Gris y sumamente aburrido: Esa era la forma principal para describir lo que se veía a través de la ventana, unas frías gotas de agua estampándose en el vidrio para rápidamente comenzar una carrera hacia la parte inferior del marco. Un clima que se almodaba a la perfección con la clase que el profesor no se esforzaba por mantener entretenida.
El cielo estaba pintado en una escala de grises y el sol era cubierto por nubes, una representación acertada de la mente de (...), pensando en que si la lluvia no terminaba pronto, la incapacitaría para patinar fuera cuando las clases terminaran.
Su atención cambió de foco cuando su nombre en la lista fue dicho en voz alta por parte del profesor. Maldijo hacia sus adentros y cerró los ojos con fuerza para incorporarse y poder presentarse frente a sus compañeros.
Tomó un poco de aire y comenzó a recitar un corto discurso preestablecido que venía recitando hacía muchísimo tiempo.
—Buenos días. Ya lo escucharon, pero me llamo (...) Matsuda, nací aquí en Okinawa y me gusta patinar. Espero que nos llevemos bien este año.
Luego de eso, volvió a sentarse y soltó un suspiro de alivio. Su naturaleza introvertida le solía jugar malas pasadas ante situaciones similares. Esperaba no haber dado una mala impresión.
Sintió cómo la persona que se sentaba detrás le picaba un hombro queriendo llamar su atención. Arrugó ligeramente las cejas y volteó su cabeza, buscando al responsable de aquella molesta insistencia.
—¿Qué quieres?
Sus ojos se toparon con unos emocionados orbes color miel que la observaban con cierto anhelo y curiosidad. Era uno de sus compañeros, el que más resaltaba de toda la clase por su personalidad extrovertida y llamativo cabello rojizo.
A pesar de reconocerlo, nunca había sabido su nombre. Sin embargo, esa pequeña divagación de su mente fue interrumpida por la voz estruendosa del chico.
—¡¿De verdad patinas?! ¡Yo también! ¡Eso es genial!
(...) se sintió un poco incómoda por la confianza que utilizó al hablar con ella, nadie solía acercarse a su persona con tanta energía. Además, no se le notaba ningúna pizca de miedo al saber con quién estaba interactuando. Ese fue un detalle que la hizo dudar, ¿no sabía quién era ella?
—Uh, sí. Practico patinaje artístico...
—¡Woah! Seguro debes hacerlo genial, ¿nunca probaste subirte a una patineta?—el pelirojo ultilizaba un tono alto al hablar, cosa que la alarmó.
—Oye, no sé cómo te llamas, pero —comenzó a susurrar en forma de regaño—. Baja un poco la voz, me vas a meter en problemas.
El chico asintió frenéticamente, suprimiendo una enorme sonrisa que imploraba por salir, elevando su mano hacia la dirección de (...) con la intención de estrecharla.
—Soy Reki Kyan, mucho gusto —se presentó, esta vez con un volumen de voz mucho más moderado.
Ella dudó un poco, clavando sus ojos en la mano de Reki que apuntaba a su dirección. No sabía cómo reaccionar ante una situación tan nueva, por lo que se limitó a fruncir el ceño.
Buscando otra opción elevó su vista, encontrándose con la sonrisa más sincera que alguna vez haya presenciado. Un gesto que rápidamente le fue contagiado, haciendo que curvara sus labios con timidez y suvizara la mirada. Ahí es cuando por fin extendió su mano, saludándose formalmente con el chico.
—Mucho gusto, Reki.
Editado: 08 de abril del 2024.
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Infinidad | Reki Kyan x Lectora ✔
FanfictionLas mentiras tienen patas cortas, es algo que todo el mundo sabe o sabrá tarde o temprano, ya sea mintiendo o siendo la víctima de aquellas palabras disfrazadas con una falsa realidad. Aún así, nadie se salva de esas palabras engañosas. Todos alguna...