*Edit hecho por Mí.᯽ᚔᚔᚔᚔᚔᚔ߷ᚔᚔᚔᚔᚔᚔ᯽
Dos meses habían pasado desde aquel día. Sam se pasaba por el hospital una vez a la semana, para verificar que ella esté bien, pero ni siquiera la miraba. Se odiaba así mismo al saber y recordar que él había sido el culpable de aquella herida. Solía ir cuando ella dormía, así evitaba hablar con ella.
Una vez que la herida cerró, los médicos decidieron darle el alta a la chica, esa mañana ya estaba saliendo del hospital con gasas y cinta adhesiva en el rostro, para evitar que se ensucie y se le infecte la herida que estaba en proceso de cicatrizar. Michael había ido por ella, y ahora, ambos hermanos estaban en la vieja camioneta de Sam en dirección a la casa del mismo.
En el camino no hablaron de nada, solo era el sonido de la camioneta que ya no andaba en sus mejores años y el sonido de las gotas de lluvia que caían en esta. Marlene iba mirando el bosque, con dolor en su rostro y en su pecho, no estaba muy segura de ver a Sam nuevamente, ella estuvo esos días pensando en que ella lo había provocado, y por más que todo el mundo decía que no era su culpa, ella sabía que tampoco era la de Sam.
Michael aparcó fuera de la casa de Sam, de donde salieron 3 lobos corriendo y brincando como niños pequeños. "Mamá Lene está en casa", oyó decir a Paul con una sonrisa mientras corría a ella y con cuidado la abrazaba, siendo seguido de sus dos hermanos. El West veía con ternura la escena mientras buscaba con la mirada a Sam. Al día siguiente del incidente, ambos lobos se habían golpeado entre ellos, tanto como humanos que como lobos, y solamente el grito de Billy Black hizo que ambos pararan la pelea. Desde entonces no habían cruzado palabra alguna, y Michael ya no hacía tanto caso a las órdenes de su Alfa.
—Que bueno que estés aquí, ya nos hacías falta.—Murmuró Embry en cuanto se separaron de la chica.
—Quisimos ir al hospital, pero una chupasangre ha estado algo intensa y nos ha dado el doble de trabajo.—Comentó Paul, mientras pasaba su brazo izquierdo por los hombros de la muchacha.
Ella sonrió sin hacer mucho esfuerzo, le dolía aquella parte de su rostro al gesticular, así que trataba de hacer las menores muecas posibles. Luego de eso, los cuatro lobos y la humana entraron a la casa, la cual, estaba más limpia que nunca, los cambia formas habían comentado que la habían limpiado y manteniendo para que cuando volviera, no tuviera que hacer nada. Unas horas después llegó Leah y Seth acompañados de un joven que ella reconoció como el nieto del viejo Ateara y de un Sam totalmente diferente a como Marlene recordaba. Estaba más flaco y ojeroso que nunca, y evitaba a toda costa la mirada de la joven, haciendo que el ambiente se tornara algo tenso.
La cena transcurrió tranquila, demasiada a comparación de las que solía haber, pero de igual manera, los lobos le contaban a la recién llegada que Quil, a las semanas de que ella había entrado al hospital, había entrado en fase. También de la guerra que había pasado contra unos Neófitos y finalmente, que Isabella Swan se iba a casar con un Cullen, noticia que no sorprendió a la humana, pero si que había inquietado por Jacob, que notó que no estaba allí.
—Decidió irse por unos meses, necesitaba tiempo para reflexionar.—Dijo Michael al ver la cara de su hermana, esta asintió y dejó el tema a un lado.
Luego de la cena, todos se retiraron, siendo Michael el último, que antes de irse miró a Sam con una mirada llena de advertencia y luego de decirle a su hermana que podía volver a su vieja casa si no quería estar allí, pero ella simplemente le ordenó que se fuera prometiéndole que lo llamaría por cualquier cosa.
La casa quedó en absoluto silencio, ambos estaban en el comedor sin decir una sola palabra. Marlene buscaba los marrones ojos de Sam, cuando este solo los ignoraba con culpa, eventualmente ella se cansó y caminó a la habitación para acostarse con cuidado en la cama, cayendo lentamente al mundo de los sueños.
El lobo daba vueltas por la sala/comedor, tranquilizandose mentalmente, pero no podía. Sentía el olor de su impronta y volvía aquel sentimiento de culpa y odio, también sentía una preocupación por el bienestar de ella. Minutos más tardes oyó que ella se había dormido, y aprovechó a ir a verla dormir. Al entrar a la habitación la vio tapada con acolchados gruesos y miro con detenimiento las gasas en el rostro de ella, una punzada se instaló en su pecho nuevamente.
"Soy un Monstruo". Se repetía una y otra vez.
Se había quedado tanto tiempo mirándola sin darse cuenta de que ella despertó. Estaba distraído, roto y muy dolido.
—Lo siento.—Susurró Marlene, sacando al lobo de sus pensamientos.—No debí decir eso, sabía que te lastimaria, lo siento.—Se disculpó, sentándose en la cama.
Sam quitó la mirada de ella y se volteó para irse de la habitación, no sin antes oír que ella suspiró pesadamente.
Esa noche fue pesada, ninguno de los dos estaba listo para una conversación, aún.
A la mañana siguiente, Jared y Paul fueron los primeros en llegar e ir a ver a Marlene acostada en su cama, ambos lobos se sentaron en los pies de esta y hablaron con ellas, luego se les unió Embry, Jacob y Michael, y por último los hermanos Clearwater.
—Chicos, quisiera hablar con Leah, ¿Podrían darnos un momento?.—Preguntó Marlene, sentada en su cama.
—¿Segura?.—Dijo Paul, inquieto, olvidando que la chica estaba allí.
—Sí. Adiós.—Saludó con la mano, invitando a los chicos a salir de la habitación, segundos después, cuando ambas quedaron solas en la habitación, volvió a hablar.—Leah, lo siento.—Comenzó.—Tú fuiste mi única amiga, mi única confidente, mi única hermana.—La miró a los ojos.—Yo no quise esto, me negué por meses, semanas, a la loca idea de la imprimación hasta que surgió un efecto en mí.—Se auto-señalo.—Me enamoré de Sam, y lo siento, porque sé que tu aún lo quieres, lo siento.
Leah la observo unos segundos desde la esquina de la habitación, ella sabía que cuando Marlene te decía algo mirándote a los ojos era verdadero, no podría mentirte al mirarte a los ojos. Suspiró.
—Yo también lo siento, Lene.—Murmuró, caminando hacia la cama.—Mi madre me explico que la imprimación no es algo que se elige, pero sabes como soy...
—¿Terca?.—Preguntó Divertida, sacándole una sonrisa a la loba.
—Sí, Terca.—Rió.—Deberías hablar con Sam, se siente un monstruo, y sé que también te sientes uno por decirle lo que lo provoco.—Ella asintió, y Leah continuó.—Pero ninguno de los dos lo es, solo se equivocaron, deben aprender a perdonar los errores, yo lo aprendí, ustedes pueden hacerlo.
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ALPHA |1| S.U
FanfictionLibro n°1 de la saga: "Improntas Quileutes." "-¿Y yo qué tengo que ver con éste tipo? -Más de lo que creerías, Mar, más de lo que creerías." 👤 Sam Uley