Las mentiras tienen patas cortas, es algo que todo el mundo sabe o sabrá tarde o temprano, ya sea mintiendo o siendo la víctima de aquellas palabras disfrazadas con una falsa realidad.
Aún así, nadie se salva de esas palabras engañosas. Todos alguna...
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—¡Un retador!
Lo que estaba pasando era algo que muchos no podían creer, pero aún así gritaban eufóricos porque significaba que ADAM iba a patinar. La sola idea de ver al legendario fundador de "S" en una carrera, era una de las tantas razones para emocionarse.
En cambio, (Nombre) estaba preparando todos los insultos y regaños que Reki se llevaría cuando estuvieran solos. Ella sabía muy bien el resultado de aquel desafío, y lo menos que quería era que alguien saliera lastimado como pasaba con cada persona que patinaba contra ADAM.
—Si gano, te disculparás con Miya y (Nombre).
Y ahí estaba otra vez, metiéndola en las apuestas sin su consentimiento. Realmente no le importaba ni afectaba las palabras que aquel hombre le dijera, por lo que pensaba que era innecesario una disculpa y más viniendo de él.
Quería reprocharle, golpearlo y gritarle que era un idiota, pero se resistió. No supo cómo, pero tuvo la suficiente voluntad para quedarse estática mirando la situación.
—¡No simpatices conmigo!—gruñó el menor, lógicamente molesto.—Estoy totalmente bien. Solo significa que vuelvo al inicio.
—No estoy simpatizando.—respondió, mirando con atención a ADAM.—¡Yo simplemente odio a los tipos como él!
El silencio reinó todo el lugar, cosa que hizo que la molestia de Reki aumentara.—¡Oye! ¿Por qué no dices nada? ¿No sobresalen las orejas de esa máscara?
—Si las emociones pudieran verse a simple vista, ¿qué formas tendrían?
—Otra vez con ese tonto discurso. Maldito maniático.—murmuró (Nombre) que sin que nadie se diera cuenta, se paro junto a Miya. Este la miró, curioso.
—¿Eh?
—Creo que son como un manantial. Ese manantial tendrá diferentes cantidades de agua según la ocasión.—luego de unos extraños movimientos, se montó en su tabla.
—¡No cambies el tema! Yo...
—Mi manantial actualmente está seco. Porque no tengo ni un milímetro de interés en ti. Pero...—de un suave empuje, se deslizó hacia atrás para así comenzar a dar vueltas alrededor de Langa.—Bueno. Tú eres bueno. Fluye. Sale a borbotones. Sí.—paró en seco, justo en frente del menor.—¡El premio de la apuesta serás tú! Si yo gano... Patinarás conmigo la próxima vez. ¿Qué te parece?
—Está bien.
A la Matsuda le dio un pequeño tic en el ojo.—Ese otro idiota...
—¡Oye! ¡Langa!
—Es un trato.
Con el pasar de los minutos, todos comenzaron a irse del lugar, y entre ellos estaban Reki, Langa, Miya y (Nombre). Los cuatro caminaban juntos hacia las afueras de "S".
