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Los días pasaban, el tiempo que Sam pidió se le estaba dando, pero poco a poco estaba enfermando a la chica. Ambos estaban delgados, pero era a la chica a quien más se le estaba notando, las curvas naturales de la chica estaban desapareciendo a medida que pasaban los días. Los betas estaban preocupados por ambos, mientras los chicos trataban de hacer entrar en razón al terco de su Alfa. Leah trataba de hacer lo mismo con su Amiga, porque sí, estaban retomando su amistad poco a poco.Ese día era el cumpleaños de Jared, así que Marlene le estaba preparando un pastel enorme para el lobo junto al único cocinero ayudante, Embry.
—Iremos a la Push a hacer el festejo, Jared quiere jugar a la pelota.—Indicó la chica, mientras miraba como el lobo batía la mezcla sin cansancio.
—En unos días más es tu cumpleaños, Bah, y el de Michael.—Recordó Embry.—Es de lo único que habla tu hermano, al parecer se trae algo entre patas.—Bromeó.
La chica rió, y salió a la sala para buscar un papel que debía mostrarle al lobo. Cuando volvió, vio que Embry estaba por comerse unas Chips de chocolate.
—¡Embry Call, más te vale dejar esas chips para el pastel, o no probaras bocado!.—Amenazo. El lobo rió y ella sacó el papel de su bolsillo..—Ha llegado esta carta del jefe Swan, me ha dicho que es sobre la casual muerte de Nicolás en la cárcel.—Le comentó.—Lo encontraron lastimado, pero suponen que fue uno de allí, aunque hay razones para pensar que no fue eso.
—¿A que te refieres?.—Preguntó Embry.
—A que fue un frío, no tenía ni una gota de sangre en su cuerpo, y que habían otros presos con la misma condición.—Respondió.—Era un psicópata, pero no merecía morir.
—Lene, intentó matar a Jared, y quería secuestrarte para que vuelvas con él.—recordó. —Creo que era lo más justo.
—Y ustedes son los que defienden a los humanos.—Murmuró irónica.
—Pero no a los psicópatas.—Defendió Embry con una sonrisa burlona.
Mientras ellos hacían el pastel, del otro lado del bosque estaban los demás lobos haciendo un recorrido por este. Las cosas estaban demasiado tranquilas desde que Bella Swan se había casado con Cullen, aunque a muchos no les daba buena espina.
«Seth, ¿puedes callarte?. Me cansa oírte cantar esa estúpida canción. » Se quejó Paul, irritado.
El joven Clearwater estaba tarareando una canción que Marlene solía tararear, Killer Queen de la banda Queen, no había parado de tararearla desde que la oyó esa mañana.
«Ya, Paul. Déjalo. Como sea, ¿Donde está, Embry?» Intervino Jared.
«Está con Marlene, debía de ayudarlo con algo.» Mintió Leah, era la única que sabía que estaban haciendo, y era la única que podía bloquear sus pensamientos.
«Paul, Seth y Quil, Recorran el norte y alrededores. Michael, Leah y Jared, sur y alrededores. »Ordenó Sam.«Iré a la casa a ver si necesitan algo.»
Nadie objeto, y Sam salió disparando a la casa. Aunque Sam jamás lo admitiría, ni en voz alta ni en sus pensamientos cuando estaba transformado, siempre había sentido un estilo de 'Celos' en la relación entre su impronta y Embry, el chico era Atento, Amable y muy unido a ella.
Cuando llegó a la casa paró en seco al oír una conversación entre ellos. Embry sabía, ya sea porque tenía un buen olfato o porque sabía cuando sus hermanos de la manada estaban cerca, que Sam estaba al límite del bosque.
—¿Qué pasa con Sam?.—Preguntó Embry.
La chica suspiró.
—Hace unos días le pedí perdón, por haber dicho cosas que no debía decir.—Murmuró.—Él se fue, alegando que quería un tiempo para no dañarme más de lo que ya había hecho.—Señalo su rostro, que ya estaba sin vendar dado a su rápida cicatrización.—Pero no entiende que me daña aún más cuando me aleja, me ignora y me rechaza.—Suspiró pesadamente. —Me duele, Embry. No quiero que se culpe, lo hecho...hecho está, y soy consciente de las leyes, en especial la de las Improntas, pero ya han pasado tres meses, lo he perdonado y lo necesito.
Embry sonrió nostálgico, y salió de la cocina, dejando a la chica más confundida aún cuando vio a Sam en el umbral de la puerta que daba paso de la cocina a la sala/comedor. El alfa de la manada quedó estático, sin mirarla.
—También te necesito, no sabes cuánto.—Susurró el lobo.
—Sam, si me necesitas, háblame, abrázame...—Se acerco lentamente hasta quedar frente a él.—...Pero primero que nada, Mírame.
Él dudo, realmente lo hizo, pero cuando sintió que ella se estaba alejando de su cercanía, la tomó de la mano, y finalmente buscó aquellos ojos Cafés que tanto amaba.
—Lo siento.—Susurró con voz ronca, los ojos le picaban y sus ganas de llorar aumentaban.—Solo quiero hacerte feliz, quiero amarte y atesorarte, por el resto de mi vida. Y no me importa si no es en la forma que yo quiera, aceptaré ser lo que tú quieras y necesites, haré todo lo que me pidas, pero porfavor, perdóname.
Marlene sonrió con sus ojos cristalinos, y se lanzó a sus brazos, en busca de un poco de calor y cariño, en busca de un abrazo del lobo que ella había comenzado a amar.
—Quiero que seas parte de mi vida, y que me des alegrías, amor y compañía, quiero que estés en mi vida por toda la que queda de ella, Sam Uley.—Dijo en cuanto se separo de sus brazos. Colocó sus manos en el cuello del contrario y lo atrajo para poder besarlo.
Embry desde afuera saltaba alegre, al fin las cosas estarían tranquilas, aunque sea por un tiempo.
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ALPHA |1| S.U
FanfictionLibro n°1 de la saga: "Improntas Quileutes." "-¿Y yo qué tengo que ver con éste tipo? -Más de lo que creerías, Mar, más de lo que creerías." 👤 Sam Uley