Capítulo 2: ¡¿Qué tengo que hacer Qué?!

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Marlene estaba recostada en el sofá de su casa, aún inconsciente. Michael y Sam no se movían de su lado, mientras que Paul y Jared hacían guardias en el bosque.

El hermano mellizo de la muchacha no paraba de caminar de un lado a otro, totalmente lleno de nervios. Su hermana era la más fuerte de los dos, tanto física (aunque ahora lo era él, Michael juraba que su hermana seguía más fuerte que él) y mentalmente, y ahora con su desmayo a la inconsciencia era algo de que preocuparse.

Sam esperaba un poco impaciente a su lado, con el corazón en la mano y un dolor en el pecho, su lobo estaba inquieto por su impronta, aunque su lado humano era consciente de que era un simple desmayo por la impresión, su lobo no estaba de acuerdo con eso.

-¿Sabes como decirle eso... lo de... la imprimación?.-Pregunto Michael, aún caminando de un lado a otro.

-No sé como se lo tomará.-Suspiró Sam.-Menos como se tomará lo de vivir conmigo.

-Eso es algo que no entiendo exactamente.-Soltó Michael.-¿Por qué debe vivir contigo?.

Sam soltó otro suspiro, ni él entendía pero sabía que debía hacer eso.

-Según las normas Quileutes, cuando un Alfa se imprima, su impronta debe vivir con él.-Explicó.-Porque éste debe asegurarse de que ella estará bien, y que estará segura con su protección. Cuando un Alfa se imprime, esta imprimación es más fuerte que la de los demás lobos.-Miró a la azabache que comenzaba a moverse.-Pero, aunque yo no quisiera forzarla, ella debe obedecer esa norma.

-Si no lo hace, ¿Qué pasará?.-Preguntó Michael, mirando a su hermana.

-Podrían expulsarle de la reserva por desobedecer una orden.-Gruño.-No dejaré que eso pase, primero sobre mi cadáver.

-Al fin coincidimos en algo, Sam.-Gruño Michael.

El beta no era muy apegado ni estaba muy contento con esto de los lobos, su Alfa y mentor era algo molesto. Más que nada cuando estaban en Fase y Sam pensaba en su hermana como el ser más hermoso del planeta, realmente le aborrecía todo eso, y en ningún momento dejo de insultar a los ancestros por ello.

Marlene comenzó a moverse más, abriendo los ojos de a poco, y poniendo su mano en la cabeza, soltando un jadeo por el dolor que sentía. Sam se acercó lentamente, con preocupación y nervios. Finalmente, Marlene abrió los ojos, y lo primero que hizo fue buscar con la vista a su hermano. Dio con él en cuestión de segundos, estaba parado en el umbral de la puerta de la sala de estar, con una ropa totalmente diferente a la que lo había visto horas atrás, tenía el rostro sin expresión (algo muy normal en él) y sus ojeras llegaban a ser de un tono muy oscuro, como si no durmiera hace días.

-¿Michael?.-Susurró Marlene.

-Aquí estoy, Mar.-Dijo el muchacho, corriendo a Sam de un leve empujón, acto que saco un gruñido del Alfa.

ALPHA |1| S.UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora