Capítulo 9: Nadie se mete con mis cachorros.

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*GIF hecho por mí

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*GIF hecho por mí.

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Habían pasado varios días desde que Jacob Black se había unido a la manada, la cual, el joven heredero del cargo de Alfa negó serlo de ésta. Marlene no se había cansado de regañar a Paul por haberle roto el Sofá y toda su cocina por nada, haciendo que éste arreglara como se debía el lugar, y sin ayuda.

—¡Pero ya lo he hecho!.—Se quejó Lahote, tras recibir un martillo de la azabache.

—¡La cinta adhesiva no cuenta como arreglo!.—Vocifero Marlene desde el porche.—Y tus hermanos tienen prohibido ayudarte, así que espero que seas un buen carpintero y arregles tu desastre.

El lobo gruño y se encaminó a hacer lo que se le había pedido. La azabache salió rumbo al trabajo, acompañada obviamente por uno de los lobos, en este caso, de Jared, ya que Embry y Jacob estaban en el bosque con Sam, al parecer había un vampiro nómada que entraba y salía del lugar como si fuera en busca de algo.

—No es necesario tener guardaespaldas para ir al trabajo, Jared.—Repitió la oración por segunda vez en el trayecto al supermercado.

—Si lo es, cuando tú estás en peligro por un imbecil y hay una chupasangre dando vueltas.—Respondió seriamente.

Los lobos, (Extrañamente, Jacob, también), estaban alertas a cualquier cosa que fuera a dañar a la impronta del Alfa. Ya de por sí, estaban nerviosos por las visitas no autorizadas de la vampira pelirroja, y ahora con una amenaza de un ex novio, la protección se extendió aún más.

Flashback

La manada y la humana comían muy a gusto aquella noche que no había un frío de morirse congelado, por lo que aprovecharon eso y comieron afuera, disfrutando que el cielo estaba despejado y podían verse varias de las estrellas y constelaciones. Marlene estaba sentada junto a su hermano en un tronco, observando a los chicos, Paul, Jared, Embry y ahora, Jacob, jugar entre ellos mientras Sam hacia unas hamburguesas en la parrilla, también, observandola y regalándole pequeñas sonrisas que le eran correspondidas.

Todo estaba en paz, pero como dice el dicho, lo bueno y tranquilo dura poco. El teléfono de Marlene sonaba y vibraba desde su bolsillo de la chaqueta que Sam le había dado cuando tembló del aire fresco que apenas había, lo sacó y reviso quien llamaba.

Nicolás Faure

—Mierda.—Susurró ella, desconcertando a los dos lobos que la miraban atentamente. Se levantó de su asiento y caminó rápidamente a la casa, donde se encerró en su cuarto y atendió la llamada.

ALPHA |1| S.UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora