Últimas horas en el hotel y las ansias de poder volver a ver a su amigo se notaba en cualquier acción o expresión que (Nombre) hiciera.
Se encontraba guardando sus pertenencias en la gran valija que descansaba en la punta de la cama. Como una clásica maniática del orden, empezó a acomodar sus cosas horas antes de partir.
Giró sobre sus talones y dirigió la mirada a una pequeña caja que tenía pegado un papel. En este, con un marcador rojo alguien había escrito "para Reki".
Sí, le había comprado un par de cosas a su amigo. Al ver una muñequera con detalles rojizos no pudo evitar pensar en él y su lesión. Cuando hicieron la primera videollamada este se tomó el tiempo en explicar cómo había sido la carrera y qué se lastimó.
Después de que le quitaran el yeso, tenia que tener especial cuidado de no volverse a lesionar, ¿qué sería mejor que una muñequera que se veía genial y mejor, ella se lo había comprado?
A parte de eso, también pudo conseguir una sudadera del mismo diseño que las diez que ya tenia, pero esta era de un nuevo color.
Un agradable verde claro.
La dobló con gentileza y la colocó junto a la caja que dentro tenía otro regalo especial, pero era algo que podrían usar los dos. Un simple accesorio compartido para poder demostrarle a Reki lo mucho que lo apreciaba.
Ella no era alguien de palabras ni tampoco creía que estas hicieran algo. Era fiel creyente de que si uno quiere a otra persona y se preocupa por esta, lo mejor era moverse para darlo a entender.
Aún así se tomaba el tiempo en decirle ciertas palabras de cariño, nunca estaban de más y estas alegraban mucho al pelirrojo.
Llevó una de las manos a su boca para mordisquear débilmente la uña del dedo pulgar. Miraba con atención la caja, pero no pensaba en nada particular. Su mente se encontraba en un monótono color blanco, pero por una razón su estómago se revolvía con nerviosismo.
Un hombre alto con ciertas canas entró a la habitación, cuando (Nombre) se volteó para poder identificarlo, sonrió con cierto alivio.
—Ah, me asustaste, papá.
Kento rió al ver como su hija había palidecido un poco.
—¿Hm? ¿Qué sucede? Te noto nerviosa.
Bueno, por algo era su padre.
—Yo... No sé.—con una expresión de confusión que daba a entender que ella misma no era consciente del culpable de sus nervios, elevó los hombros.
—Déjame adivinar.—se acarició la barbilla de forma pensativa.—¿Reki?
La menor frunció el ceño.
—¿Por qué él tiene que estar metido en todo?
—No lo sé, dímelo tú. Yo no fui el que le compró tres cosas y andaba preguntando qué tanto le gustaría.—burlándose con cierta amabilidad para no ofender a su hija, se acercó a ella.
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Infinidad | Reki Kyan x Lectora ✔
FanficLas mentiras tienen patas cortas, es algo que todo el mundo sabe o sabrá tarde o temprano, ya sea mintiendo o siendo la víctima de aquellas palabras disfrazadas con una falsa realidad. Aún así, nadie se salva de esas palabras engañosas. Todos alguna...