelo.
Nadia Rodríguez, Nad o Magui para los compas.

Salimos del edificio y me guió por las calles de la aldea, tenía un estilo que en cierta forma me gustaba.
— Oye. — escuché la voz del peliplata llamarme con cansancio, me di la vuelta y estaba parado frente a un edificio mediano y me señalaba con la mano para que entrara.
Lo seguí cuando entró al lugar y me guio por unas escaleras hasta un pasillo con algunas puertas que supongo eran más departamentos.

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