ALPHA |1| S.U

Capítulo 6: No seas posesivo, o te pateare el trasero.

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El lunes en la mañana era, para todos en general, el peor día del mundo. Los tres lobos más pequeños debían comenzar su último y penúltimo año escolar, y los dos más grandes debían ir a trabajar en el taller.

Marlene ya les tenía el desayuno preparado sobre la mesa, de a uno iban apareciendo. El primero en llegar fue Embry, quien la saludó y le regaló una flor que se encontró en el camino, ella la aceptó con gusto y la colocó en un florero. El segundo fue Paul, quien venía de mal humor, pero sus humos se esfumaron al verla con una sonrisa y una taza gigante de chocolate caliente, él era el más mimado y regañado de los tres. Y luego llegó Jared, quien se había quedado dormido pero Marlene le guardó comida. Sam y Michael se habían ido muy temprano al trabajo que habían encontrado por un cartel que Marlene vio al regresar del supermercado de los Daniels, donde también (sin decirle a nadie), vio un cartel donde pedían empleados.

—Coman todo, hay más en el horno.—Indicó la azabache, buscando una chaqueta en los cajones de su habitación (la cual aún no compartía con Sam, el pobre dormía en el sofa). Ella sabía que los chicos la oían a la perfección, así que no había necesidad de gritar.

—¿A dónde vas?.—Preguntó Paul, cuando la vio llegar a la cocina con ropa formal.

—Vi un anuncio donde solicitan empleados, y creo que es buena idea que vaya.—Respondió, metiendo unos papeles en su bolso, bajo la atenta mirada de los tres curiosos lobos.

—¿No creés que es muy precipitado el buscar trabajo luego de lo que paso?.—Pregunto Jared, preocupado.

Todos y cada uno de los lobos se habían enfurecido en cuanto se enteraron del gran problema que había pasado con la chica en su trabajo anterior, y desde entonces habían estado muy pendientes de cruzarse "sin querer" al tipo ese y darle un buen susto, o en el caso de Paul, una buena paliza.

—¿No será que si trabajo, ya no podré mimarlo con mucha comida?.—Replicó la chica, mirando a los lobos.

—Sí... digo no, claro que no.—Se excusó Jared, rápidamente.

—No queremos que te pase algo mientras no estamos, Lene.—Habló Embry. Paul y Jared asintieron con la cabeza, dándole la razón al chico.

—Tranquilos, estaré bien.—Murmuró Marlene.—Y les prometo que cuando vuelva haré lasaña.—Dijo antes de saludar a cada uno e irse de la casa, antes de que alguno le dijera algo más.