Capítulo 3: Pasatiempos

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Había llegado el fin de semana otra vez, y como algo que se volvió habitual, (Nombre) iba a ir a la casa de Reki para pasar la tarde

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Había llegado el fin de semana otra vez, y como algo que se volvió habitual, (Nombre) iba a ir a la casa de Reki para pasar la tarde.

Un sábado nublado y con probabilidad de lluvia, ambos adolescentes decidieron no patinar ese día e invertir ese tiempo en otras actividades.

Algo peculiar, sabiendo que al pelirrojo le encanta andar en skate independientemente del clima.

La chica emprendió camino a la casa de su amigo, la cual quedaba a cinco minutos a pie. Era un trayecto corto, pero lo suficientemente pacífico para escuchar música al son de sus pasos.

Cuando llegó a la puerta de la dichosa vivienda, tocó la puerta dos veces lo suficientemente fuerte para que la escucharan. Ella era consciente del alboroto y bullicio que había allí adentro, por lo que procuró llamar la suficiente atención.

A los segundos, una niña de cabello café abrió la puerta con una sútil sonrisa despreocupada. La mayor la reconoció al instante, sonriéndole de vuelta.

—Buenas tardes, Koyomi-chan.—la saludó inclinándose ligeramente. A pesar de ya tener una reltiva confianza, aún conservaba la costumbre de las reverencias.

—¡(Nombre)-san, buenas tardes!—la menor le devolvió el saludo, ampliando la sonrisa y apartándose del marco, dándole el paso a (Nombre).—Mi hermano no está, fue a hacer unos mandados, pero enseguida vuelve. ¡Ven, pasa!

La contraria asintió con firmeza, ingresando a la casa y quitándose los zapatos para dejarlos en una esquina.

Al pasar por el comedor, se encontró con una señora mayor cocinando algo aparentemente dulce, mientras que dos niñas pequeñas correteaban por el lugar.

—Buenas tardes, señora Kyan.—saludó apenas verla.

La respectiva madre de Reki se volteó ligeramente, regalándole una suave sonrisa a la castaña.—¡Ah! ¡(Nombre)-chan! Estábamos esperándote, ¿cómo estás?

—Muy bien, gracias por preocuparse.—se acercó, observando con más detalle lo que estaba haciendo.—¿Qué está cocinando? Se ve delicioso.

—Cómo mi hijo nos contó que vendrías, decidí cocinar unos cupcakes para merendar. Él fue a comprar algunos ingredientes, no debe tardar.

Cuando sentenció la última sílaba, se pudo escuchar un fuerte estruendo provenir de la puerta principal. (Nombre) inmediatamente fue a corroborar qué había causado eso, por lo que cuando se asomó, no pudo evitar reírse con ternura.

Reki estaba tirado en el pequeño pasillo que había para entrar a la casa. Juzgando por su posición boca abajo, la bolsa de las compras elevada para que no se volcara, y una zapatilla a medio quitar, se podía deducir fácilmente que había tropezado con el corto escalón de madera.

Ella se acercó rápidamente para así tomar la bolsa.—Que cálida bienvenida, eh.—se mufó entre ligeras carcajadas, a la vez que ayudaba a su amigo a incorporarse.

Infinidad | Reki Kyan x Lectora ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora