Libro n°1 de la saga: "Improntas Quileutes."
"-¿Y yo qué tengo que ver con éste tipo?
-Más de lo que creerías, Mar, más de lo que creerías."
👤 Sam Uley
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La manada entera se encontraba en la playa de la reservación, la Push. Jared aún no aparecía, y Marlene estaba preocupada por su ausencia.
-Le volveré a marcar.-Dijo la azabache, buscando su teléfono.
-No es necesario, Lene.-Murmuró Leah.-Jared se imprimo hace un mes, y quiere que conozcas su impronta.
-¡¿QUE JARED QUÉ?!.-Gritó ella, sorprendida.-¿Por que nadie me dijo nada?.
-¿Porque nos olvidamos?.-Dijo Embry, dudoso.
-Bueno, Ya.-Terminó Sam, tomando la mano de su impronta.-Cálmate, ahora conocerás a la chica, o mejor dicho, volverás a verla.
-Volver a...-Dijo ella, confundida.-¿Qué hace Jared junto a Kim?.-Preguntó al verlos venir juntos, todos sonrieron complices y ella cayó en cuenta.-¿QUÉ?
El cumpleañero oyó los gritos de su mamá Lene y comenzó a reír, también oía los intentos de calmar a la fiera de parte de Sam. Kim iba nerviosa junto a su chico, y aún más cuando vio el rostro de Marlene, el cuál, Jared le dijo que no la mirara tanto porque a nadie le gustaba que le hicieran sentir mal a la madre de los lobos.
Una vez junto a ellos, Jared tomó la mano de Kim y la guió hasta Marlene, que estaba junto a Sam.
-Kim, preciosa, Ella es Marlene... Mi segunda madre y alimentadora de la manada.-Presentó, la azabache miró a Sam con confusión.
-Lo sabe.-Le susurró Sam.
-Que bueno verte, Kim.-Dijo la azabache con una sonrisa, se acercó y la abrazó.-Bienvenida a esta familia extraña.-Murmuro cuando se separaron.
Jared sonrió alegre y tomó la mano de su impronta. Los chicos se acercaron y comenzaron a comer mientras hablaban. Marlene miraba a todos, se sentía feliz, volteó su mirada a Sam que hablaba con Paul y Michael en susurros.
-Así que... Sam y tú...-Dijo Kim, llamando la atención de la mujer que la volteó a ver.
-Sí, soy la impronta de Sam.-Respondió con una pequeña sonrisa.-Tu y Jared... ¿Como fue?
-Fue hace un mes y medio, ahora somos novios.-Contestó, mirando al chico que bromeaba junto a Embry y Quil.-Aún no lo creo...
-Tranquila, a mi me costó meses para asimilar y entender...-Dijo tomando dos galletas del plato que había apartado para ellas de los hambrientos lobos.-Hace poco lo terminé por aceptar.-Le tendió una galleta a la chica y esta la tomo.
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La tarde se pasó rápidamente entre charlas, risas y ver como los chicos jugaban. Cuando estaba cayendo el atardecer, Marlene se levantó de la arena y caminó a la orilla del mar, mirando como el sol caía y el viento frío la abrazaba. Su mente proyectaba cada una de los momentos en que había vivido desde que ella había sido imprimada por Sam. Una sonrisa se dibujó en su rostro al recordar como lo trató la primera vez, y soltó una risilla cuando recordó los momentos junto a la manada. Se sentía completa.
-¿Estás bien?.-Preguntó Sam, detrás de ella.
La chica lo volteó a ver, una sonrisa se escapó de sus labios al ver la cara de preocupación del lobo.
-Sí, más que bien.-Dijo mirándolo a los ojos.
-¿Segura?.-Cuestionó. Ella asintió y se acercó a él a paso lento, hasta quedar frente a frente.-¿Mar...?
Lo abrazó.
El agua chocando contra la costa, el viento frío haciendo que la chica se estremeciera, los chicos de fondo gritando, y el sonido de sus corazones. Era todo lo que ella quería oír.
-Sam... Te quiero.-Susurró.
El lobo sonrió como niño pequeño, y puso un poco más de fuerza al abrazo, sin lastimarla.
-También te quiero, Marlene.-Respondió.
Los betas gritaban, bailaban y saltaban felices. Paul se levantó de la arena y comenzó a gritar.
-¡NO SEREMOS HIJOS CON PADRES DIVORCIADOS!.
-¡SIIII!.-Chillo Embry.
Los Imprimados rieron, pero no se separaron del abrazo. No tenían planes de hacerlo, no por ahora.
Cuando la noche cayó, todos fueron a la casa Uley a hacer hamburguesas a la parrilla. Marlene y Kim hablaban de una salida de chicas, querían invitar a Leah, pero la misma se negó al oír la palabra "Compras". Cenaron, rieron y luego cada uno volvió a su casa, Marlene tomó la mano de Sam y lo obligó a irse a dormir con ella esa noche.
Dormían plenamente y muy contentos, hasta que Sam se fue a su guardia y dejó a su impronta dormida al cuidado de Paul que acababa de salir de su guardia. Aunque, sabía por experiencias pasadas, que el lobo gris sería cuidado por la azabache en cuanto despertara por la ausencia de calor. Ya que esta despertaba a la hora que Sam se haya ido, vería a Paul dormido en el sofá, y ella lo cuidaría, como siempre.
Tal y como se dijo, Marlene se despertó a las 3 a.m buscando a su estufa peluda, pero no la encontró, así que se levantó de la cama y cuando fue a la cocina, vio a Paul dormido con la boca abierta en el sofá (que estaba ya para tirar a la basura, ya que el mismo que dormía en el, jamás lo termino de arreglar.). Sonrió divertida y se fue a buscar un vaso de agua, realmente estaba cansada, así que volvería a la cama.
